Si os interesa un cruce entre Mad Men y Superagente 86 con acento francés que deja por los suelos a los servicios de inteligencia del país vecino, no os perdáis esta serie sobre espías tremendamente ineptos
En nuestra rotación semanal de series para la cuarentena en el digital El Ágora ha llegado el turno del jueves y nuestra puerta se abre para las ficciones europeas y de otros países menos habituales. Francia ya había visitado antes nuestro rincón con El pequeño Quinquin y hoy vuelve para recomendaros A Very Secret Service, el nombre con el que esta disponible en nuestro país el original Au Service de la France.
En este punto quiero hacer constar que las hipotéticas razones por las que traducen al inglés el titulo de una serie francesa para su estreno en España, parecen un primer gag involuntario de la serie.
El titular define a la perfección las intenciones de la serie, una mezcla improbable entre la elegancia y el estilo sesentero de Mad Men en un entorno de espionaje bastante patillero y burocrático, incluyendo toques del Superagente 86 y donde es mas importante que los informes tengan doble tampón de sellado que el propio resultado de la misión.
André Merlaux es un joven becario que se incorpora en el año 1960 a los servicios de espionaje franceses. Va a ser formado por una tropa de espías más preocupados en divertirse y pasárselo bien que en trabajar en lo suyo.
El pobre novato se ve metido en todos los conflictos franceses de esa apasionante época, como la guerra de Argelia, aunque desde un punto de vista bastante disparatado y completamente incompatible con la grandeur de Francia.
A very Secret Service utiliza el contexto histórico para desdramatizar la supuesta heroicidad de los elogiados servicios secretos franceses, precisamente en una época marcada por los procesos de independencia de muchas de sus colonias africanas, con unas misiones especiales por todo el mundo donde la ineptitud de los agentes y sobre todo de sus jefes es el principal nexo de unión.
Si a eso le añadimos la condescencia, racismo y superioridad despreciativa con que los servicios secretos tratan a los mandatarios africanos y musulmanes, tenemos el caldo de cultivo para una comedia de altos vuelos.
Como en toda organización repleta de inútiles e ineptos, se produce un consenso mutuo entre todos sus integrantes para no remover las aguas y ocultar de esta manera todos sus trapos sucios y chanchullos de todo tipo con su supervivencia en el escalafón como preocupación principal.
Nuestro guía por los servicios secretos serán los ojos del recién incorporado André Merlaux, que entra completamente ilusionado para estar al servicio de Francia, como indica el título original, para toparse con una realidad que le deja perplejo y estupefacto al torpedear todos sus esfuerzos por hacer las cosas correctamente, pero que nunca es la más conveniente para los intereses de sus jefes.
Es probable que te suene la cara de Hugo Becker, el protagonista de la serie por haber participado en la serie española Bajo Sospecha o posteriormente en el gran éxito francés que ha sido Baron Noir, Becker cumple perfectamente como el pardillo que es lanzado en medio de una jauría de lobos burócratas, dispuestos a todo para no perder ni un ápice de su poder gubernamental.
No es habitual en Francia el formato de comedía corta de 20-25 minutos que es el que utiliza A Very Secret Service, pero por lo menos sirve para enmascarar mejor una cierta irregularidad, donde es capaz de alternar momentos brillantes de gran ironía con algunos chascarrillos dignos del humor francés más casposo.
Si os interesa este cruce tan improbable entre Mad Men y Superagente 86 con acento francés, y moveros por las antípodas de la excelente serie de espías franceses que es Oficina de Infiltrados, tenéis sus dos temporadas de doce episodios cada una, disponibles en Netflix, por lo que os dejo con su trailer para cerrar el artículo.
A Very Secret Service está disponible en Netflix.
