La agricultura española se erige como hacedora de «magia» al lograr convertir el agua en alimentos, con una reducción del consumo de recursos hídricos del 22% y un incremento en la superficie regable de casi el 64% en los últimos 20 años



La superficie regable en España creció un 64% en los últimos 20 años, según los datos del censo agrario y la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos Cultivos, ESYRCE. Un dato que contrasta con el informe sobre consumo de agua en el sector agrario del instituto Nacional de Estadística que destaca la notable reducción de su consumo durante este periodo, en un 22%.
«La magia de convertir cada gota de agua en alimento»
Para Jose Manuel de la Heras, secretario general de la organización agraria Unión de Uniones, estas cifras constatan que agricultores y ganaderos son «auténticos magos que convierten cada gota de agua en alimentos para abastecer a la población».
De las Heras, aclara que los agricutores tienen fama de gastar mucha agua pero no la gastan, la transforman en alimentos. «Lo destacable de los datos que hemos analizado es que el agua es imprescindible para la supervivencia de la sociedad y el hecho de ahorrar un 22% pese a haber aumentado la superficie regable es una gran noticia».
Las cifras oficiales apuntan que, mientras los agricultores y ganaderos empleaban 22.200 millones de m3 para la actividad agraria en el año 2000, en el año 2018 utilizaron 17.300 millones de m3, un 22% menos de agua.
La horticultura es el sector más ahorrador de agua
El informe revela particularmente la reducción del uso de agua por parte de sectores como el frutícola (-17,2%), el olivar y viñedo (-21,8%) y el hortícola (-20,9%), mientras que a nivel de CC.AA. se destaca el desempeño realizado en este sentido por Cataluña (-67,7%), C. Valenciana (-31,0%) y Aragón (-23,7%).
Por su parte, según los datos del censo agrario y Encuesta sobre Superficies y Rendimientos Cultivos, ESYRCE, la superficie de regadío ha pasado de 2,3 millones de hectáreas a 3,8 millones, lo que supone un aumento del 64% en el mismo periodo con un 21,1% con sistemas de aspersión desde 2009, un 19,2% de automotriz y un aumento del 27,7% de goteo.
En este sentido, la organización señala que estos datos no hacen sino demostrar la notable mejora en la eficiencia en el uso de agua por parte del sector, sustentado en buena parte por las inversiones realizadas por agricultores y ganaderos, que confirman su compromiso medioambiental a la hora de hacer un uso sostenible de los recursos hídricos.
929 millones para avanzar en modernización
De las Heras se muestra orgulloso y satisfecho con la apuesta del sector por la optimizacion de los recursos hídricos que pasa necesariamente por la modernizacion del regadío. «Es fundamental hacer un buen uso del agua en un pais donde la climatología es adversa y debemos seguir transformando para optimizar el uso de cada gota de agua«.
En este sentido la organización agraria señala la importancia de seguir apostando por infraestructuras hidráulicas, «quizá no grandes obras de embalsamiento, pero sí sistemas a escala de acumulación de agua para retener el agua de lluvia para su uso en épocas más secas».
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) prevé una inversión por parte del Estado de 929 millones de euros en el periodo 2021-2030 para, entre otras cosas, modernizar las instalaciones de regadío existentes.Dicho plan también contempla el desarrollo el autoconsumo con renovables vinculado a las instalaciones de riego. Sin embargo, todavía no se conoce la forma en que el Ministerio de Transición Ecológica pretende articular estas medidas y ejecutar los fondos asignados.
“Ahora que encima se ha confirmado la reducción del presupuesto de la PAC en términos reales para el periodo 2021-2027, es clave contar con esos recursos y emplearlos de la manera más apropiada para apoyar al sector” señala De las Heras.
El sector reclama al Ministerio que haga público lo antes posible una hoja de ruta que recoja y concrete las inversiones que pretende acometer en materia de gestión pública de aguas y de apoyo al desarrollo de sistemas eficientes de regadío, así como el calendario y los plazos previstos para acometer dichas medidas y abordar así la gestión sostenible de los recursos hídricos estatales.
