Un estudio de la Universitat Politècnica de València ha señalado que las ciudades españolas han reducido de media un 64% sus emisiones de dióxido de nitrógeno tras las medidas decretadas por el estado de alerta. Para la experta Elena Sánchez-García, esta es una prueba de que se pueden reducir los contaminantes en el aire con medidas como la movilidad sostenible



La Agencia espacial y la NASA lo han ido avisando las pasadas semanas: las medidas adoptadas para detener la propagación del coronavirus están provocando que las emisiones de gases de efecto invernadero se vean reducidas en diversas regiones del mundo, como en China, el norte de Italia e, incluso, en la capital española. Sin embargo, y a pesar de hablar de disminuciones considerables, no se habían aportado cifras concretas.
En este sentido, un estudio desarrollado por investigadores del Centro de Tecnologías Físicas de la Universitat Politècnica de València (UPV) ha mostrado los datos concretos de algunas de las principales ciudades españolas que, según sus análisis, han visto reducidas sus emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2) una media del 64% tras las medidas decretadas para la lucha contra el COVID-19.De las ciudades analizadas, Barcelona, con un 83%, ha sido la más beneficiada por este descenso, seguida de Castellón (76%), Madrid (73%), Alicante (68%), Bilbao (66%), Gijón (65%) y Valencia (64%). Sevilla, con un 36%, ha sido la metrópoli que ha presentado una disminución menos acusada. No obstante, los científicos han destacado que la ciudad andaluza ha sido la que menor concentración de dióxido de nitrógeno presentaba antes de la implantación de las medidas.
“Tal y como se ha comprobado en el caso de Wuhan, o el norte de Italia, nuestro estudio constata cómo las medidas de confinamiento y reducción de actividad económica se han traducido en una clara disminución de la contaminación atmosférica en todo el país”, ha comentado Elena Sánchez-García, investigadora del grupo Land and Atmosphere Remote Sensing (LARS-UPV) del Centro de Tecnologías Físicas de la UPV.
Para la realización del estudio, el equipo de la UPV ha analizado imágenes satelitales de la misión Sentinel-5P, perteneciente al programa Copernicus de la Agencia Espacial Europea (ESA), comparando datos de dos periodos: del 10 al 14 de marzo, por un lado, y del 15 al 20, por otro.
A partir de estos datos, los investigadores han generado una serie de mapas que muestran las concentraciones de dióxido de nitrógeno de las ciudades citadas.
El doble problema de la contaminación
La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), al igual que otras muchas instituciones, han reiterado que la presencia de gases de efecto invernadero, entre los que se incluye en NO2, es perjudicial para la salud humana.
De hecho, según un informe de la AEMA, la polución del aire causó 412.000 muertes prematuras en 41 países de Europa en 2016, un 2% menos que el año anterior. En el caso de España, esas partículas produjeron un total de 34.300 en 2016, con un descenso de 4.300 casos respecto a 2015.
“Altas concentraciones de este gas pueden afectar al sistema respiratorio y agravar ciertas patologías. Además, este gas está relacionado con la formación de lluvia ácida”, ha advertido Elena Sánchez-García.
En el caso de los óxidos de nitrógeno, la UPV ha recordado que estos tienen su origen en las reacciones de combustión a altas temperaturas que se producen principalmente en los vehículos motorizados. El oxígeno y el nitrógeno se combinan dando lugar al óxido nítrico (NO), que posteriormente se oxida parcialmente originando el dióxido de nitrógeno.
Además de los daños en la salud, la contaminación en estos momentos supone una vía de transporte aérea para el coronavirus se propague entre las personas, por lo que su reducción es un punto a favor para frenar el número de contagios en los núcleos de población.
“Las partículas constituyen un sustrato que permite que el virus quede en el aire en condiciones vitales por un cierto tiempo, horas e incluso días”, han informado varios medios italianos al respecto.
“Cuántas más partículas de polvo, más autopistas se crean para los contagios. Las altas concentraciones registradas en el mes de febrero en la Pianura Padana han desencadenado una aceleración de la difusión del Covid-19”, ha afirmado por su parte Leonardo Setti, investigador del departamento de Química de la Universidad de Boloña para la agencia italiana Ansa.
Aprender una lección
Elena Sánchez-García ha comentado que, obviamente, el aislamiento es temporal y no se puede parar ni cambiar toda una forma de vivir de un día para otro, pero ha incidido en la importancia de medidas como la movilidad sostenible para reducir la presencia de gases de efecto invernadero, principal causa del calentamiento global.
Por ello, ha aprovechado el estudio para lanzar un mensaje «al corazoncito» de los ciudadanos y las administraciones, en el que ha advertido que “el contexto actual por sí mismo no regenera el aire, por eso, si cuando salgamos volvemos a hacer lo mismo, tendremos la misma situación de contaminación”.
