El sector hotelero no prevé abrir en la Fase 1 de la desescalada que se inicia hoy, a pesar de poder hacerlo, y esperarán hasta que haya movilidad geográfica, que según el calendario del Gobierno llegará a partir del próximo 22 de junio



El turismo es uno de los pilares de la economía española, donde representa un 12,3% del Producto Interior Bruto (PIB) equivalente a 148.000 millones de euros.
El cierre de las fronteras y de los hoteles decretado el pasado 14 de marzo por el Estado de Alarma, dibuja un escenario de pérdidas que rondarán los 54.000 millones de euros para este año, según la Asociación para la Excelencia Turística, Exceltur, considerando que la actividad pueda empezar a recuperarse a mediados de junio, especialmente para el turismo nacional.
El impacto sobre el empleo en España es proporcional a la evolución del empleo en el turismo -que da trabajo directamente a 2,6 millones de personas– es otra de las grandes incógnitas del sector, en el que actualmente hay en torno a 800.000 personas sometidas a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE).
El cierre de fronteras, la ausencia de turistas internacionales y las restricciones a la movilidad entre provincias, así como las nuevas medidas higiénico sanitarias derivadas de los protocolos de prevención del riesgo de contagios de coronavirus en el sector hotelero han hecho que hayan optado por demorar la reapertura hasta mediados de junio.
Hoy 11 de mayo once comunidades autónomas, junto con las ciudades de Ceuta y Melilla y algunas zonas de Andalucía y Cataluña han entrado en la Fase 1 de la desescalada para reactivar algunos sectores económicos tras ocho semanas de confinamiento decretados por el Estado de Alarma, entre ellos la reapertura de los hoteles y establecimientos turísticos, aunque queda prohibido el uso de las zonas comunes.
Sin embargo, los desplazamientos, en principio, siguen restringidos a la misma provincia de residencia hasta la Fase 3, inclusive, la última antes de pasar a la «nueva normalidad», en la que se permitirán los viajes interprovinciales.
El secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), Ramón Estalella, ha señalado en declaraciones a los medios de comunicación que los establecimientos no abrirán porque no hay posibilidad de movilidad geográfica y, por tanto, de tener clientes. En su opinión, con independencia de las fases de desescalada, «lo más importante para el sector es que haya movilidad geográfica tanto a nivel nacional como internacional».
Salvo excepciones y solo para dar servicio a profesionales que necesitan únicamente alojamiento, el sector hotelero se prepara para una temporada de verano a medio gas, donde la necesaria convivencia con el coronavirus, hasta que aparezca la vacuna para le enfermedad del COVID-19, impone cambios en los protocolos de atención y en las propias instalaciones hoteleras para garantizar las máximas medidas de prevención tanto para los empleados como para los clientes, según indica a El Ágora el director del Instituto Tecnológico Hotelero, Álvaro Carrillo.
Para Carrillo esta temporada, y a expensas de cómo evolucione la pandemia de cara a la reapertura de las fronteras para poder recibir turista extranjeros, será una temporada donde el turismo de proximidad sea lo que prime. Un turista con menor capacidad de gasto, por la crisis económica y la incertidumbre derivada del parón de la economía y el desempleo y un sector que tiene que incurrir en costes adicionales para adaptarse a las nuevas normas higiénico-sanitarias.
El Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) ya tiene validado por el Ministerio de Sanidad y la Secretaria de Estado de Turismo el protocolo permitirá a los hoteles planificar su reapertura tras diseñar e implantar un plan de contingencia para la prevención de riesgos frente al Covid-19.
El documento ha contado con las aportaciones de algunas de las grandes organizaciones empresariales del sector hotelero, Meliá, Riu, NH y paradores y también ha sido consensuado con los sindicatos y la Asociación Española de Servicios de Prevención Laboral, se ha desarrollado bajo el concepto de que cada establecimiento desarrolle su propio plan de contingencia, que debe cumplir unos mínimos que han quedado establecidos.
Abarca cuestiones como el funcionamiento de los diferentes departamentos, así como la limpieza y desinfección de todos los espacios y mobiliario del hotel y su oferta complementaria (restaurantes, salones, gimnasio, spa, etc.).
Carrillo afirma que el protocolo identifica puntos críticos y no obliga a la implantación de nuevas tecnologías para que las pautas propuestas puedan ser aplicables a cualquier tipo de alojamiento turístico; eso sí, «el estricto control de aforos, el respeto de la distancia social y las medidas de desinfección cambiarán la visión hotelera a la que estamos acostumbrados».
Una de las claves para el sector en la «neorealidad» es el control de aforos, check-in online para no tener que esperar en la recepción, incluso para no tener que pasar por ella como ya hemos asimilado con los billetes de avión, apunta Carrillo, y mucha señalética, carteles informativos para huéspedes y personal, marcas en el suelo de la recepción como las ya nos hemos acostumbrado a ver en los supermercados y vigilancia para que estas medidas de distancia se cumplan.
Utilizar guantes, mascarillas y dispensadores de gel hidroalcohólico, manuales u ópticos, por todas partes, será imprescindible y “aunque parezca sencillo va a cambiar los procedimientos y, en muchos casos, a encarecerlos porque vamos a ser menos eficientes. Un empleado solo va a poder atender a un único cliente a la vez, no vamos a poder ir varias personas en el ascensor, tampoco ir todos juntos al restaurante, ni a la piscina”, explica el director del ITH.
Desde el instituto Tecnológico Hotelero ven en esta reapertura la oportunidad de incorporar a la operativa hotelera nuevas tecnologías como robots, cámaras termográficas que miden la temperatura a distancia, check-in online o cámaras volumétricas con reconocimiento biométrico «pueden ser de gran ayudad y muchas se quedadrán pero hoy por hoy no puededn ser obligatorias».
«Los hoteles post covid tendrán que renunciar a los elementos de decoración superflua, jarrones de flores, mesitas, cojines porque de lo que se trata es de minimizar riesgos para dar las mayores garantías de seguridad sanitaria a los clientes» destaca Carrilo ya que cada vez que una persona toca algo, o existe la más mínima posibilidad de que lo haya tocado, se tiene que desinfectar en profundidad.
El protocolo consensuado entre el Gobierno y el sector determina incluso que todas las toallas, colchas, mantas, almohadas estarán precintadas en bolsas de plástico y la ropa de cama, la lencería y todos los textiles que encontraremos en nuestra habitación habrán sido lavados a más de 60 °C, explica.
Se evitará la entrada de personal e las habitaciones durante la estancia. El servicio de habitaciones se dejará en la puerta y el personal de limpieza seguirá un protocolo especial para la manipulación de la ropa de cama usada y la lencería, que evitarán sacudir y no dejar en el suelo y que serán retiradas dentro de bolsas precintadas.
Aunque las piscinas no se abrirán hasta la fase 3 ya está demostrado que el baño en agua clorada es casi un desinfectante frente al virus, pero en las zonas comes será vital controlar distancias de seguridad y protocolos de desinfección.
El buffet también se verá modificado, deberá ser asistido, con los alimentos separados por una mampara del cliente, se impondrán las mono dosis individuales o el servicio directamente en mesa.
Carrillo se queda con un mensaje positivo, «si bien a corto y medio plazo tendremos que convivir con el virus y adaptarnos con una temporada inicial centrada en el turismo nacional a la larga el sector hotelero español demostrará su liderazgo internacional con una gran capacidad de resiliencia y saldrá reforzado haciendo que esto quede en el recuerdo».