La hoja de ruta de la Comisión Europea hacia la agricultura ecológica recortaría entre un 25% y un 40% de los rendimientos por hectárea, poniendo en peligro el suministro alimentario en Europa según un informe del Institut Agrícola Catalá Sant Isidre



Una agricultura cien por cien ecológica comprometería la independencia alimentaria de la Unión Europea si no se hace de manera gradual y si no se tiene en cuenta que una fuerte condicionalidad ecológica, como marcan algunas estrategias, y no puede aplicarse del mismo modo a todos los tipos de producciones agroalimentarias , según un informe realizado por el Institut Agrícola Català de Sant Isidre.
El informe apunta que, durante décadas, el análisis, diseño y aplicación de las políticas europeas se ha basado en una capacidad instalada de producción, transformación y comercialización de productos agroalimentarios a costes asequibles para el consumidor final.
La conversión ecológica de los cultivos intensivos y súper-intensivos costaría entre un 25% y un 40% de los rendimientos por hectárea, poniendo en peligro el suministro alimentario en Europa
Según el informe, la llegada de la actual crisis sanitaria y económica nos ha hecho darnos cuenta de la importancia de las capacidades estratégicas agroalimentarias, en un contexto de importantes restricciones en el comercio mundial.
«La crisis nos ha hecho ver el riesgo de que lo que se ha dado siempre por hecho, puede no ser así siempre. De ahí el aumento de la preocupación de las instituciones europeas por la seguridad del suministro alimentario de 27 países que suman casi 500 millones de personas, no porque ya se hayan producido importantes restricciones durante la pandemia, sino por las que se pueden producir en el futuro», apunta el informe.
El informe muestra la preocupación por el efecto que pueda tener a medio plazo la adopción de políticas como las Estrategias «del campo a la mesa», «de la biodiversidad», el plan de acción de economía circular o la promoción de productos ecológicos.
A partir de la construcción de un «ideal agrícola y medioambiental, la política europea toma decisiones que, sobre el papel, pueden suponer una contribución positiva para este ideal buscado», apunta el informe.
Sin embargo, puntualiza que «existe un error de base en este planteamiento: la enorme distancia entre el modelo ideal y el modelo real de agroalimentación«.
Además, considera que, cuando se habla de «producción agroalimentaria» no se puede caer en el «simplismo» de pensar solo en el alimento final, sino en todos los eslabones de la cadena de valor alimentaria, con consumos intermedios donde Europa es deficitaria, como es la producción de fertilizantes, los productos químicos y farmacéuticos necesarios para garantizar la sanidad vegetal y animal o incluso la tecnología.Según los datos de enero a noviembre de 2020, el exceso de oferta en la UE se situó en 56.202 millones de euros, con una mejora con respecto al mismo período de 2019 de 1.054 millones. Si bien el global es positivo (en productos como el trigo, la leche o la mantequilla), el análisis de sus componentes revela la dependencia europea de importaciones de terceros países.
El informe apunta que hay dependencia europea de importaciones de terceros países en oleaginosas, cereales, frutas tropicales, frutos secos, café y cacao, estando la mayor parte de ellas calificadas por riesgo de deforestación en sus países o con una considerable huella de carbono, lo que se pretende penalizar con el establecimiento de un arancel de carbono en frontera.
«La crisis sanitaria y económica ha evidenciado la importancia de las capacidades estratégicas agroalimentarias, en un contexto de importantes restricciones en el comercio mundial»
Según un estudio enfocado a Europa y Norteamérica, pasar de un sistema de producción intensivo o superintensivo a un sistema basado en agricultura ecológica supone la reducción de entre un 25% y un 40% de los rendimientos por hectárea y pondría «en peligro el suministro alimentario en Europa», mientras que sí mejoraría los rendimientos en los casos de cultivos poco intensivos y sin acceso a fertilizantes y otros suplementos.
Fuerte impacto en el precio de materias primas
Si en los próximos años el 50% de la superficie agrícola se cultiva bajo los actuales cánones regulatorios «ecológicos», el impacto en los precios globales de las materias primas agrícolas se situaría entre un 6% y un 10%, lo cual supone un efecto muy importante sobre la inflación global.
Por ello, el Institut Agrícola apuesta por redirigir las estrategias políticas de la Comisión Europea hacia las producciones «tradicionales», es decir, aquellas que ya son prácticamente «ecológicas» dado que no se usan fertilizantes, pesticidas u otros productos químicos.
En suma, en vez de poner como objetivo la «municipalización» de los mercados agroalimentarios con base en agricultura ecológica «que pueda poner en peligro la estabilidad global del sistema alimentario europeo», es necesario poner el foco en la actual superficie cultivable gestionada de manera «tradicional», con bajos rendimientos y cuya supervivencia depende de los pagos directos de la PAC.