“Este verano han cerrado un bar y una tienda. Estamos temblando con la despoblación”. Quien habla es una mujer que no quiere dar su nombre. Prefiere ser, dice, una ciudadana anónima, una más con los mismos derechos que cualquier otro, sea este de ciudad o de pueblo. A pesar de que la localidad en la que vive, Almendral de la Cañada, cuenta todavía con más de 300 habitantes, comparte unas dificultades comunes con otras zonas escasamente pobladas.
Su familia gestiona una pequeña empresa y una ganadería de vacas en extensivo: “Con las vacas seguimos porque nos gusta, pero cada vez es más difícil de mantener. Este año se está complicando por la sequía. Eso nos obliga a comprar piensos y los costes se nos disparan. Y que no tengan para beber es aún peor. La administración nos obliga a hacer los trámites de forma telemática, pero con la conexión de aquí lo que serían cinco minutos, te lleva una media hora”, continúa.
La falta de servicios como médico y farmacia, infraestructuras o de internet de buena calidad forman parte de las reivindicaciones más comunes que se hacen en la España rural. Ahora con el nuevo Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos, la desigualdad demográfica se coloca en el lugar más alto de la agenda política. El ministerio de Transición Ecológica, que dirige Teresa Ribera, asume este reto y hereda las competencias que hasta ahora correspondían al Comisionado del Gobierno frente el Reto Demográfico, una institución creada en enero de 2017 en Consejo de Ministros. Lo hace, además, en forma de vicepresidencia cuarta.


“La despoblación va más allá del problema demográfico, se trata de una crisis del territorio y es transversal a muchos ministerios. También tiene que ver con el envejecimiento y con la descapitalización territorial causada por la pérdida de los saberes locales y la economía. A esto se suman las consecuencias sociales derivadas de la pérdida de población activa y de emprendimiento. Y por supuesto, se generan problemas medioambientales: la falta de gestión del territorio favorece los incendios forestales y la disminución de los pastos. Todo esto genera desigualdades. Que haya una coordinación es importante”, opina Mercedes Molina, catedrática emérita de Geografía Humana de la Universidad Complutense de Madrid y una de las grandes autoras sobre el medio rural.
En España es una realidad de sobra conocida que en el 30% del territorio se concentran al 90% de la población. Desde 2011, el 80,2% de los municipios (6.516) están perdiendo habitantes. De estos, casi 4.000 tienen menos de 1.000 vecinos. Estos datos demuestran que el fenómeno de la despoblación, encima, se ha acelerado en la última década.


“El Gobierno desarrollará la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico, de lucha contra la despoblación, de conectividad y de apoyo a la población joven con el fin de extender el conjunto de los servicios públicos del bienestar a toda la ciudadanía. Durante mucho tiempo hemos estado engañados por una especie de ilusión óptica pensando que lo progresista, lo moderno, era abandonar el campo y venir a la ciudad, cuando en realidad las condiciones de vida, el equilibrio, su contribución al conjunto de la riqueza nacional en forma de servicios ecosistémicos y de custodia del territorio debía haber sido reconocida con la dignidad que corresponde”, explicaba Ribera en el acto de toma de posesión de su cartera como vicepresidenta cuarta del Gobierno.
Smart y rural
“No vale con llorar. Hay dos cosas que deben terminar, porque si no, no habrá salida. La primera es acabar con la fase de diagnóstico. Otra es cambiar de actitud y empezar a confiar en nosotros mismos. En algunos pueblos hay una mentalidad excesivamente conservadora y a veces no se abraza a la gente que llega con una solución”, decía hace unas semanas Manuel Campo Vidal, fundador de la Red de Periodistas Rurales, durante la III Feria de la Repoblación (Presura) celebrada en Soria.
Cuando se habla de emprendimiento a veces tendemos a imaginar espacios de coworking o programas de aceleración, pero si hay un caldo de cultivo de ideas imaginativas y valientes este no está en la ciudad, sino en el campo. Así lo demuestra el G100, un grupo de 50 hombres y 50 mujeres que se han propuesto revitalizar el mundo rural a base de ingenio y nuevas tecnologías. Una forma de plasmar lo que ellos entienden como nueva ruralidad del siglo XXI, a pesar de que el punto de partida sean localidades envejecidas, masculinizadas y pierdan habitantes.
Sus propuestas van desde crear un Uber rural hasta un “ruralista”, un servicio de búsqueda y oferta de pisos online para quien esté buscando dónde vivir en el campo. Incluso quieren trabajar en un modelo de cesión de tierras que garantice el acceso a montes abandonados para quien quiera trabajarlos, sin que los dueños pierdan su titularidad sobre los mismos. Y el asunto no es baladí, porque se necesita primero conocer y ordenar la información sobre terrenos, derechos, pastos y otros bienes…


