Vuelve la aventura espacial a EEUU: SpaceX lanza su primera misión tripulada - EL ÁGORA DIARIO

Vuelve la aventura espacial a EEUU: SpaceX lanza su primera misión tripulada

SpaceX, la empresa aeroespacial del magnate Elon Musk, lanza hoy su primera misión tripulada al espacio. Un acontecimiento que alienta el orgullo americano en medio de un panorama polarizado y pesimista y que contará con la presencia del presidente Trump


Si la ambición fuera un motor, ¿cuáles serían sus partes? ¿Qué elementos formarían la alquimia de la voluntad y el deseo de conquista? El novelista Joseph Conrad identificó los dos más importantes: el idealismo y la egolatría. Dos fuerzas que solo funcionan cuando van de la mano. Si no, escribió Conrad, “cada una por separado sería desastrosa para nuestras ambiciones”.

Idealismo y egolatría conviven en la figura de Elon Musk, el empresario que está a punto de completar una fase nueva de su ambición: una de las compañías que dirige, SpaceX, va a lanzar hoy al espacio su primera misión tripulada. Dos astronautas de la NASA partirán a bordo del Crew Dragon, desde el Kennedy Space Center, a las 4:33 de la tarde hora de Florida: las 22:33 hora central europea. Si la misión tiene éxito, marcará el inicio de la colaboración público-privada en la era espacial.

Foto: Twitter/@Fredy_Espaa

“Esta es una nueva generación, una nueva era de los vuelos espaciales”, dijo el administrador de la NASA, Jim Bridenstine. “Las inversiones que hemos hecho en SpaceX y las inversiones que ha hecho SpaceX han tenido como resultado algo que será muy beneficioso: no solo para la exploración humana del espacio, sino beneficioso para la economía”.

La importancia de la misión, que llega casi una década después de que la NASA mandara por última vez gente al espacio desde EEUU, se refleja en los asistentes al lanzamiento. El presidente del país, Donald Trump, estará presente, como también el vicepresidente, Mike Pence, y una buena parte de la flor y nata política y empresarial norteamericana.

Foto: Twitter/ @MysteryPlanet

El banco Morgan Stanley ha recomendado a sus socios que presten mucha atención al acontecimiento, ya que puede abrir oportunidades de negocio en el futuro. SpaceX no es la única empresa privada que invierte en exploración espacial. Blue Origin, fundada en el año 2000 por Jeff Bezos, trabaja en desarrollar viajes privados al espacio por un coste asumible: igual que Virgin Galactic, del magnate Richard Branson. Es lo que se conoce como “la carrera espacial de los milmillonarios”.

El consejero delegado de SpaceX, Elon Musk, supervisará el lanzamiento desde el puesto de control de la base. Un escalón más en su objetivo declarado de convertir al ser humano en una “especie interplanetaria”.

Han pasado muchas cosas desde que este enclenque niño sudafricano viniese al mundo en la Pretoria del Apartheid, hace 48 años. El pequeño Musk era tan silencioso e introvertido que sus padres temían que fuera sordo. Sus compañeros de colegio se metían con él, lo perseguían en grupo y una vez lo enviaron al hospital. Lo tiraron por unas escaleras y luego le dieron una paliza. Lo golpearon tan fuerte que Musk perdió el conocimiento.

El futuro consejero delegado de SpaceX y Tesla, cofundador de todo tipo de empresas tecnológicas y 31ª persona más rica del mundo, se refugió en los libros de Isaac Asimov, Douglas Adams y William Golding. Con 9 años se leyó la Enciclopedia Británica y en la adolescencia se puso con Nietzsche, Schopenhauer y las biografías de grandes hombres. “Me criaron los libros. Los libros, y luego mis padres”, declaró en 2017.

El idealismo contenido en estos libros sobre civilizaciones extraterrestres, hallazgos y cuestiones existenciales se mezcló con una temprana obsesión por el emprendimiento. El primer negocio de Elon Musk y sus primos fue la venta de caramelos por los barrios ricos de Pretoria. A los 12 años diseñó un sencillo videojuego de naves espaciales al que se puede jugar aquí  y con el que ganó 500 dólares. A los 16, él y su hermano estuvieron a punto de abrir un pequeño salón de videojuegos, pero las autoridades se lo prohibieron por ser menores de edad.

