¡A lavarse las manos! ¿Y el agua? - EL ÁGORA DIARIO

¡A lavarse las manos! ¿Y el agua?

En la práctica totalidad de las ciudades mexicanas, el agua de las llaves no es potable y las viviendas cuentan con dispositivos de almacenamiento de agua ante la falta de disponibilidad del recurso. En la alerta sanitaria que estamos viviendo, donde el lavado de manos es la mayor defensa ante el virus, se ponen de manifiesto las deficiencias de un servicio en un país que adolece de seguridad hídrica


La principal recomendación que se ha hecho en estos tiempos de pandemia, es lavarse las manos muchas veces al día, por dos minutos, restregando dedos, uñas, palma y dorso de la manos con jabón, ya que el virus es altamente sensible al jabón. Y se transmiten los videos del proceso una y otra vez.

¿Era agua limpia la utilizada?, ¿agua potable? ¡Claro! Otra cosa no tendría sentido ¿verdad?

Seguramente millones de mexicanos quisieran tener ese volumen de agua utilizado en el lavado de manos, para beber y sus apremiantes necesidades. ¿O pretenden que deban lavarse las manos con agua embotellada? En la prácticamente totalidad de las ciudades mexicanas, el agua de las llaves no es potable.

En las encuestas realizadas por INEGI en 2014 y 2017, en paralelo con sus encuestas nacionales sobre hogares, por encargo de CONAGUA y con el diseño y supervisión del Instituto Nacional de Ingeniería de la UNAM, los datos arrojados señalan lo que de manera anecdótica sabíamos: los servicio de agua potable en el país no son buenos en su enorme mayoría y ciertas deficiencias son graves y muy evidentes.

El 95% de las viviendas cuentan con algún dispositivo de almacenamiento de agua y el promedio de dispositivos en las viviendas es de 1.7, lo que significa que la enorme mayoría cuentan con dos o más dispositivos de almacenamiento, lo que respalda el resultado de que menos de la mitad  de las viviendas recibe agua diario, aunque sea por horas. Los dispositivos de almacenamiento, cumplen una función reguladora para asegurar a las familias la disponiblidad de agua. Lo que por otro lado oculta la evidencia de continuidad del servicio durante las 24 horas del día en el caso de recibirlo diario. Datos de la primera encuesta arrojan que menos del 15% de la población recibe servicio en forma continua durante las 24 horas del día.

Pero la existencia de la regulación de la disponibilidad de agua conlleva el cuestionamiento de su calidad, lo que se refleja en el consumo de agua embotellada en el 78% de las viviendas. El consumo de agua embotellada se da porque consideran en su enorme mayoría, que el agua embotellada no es riesgosa o porque no tiene sabor y olor. Contrario a lo que perciben en el servicio de agua seguramente.

Depósito de agua en una vivienda.

Estoy convencido de que, un buen servicio de agua potable tiene que ser de 24 horas, los siete días de la semana. No hay alternativa, cualquier otra cosa no es un buen servicio. Y no se trata solamente del prurito de ser perfeccionista. El análisis del tema lleva a que plantearlo como un objetivo serio, deriva en ser el eje de toda la operación del sistema, hasta impactar en la cultura urbana, social y arquitectónica de la población.

Desde el punto de vista puramente técnico, prácticamente toda la tubería utilizada en los sistemas de agua potable del país, es hermética de adentro para afuera cuando está cargada de agua y existe presión interior, pero no lo es cuando la tubería se vacía, ya que se genera una presión inversa que hace que las juntas de los tubos trabajen en sentido contrario y permitan la entrada de cualquier líquido del exterior. Y esto no es un secreto ni mucho menos, es un conocimiento general. Inclusive en los casos de usarse tubería soldada, que pudiera resultar hermética incluso de afuera para dentro, al crearse el vacío en las tuberías cuando se suspende el servicio, es evidente que el aire tiene que entrar a las tuberías y que lo hará a través de cualquier fisura o de las propias tomas domiciliarias, incluyendo las piezas especiales de los cuadros de conexión domiciliaria que no guardan la misma hermeticidad.

«La población mexicana gasta por familia más por el agua embotellada que consume, que por el servicio de agua potable»

Podríamos decir entonces que la falta de un servicio continuo, aunque fuera diario tandeado por horas, resulta en la prácticamente imposibilidad de garantizar la calidad del agua que se está entregando a la población. El tandeo, o sea el servicio prestado por horas o por tandas, a sectores diferentes de la población, no siempre resulta en un proceso regular, lo que determina la necesidad de los domicilios de contar con almacenamientos propios de agua que cumplan el efecto regulador del servicio. De las encuestas mencionadas sobre la opinión del servicio de agua potable en todo el país a través del INEGI, uno de los resultados obtenidos fue que en el lapso transcurrido entre una y otra, aumentó el número de viviendas con depósitos propios de agua e incluso aumentó el número de viviendas con más de un depósito propio de agua, esto es tener cisterna además de los tinacos en las casas.

El resultado ha llevado a que México sea una de los países con mayor consumo de agua embotellada, generando una carga económica sobre la población que no confía en los servicios públicos de agua potable. Las encuestas citadas, arrojaron también resultados que establecen que la población gasta por familia más por el agua embotellada que consume, que por el servicio de agua potable, aun cuando la cantidad que reciben es desproporcionadamente mayor y es indispensable para todos los usos domiciliarios. Pero no confían en la calidad del agua suministrada.

Vista de la ciudad de Chilpancingo, Guerrero (México). | Imagen: Jessica Leyva

Es verdad que diversos organismos en el país han trabajado duramente en la desinfección del agua potable, pero tinacos, cisternas y tandeo cuestionan la calidad resultante. El problema es mucho más grave si se tiene en cuenta que el medio rural y muchas ciudades enfrentan problemas mucho mayores. Ciudades como Chilpancingo, en Guerrero, tienen amplias zonas de la ciudad que reciben el servicio durante horas, en períodos que rebasan la semana. En casos extremos el servicio lo reciben por horas cada 20 días.

Lavarse las manos varias veces al día por dos minutos, sería un sueño para muchos mexicanos. Durante la epidemia de cólera en América Latina en los 90s,  CONAGUA promovió el uso masivo de cloro y elevar los niveles de cloro en el agua, fue uno de los factores importantes para detener la infección. Desconozco el efecto sobre el virus actual por lavarse las manos con agua no potable, pero no cabe duda, que no garantizar la potabilidad del agua, debe generar una población con mayor riesgo de contraer cualquier infección.

Estas y otras deficiencias, incrementan el riesgo del impacto de la pandemia en México. Las instituciones y la población tienen que avanzar aceleradamente en solucionar múltiples factores sobre la salud, que seguramente afectarán la lucha contra la pandemia.


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