Todo se empezó a gestar hace un año en Soria (una de las zonas cero de la despoblación peninsular) y a día de hoy algunos de los 12 prototipos que idearon están a punto de ver la luz, como el servicio de Uber rural. “Durante este tiempo se han realizado las encuestas a la población de las localidades afectadas para ver exactamente cuáles son las necesidades y están a punto de acabar la aplicación que permitirá pedir el servicio online a sus habitantes”, explica Roberto Ortega, portavoz de la Feria y del espacio de coworking ‘El Hueco’ donde se fraguó el G-100. Su idea inicial es crear una especie de libro blanco o catálogo de la repoblación, que sirva de punto de partida para que cada pueblo genere desde él su propio modelo.
La catedrática de Geografía Humana, Mercedes Molina, está de acuerdo en que la primera acción que debe abordarse ahora que hay una vicepresidencia es jerarquizar y ver el potencial de cada zona. “Toda la España interior está despoblada, pero cada territorio tiene unas capacidades. Si las zonas rurales son un “problema” también son un recurso y más con la transición ecológica. Esta no puede darse sin un cambio en el modelo productivo. La crisis territorial empezó por un cambio en el modelo productivo y de empleo porque se concentró todo en las ciudades, pero ya hemos visto que eso ha generado problemas de contaminación en las urbes y desertización en las zonas abandonadas. Ahora hay que cambiar todo empezando por la estructura energética. Por otro lado, los consumidores queremos cada vez productos de calidad y que no viajen tanto. También buscamos otro descanso y le estamos dando cada vez más valor a la naturaleza. Hay mucho potencial en las ciudades intermedias y en las zonas rurales”.
La transición ecológica
Si hay un ejemplo perfecto para ilustrar que el mundo rural va más allá del sector agroecológico este es Gotarrendura. Esta localidad de Ávila cuenta con 161 empadronados y es un punto de encuentro histórico entre el camino de Santiago, la ruta de Santa Teresa de Ávila (todo apunta a que la santa nació aquí) y el cortejo fúnebre de Isabel la Católica. Sin embargo, la historia continúa marcando hitos, porque desde 2011 es la localidad española más pequeña en contar con la distinción de Ciudad de la Ciencia y la Innovación.


La alcaldía lleva casi dos décadas abierta a la experimentación de todo tipo de proyectos pilotos e instalaciones renovables. Cuenta con huertos solares, paneles y aerobombas para alimentar de agua las casas desde los pozos y hasta un albergue para peregrinos con cristales fotovoltaicos. “No somos cien por cien autosuficientes pero estamos en ello”, dice María Yolanda de Juan López, alcaldesa de la localidad. Por aquí han pasado pruebas de aerogeneradores sin aspas y otros verticales de emprendedores como Vortex Bladeless, porque como dice su portavoz “todo el que tenga un proyecto es bienvenido. Necesitamos servicios para fijar la población. Tenemos una laguna para ver pájaros aquí al lado, un albergue para peregrinos que podría usarse para muchas cosas… Se necesitan ideas y emprendedores que estén dispuestos a vivir aquí. Pero también hay mucha desconexión y faltan canales de comunicación con la ciudad para que se vea qué necesitamos”, dice la alcaldesa.
La apuesta por la innovación forma parte del ADN de esta localidad tanto como la lucha por mantener la población. La escuela ha estado a punto de cerrar nuevamente en 2019. Ya lo estuvo durante los 90, porque no había niños. Sin embargo, con las renovables se abrió nuevamente el cole en 2004. Pare este curso han conseguido nuevamente capear el cierre, gracias a la llegada de dos nuevas familias con niños en edad escolar, una de ellas refugiada. “Ahora hay cinco niños en el cole, de los tres que había empadronados en junio y se han creado dos puestos de trabajo para los padres de una de las familias”, dice de Juan.


