Tras varias entregas de Paisajes de la batalla, para examinar cómo se han visto afectados los distintos sectores por la crisis del coronavirus, el economista Lorenzo Dávila, inicia hoy sus Paisajes después de la batalla, en los que analizará y propondrá ideas para la vuelta escalonada a la normalidad sector por sector



En la situación en que nos encontramos inmersos actualmente con más de 2 millones de casos positivos por COVID19 y más de 120 mil fallecidos[1] a nivel mundial, no resulta sencillo abstraer puntos concretos sobre cómo será la situación post-Covid19 y específicamente cuándo podremos hablar de esta fase.
Si hacemos un ejercicio Top-Down, vemos cómo se plantea el escenario post-Covid19, el cual está supeditado a la capacidad y preparación de los servicios sanitarios de los diferentes países, por tanto, la capacidad de control sobre la propagación del virus en función de las medidas que se han tomado y que se están estructurando, serán fundamentales para identificar la estructura de la fase post-Covid19 en materia económica. Vemos como China actualmente ya está poniendo en marcha parte de su actividad económica, sin embargo, Europa y Estados Unidos se encuentran en fases prematuras del control de propagación, principalmente la economía americana. En Latinoamérica, se están empezando a observar las primeras aceleraciones en las tasas de nuevos casos, característica que marca el fin de la fase de contención reconocida por la OMS.
«Portugal, España e Italia, requieren actuaciones conjuntas como los esperados ‘Corona Bonos’, que no son bien percibidos por el bloque alemán y países bajos»
Este breve marco sanitario, permite estimar que la vuelta a la actividad no será en “V” en todos los sectores y posiblemente en alguno de ellos tampoco lo será en “U”, ya que cada economía dará prioridad a reactivar sus sectores más estratégicos y de peso dentro del PIB, Las economías como la americana y la china, desde distintas corrientes económicas aportarán la liquidez necesaria para reactivar sus sectores estratégicos y mantenerlos a flote incrementando en el endeudamiento privado a costa del aumento del balance de las economías.
En Europa la puesta en marcha será menos eficiente, ya que el entramado burocrático de la Unión Europea, debe atender los requerimientos de sus distintos integrantes, remarcando la clara separación de bloques, por una parte, el sur de Europa, Portugal, España e Italia, requieren actuaciones conjuntas como los esperados Eurobonos ahora denominados Corona Bonos, los cuales no son bien percibidos por el bloque alemán y países bajos.
Latinoamérica, por su parte, sufrirá ya que depende de la reactivación de la demanda de materias primas del resto del mundo, a merced de los organismos multilaterales como el BID, FMI, Banco Mundial, CAF, entre otros y su propia capacidad presupuestaria. La ventaja en Latam es que tienen una visión de aproximadamente 30 días para intentar prevenir una situación de colapso hospitalario, que podría deteriorar seriamente la confianza de la población en sus gobiernos debido a la evidente desventaja que presentan en cobertura sanitaria respecto a Europa y Estados Unidos. En materia de corrupción el destino de recursos en un estado de alerta será también un factor importante que mediará la eficiencia de las políticas, bien sea en las fases de control epidemiológico o cuando se inicie la fase de recuperación.
Otro factor crítico en Latam y África es la precariedad y la informalidad laboral, en donde medidas como el confinamiento de la población excepto los servicios esenciales es poco probable que se cumpla ya que en ciertos estratos económicos el sustento de las familias proviene de su generación diaria de los recursos.
En el Medio Oriente (MENA), los países de la UEA y Arabia Saudita han actuado de manera preventiva para intentar evitar el colapso de los servicios sanitarios, algo que como en Latam, podría traer serias consecuencias para la población, pero como es sabido en UEA hay tres factores económicos a seguir: los bajos costes del petróleo, la caída generalizada del mercado de capitales y el turismo, el cual con las restricciones de movilidad ha caído de forma precipitada.
En lo que hace referencia al petróleo, este ya venía sufriendo tensiones por las diferencias entre la OPEP y Rusia para contener la producción. En estas últimas semanas hemos visto como llego a los 22 USD por barril (Brent) muy por debajo del punto de equilibrio de explotación y con un exceso de oferta de unos 6-8 millones de barriles por día, lo cual supondría grandes pérdidas para aquellas explotaciones alternativas que no estén amortizadas.
«La economía mundial se juega entre el 6% y el 10% del PIB mundial «
Otro problema que se puede presentar es el del almacenamiento: por ejemplo China, aunque ha aumentado su capacidad de almacenamiento de crudo desde 2015 se estima que cuenta con un 50% de esta capacidad para almacenamiento de productos limpios, ya que las refinerías independientes solo refinan lo que prevén colocar en el mercado. Por lo anterior el mercado del petróleo estará muy condicionado a una recuperación con altibajos durante al menos el próximo año, por una combinación de problemas de oferta y demanda. La reducción de actividad en el sector del petróleo y gas también condiciona de manera importante al sector manufacturero en USA, ya que las inversiones en el sector suponen el 5% de la inversión total según datos de 2018 (últimos disponibles).
Previo a la hibernación de la economía mundial a causa del COVID19 las principales economías estaban atravesando un cierto ajuste, aunque mantenía unas previsiones económicas que no invitaban a la euforia, pero se mantenía la confianza, como era el caso de Estados Unidos, Alemania y el sur de Europa principalmente. Pero ante el shock externo sufrido por la pandemia actual, se hace difícil prever cual será el escenario en el que nos encontremos en seis o doce meses, sin embargo, está claro que la economía mundial se juega entre el 6% y el 10% del PIB mundial y que este impacto tomará al menos un año en recuperar entorno al 50%-60% el consumo de bienes duraderos perdido, según un análisis del servicio de estudios del Banco de Santander. En economías donde el sector servicios es relevante como es el caso de España, el peso de este sector puede desencadenar el solo una profunda recesión por el impacto en el empleo y por consecuencia en el consumo.
«Las medidas deben estar dirigidas a asegurar la liquidez de las empresas para los próximos seis meses, para evitar que el impacto en el mercado laboral sea devastador»
Por tanto, las fórmulas de salida de la crisis tendrán un denominador común, que será el apoyo a la economía real por parte de los gobiernos, con liquidez para afrontar los meses siguientes a la reactivación de la economía global, que se espera sea escalonado.
Muy probablemente no comenzando antes de junio y por al menos 18 meses en los cuales seguramente estaremos en presencia de nuevos brotes. La diferencia de la salida de la crisis está en la velocidad con que el aparato productivo se ponga en marcha y aquellas economías con una demanda interna más activa podrán soportar mejor la situación hasta que haya una normalización en materia de comercio internacional y movilidad. Por tanto, las medidas deben estar dirigidas a asegurar la liquidez de las empresas para los próximos seis meses, para evitar que el impacto en el mercado laboral sea devastador dinamitando el consumo interno y abocando a las economías a una profunda recesión. Las medidas fiscales tendrán que planificarse cautelosamente ya que estas pueden comprometer de forma significativa las inversiones de los próximos años, para lo que también hay que tener en cuenta el aumento considerable de los balances de los bancos centrales que se está produciendo a consecuencia de los instrumentos no convencionales.
Inicio aquí una serie de artículos en los que voy a analizar y proponer ideas para la vuelta escalonada a la normalidad sector por sector en los más significativos de nuestra economía conformando estos nuevos “paisajes”, pero ahora, después de la batalla.
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[1] Fuente: EU Open Data Portal