Elon Musk. Foto: Twitter/ @TheRed_Shadow

El adolescente Musk se mudó a Canadá y luego a Estados Unidos. En 1995, después de haberse licenciado en Física y Economía, y de haber sido becario en Silicon Valley, dejó sus estudios de doctorado en Stanford para montar su primera empresa oficial, Zip2 Corporation, que sacaría jugo al temprano auge de internet.

Su carrera desde entonces ha sido una danza entre esas dos fuerzas, el idealismo y la egolatría, que siguen combinándose en el motor interno de Musk.

En la mejor tradición de Richard Branson, que con sus aventuras rocambolescas y sus récords Guinness se ha ahorrado decenas de millones de dólares en publicidad, o de Donald Trump, que sin gastar un céntimo absorbe toda la cobertura mediática con una ocurrencia, Elon Musk ha llegado a dominar el arte de la atención.

Cada pocos días o semanas, un tuit o un anuncio suyo lo pone de golpe en las portadas. “Liberad a América ahora”, tuiteó, en mayúsculas, a finales de abril, en rechazo a las políticas de confinamiento contra la pandemia. Musk se ha enzarzado a insultos varias veces y sus elucubraciones sobre el precio que deberían de tener las acciones de Tesla han añadido o borrado decenas de millones de dólares de valor a la compañía, y le han granjeado problemas judiciales.

El fumador de marihuana y padre de seis hijos, el último bautizado como X Æ A-XII, luego ajustado a X Æ A-12, dijo hace unas semanas que renunciará a sus posesiones materiales y que desde ahora vivirá de alquiler.

Estas ocurrencias, que son inmediatamente recogidas por miles de medios de comunicación, van a la par que los avances de Tesla y SpaceX.

La automovilística eléctrica se ha convertido en la empresa más valorada del sector en Estados Unidos, por delante de Ford o General Motors. Sus coches se han vuelto más populares entre los ricos que los Mercedes o los Jaguar, y sus desafíos de producción, presentados por Musk como una cruzada estajanovista, son otro suculento relato mediático.

Esta combinación de idealismo y egolatría ha hecho de Musk, a partes iguales, un charlatán detestado y un genio considerado como “el nuevo DaVinci”: un hombre que esta noche pondrá a prueba sus ambiciones, una vez más, frente a la mirada de Estados Unidos y de buena parte del mundo.

La nave tiene capacidad para siete personas y funciona con pantallas táctiles que se pueden manejar con o sin guantes. Los trajes de astronauta, diseñados por SpaceX, lucen un diseño limpio y optimista, como de los años sesenta: bien podrían estar en la cándida portada de un ejemplar de Crónicas Marcianas. El cohete que llevará al Crew Dragon al espacio, el Falcon 9, es reutilizable: planea volver a aterrizar de pie en una plataforma del Océano Atlántico.

Foto: Twitter/ @SomosTechBros

La misión, además, ahorrará dinero a la NASA. En los últimos años el Gobierno de EEUU ha tenido que pagar a Rusia 80 millones de dólares por cada astronauta suyo que partía en una Soyuz. SpaceX se lo deja en 55 millones de dólares. Pero sobre todo está la vertiente simbólica: “Estoy orgulloso de lo que vamos a conseguir y de volar otra vez en un cohete americano desde suelo americano”, declaró a la CNN uno de los dos astronautas, Ben Behnken.

La misión se realiza en medio de una pandemia mundial: un momento en el que solo Estados Unidos ha perdido casi 100.000 de sus ciudadanos, según las cifras de la Universidad de John Hopkins. Una época de polarización y pesimismo en la que esta resurrección de la “Edad Heroica”, como se conocen los años de la carrera especial, puede alumbrar por una tarde los hogares americanos.

“Nuestro país está pasando por un periodo difícil”, dijo Jim Bridenstine, de la NASA. “Pero este es un momento único, donde toda América puede tomarse un minuto y ver a nuestro país hacer algo impresionante otra vez”.


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