La brecha digital
“Hay una serie de elementos que se necesitan para el desarrollo como la digitalización. Hace tres años se hablaba de digitalizar la población y se llevó internet de alta velocidad a las ciudades, pero se trata de digitalizar el territorio. Un pilar importante para la repoblación son las personas; hay que empoderarlas para que puedan actuar de forma proactiva. Falta vivienda asequible, pero el tema de servicios es importante. Llevar todos a todas las poblaciones no es viable, pero quizá a través de empresas sociales sea posible llegar donde la administración no puede”, afirma Sara Bianchi, coordinadora de la Red de Áreas Escasamente Pobladas del Sur de Europa, un organismo que unió a las Confederaciones de Empresarios de Soria, Cuenca y Teruel hace seis años y a la que se han ido sumando los grupos de acción local de estas provincias. De hecho, las tres son las únicas de España que han sido reconocidas por la UE como despobladas, es decir, que tienen menos de 12,5 habitantes por km².
Medidas fiscales ¿sí o no?
Una de las medidas con las que periódicamente se especula es con la posibilidad de hacer rebajas fiscales, porque no es lo mismo facturar o vivir en Madrid que en un pequeña localidad. Pero ¿son efectivas?
La alcaldesa de Gotarrendura tiene claro que no es el camino. “Lo que pedimos a la vicepresidencia es que baje a preguntarnos; a hablar con nosotros y ver qué necesitamos, porque hay mucha falta de comunicación. No queremos subvenciones, pero necesitamos inversores porque lo que fija población en un lugar es el trabajo.
Molina por su parte opina: “Soy partidaria de dar facilidades a los inversores y emprendedores más que una fiscalizad general, porque eso no fija población”. Desde la Red, Bianchi coincide: “Estas medidas fiscales dan resultados a corto plazo, pero acompañadas de otras como dotar de banda ancha a las zonas rurales y el desarrollo de renovables. Se trata de repoblar pero también de crear territorios competitivos”.


El modelo escocés
La Red a la que Bianchi representa viajó en 2017 a las Tierras Altas de Escocia para analizar cómo ha hecho la región para aumentar su población hasta un 30% en las últimas décadas. “Lo primero que encontramos fue una estrategia integral a medio y largo plazo. Existe una agencia que coordina todas las acciones a nivel local y estatal. No significa que se tenga que hacer así en España, pero lo que decimos es que las medidas no pueden ser parceladas y que hay que conocer el territorio. Se han dado casos como prometer bajar la cuota a los autónomos en estas zonas si estos hacían las gestiones de forma telemática, pero no se ha tenido en cuenta que muchos territorios en España no tienen buena conexión. Se necesita una estrategia muy clara sobre despoblación a medio y largo plazo, porque no se pueden resolver estos problemas en una legislatura”.
Reconectar campo y ciudad
El futuro está en el campo, una por salud y otra por medio ambiente o así lo ven desde Presura: “Lo detectamos en cada feria. Cada vez hay más gente agobiada de vivir en las ciudades, invirtiendo casi todo lo que ganan en vivienda, a las que les cuesta ir al médico por las colas, que respiran aire contaminado y que se trasladarían a vivir a otro sitio más pequeño y cambiar así su experiencia de vida”, dice Ortega.
Por otro lado, están las pequeñas localidades, cuyo principal problema es que no hay gente (de ahí se derivan el resto de problemas). Y se trata para empezar de eso, porque a pesar de la imagen que nos ha transmitido el cine en cintas como”Vente a Alemania, Pepe”, estos territorios son una constante sorpresa. “En estas localidades eres alcaldesa, madre, a veces alguacila… un poco de todo. Parece muy tranquilo pero aquí en Gotarrendura cada día es una aventura”, exclama de Juan.
A quien se le pregunte coincide en recibir con positividad la presencia del problema de la repoblación a tan alto nivel, aunque los expertos se muestran cautos hasta ver cómo se va actuar y cuáles serán las soluciones del Gobierno. “Lo primero que habría que hacer es dotar de servicios, estableciendo prioridades por territorios. Después se han de establecer las medidas a medio y largo plazo, que tienen que ser presupuestadas y jerarquizadas. Hay que ocuparse de las comunicaciones y resolver los problemas de la brecha digital, pero también establecer infraestructuras de transportes jerarquizadas. Hay mucho AVE y, sin embargo, hemos perdido conexiones interterritoriales. Hay que planificarlas bien para dotar a los territorios de competitividad, porque estas por sí solas no dan el desarrollo, pero su ausencia lo limita mucho. Es necesario un mercado de la tierra y que se den facilidades a los jóvenes, las mujeres y los parados de larga duración para trabajar; potenciar el emprendimiento y establecer indicadores que midan el retorno de la inversión, porque muchas veces las grandes corporaciones no generan empleo local. Por último, faltan políticas de vivienda. Todas estas medias tienen que tener su aplicación a medio y lago plazo, ser integradoras y estar presupuestadas”, dice Molina.
