Desde hace tiempo, la recuperación de variedades autóctonas de cultivos se ha convertido en una tendencia defendida por científicos y expertos en producción agraria y también por los propios consumidores. La industrialización agrícola de las últimas décadas ha aumentado de forma ostensible la producción. Pero ha dejado a cambio un panorama pobre en variedades y monótono para el gusto.
La recuperación de cultivos antiguos permite ampliar la gama de sabores, pero tiene además una función vital en estos tiempos de cambio climático: permite cultivar variedades adaptadas al clima, al suelo y las condiciones de cada región, creadas por un largo proceso de selección por los campesinos de otras épocas. En todo el mundo crece la tendencia a la recuperación de cultivos antiguos: guardan un patrimonio genético que es esencial para la adaptación al cambio climático y la mejora de la resiliencia del sector agrario.
En ese sentido, una iniciativa puesta en marcha por la Comunidad de Madrid y recién dada a conocer prueba que esta tendencia ha sido asumida por la administración como una línea de trabajo importante para el desarrollo del medio rural. El Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), dependiente de la Consejería de Medio Ambiente, ha recuperado tres variedades de tomate tradicionales de la región, conocidas como Moruno, Gordo y Antiguo, que habían desaparecido de los campos madrileños en los años 60 tras el éxodo rural.


Los plantones han sido entregados a agricultores que están produciendo ya la primera cosecha. En concreto, los tomates cultivados proceden de 12.000 plantones donados por el IMIDRA a tres agricultores madrileños, 4.000 a cada uno. Cada productor ha destinado una hectárea de sus fincas a esta plantación, utilizando un sistema de cultivo al aire libre sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Acuerdo para su comercialización
En la finca La Isla, propiedad del IMIDRA en Arganda del Rey, los investigadores estudian la evolución de estas tres variedades de tomate, que se pondrán a la venta en todos los supermercados que Alcampo tiene en la región, según señala la Comunidad de Madrid en una nota de prensa.
“Este proyecto es una muestra más de la apuesta de la Comunidad de Madrid por el desarrollo agrícola y los productos locales de máxima calidad en nuestra región, que además ayuda a revitalizar el entorno rural”, explica la consejera de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Sostenibilidad, Paloma Martín, quien ha destacado que el Gobierno regional pretende “seguir impulsando la investigación agroalimentaria para mejorar la calidad de vida de los madrileños”.
Estas tres variedades de tomate forman parte de los 451.000 plantones de distintas variedades hortícolas donados en abril por la Comunidad de Madrid a 500 agricultores madrileños, tras la crisis sanitaria provocada por el COVID-19. Esta actuación se enmarca en el Plan de Apoyo al sector primario que impulsó el Ejecutivo madrileño para minimizar el impacto del virus en el descenso de ventas.
Los agricultores han contado con el asesoramiento de los investigadores del IMIDRA, quienes han llevado a cabo el proceso de recuperación de estas variedades de tomate, tras una investigación exhaustiva. El resultado de este proyecto ha sido una producción de 40.000 kilos, que ha sido comprada íntegramente por Alcampo, en sus tres variedades: Moruno (17.000 kilos), Antiguo (11.000 kilos) y Gordo (12.000 kilos).
Este proyecto, según el Gobierno regional, afianza su apoyo a la comercialización en circuito corto de venta a gran escala del producto tradicional madrileño y de temporada. La iniciativa se encuadra en la campaña del Ejecutivo autonómico para promover el consumo de alimentos locales. El interés es mejorar la competitividad y la comercialización de los productos agrícolas de proximidad y favorecer el relevo generacional, al tiempo que se implantan sistema de producción más sostenibles.
