Productores del Guadalquivir optimizan el riego por la sequía

Productores del Guadalquivir optimizan el riego por la sequía

Quince productores citrícolas de la cuenca del Guadalquivir trabajan en un proyecto junto a la ong conservacionista WWF para optimizar el uso de agua para riego sin afectar al rendimiento de la explotación. Un ejemplo de cooperación entre el sector social y el tejido productivo


La cuenca del Guadalquivir presenta este año hidrológico, que comenzó el pasado octubre de 2020, una de las peores sequías que se recuerdan.

Las lluvia de estos meses , que en primavera agradecerá las nevadas que estos días deja la borrasca Filomena por toda la península, ha sido del todo insuficiente para paliar la situación de sequía que se vive ya en la cuenca del Guadalquivir, que sufre una situación desconocida en los últimos 12 años.

Las lluvias otoñales aliviaron levemente los arroyos que estaban secos y animaron, algo, el caudal ecológico de los ríos. Aún así, a finales de 2020 el Guadalquivir, a su paso por Córdoba, no acababa de recuperarse de una situación de sequía extrema, con un caudal que apenas sí se movía y un río que era más agua estancada que otra cosa y los arroyos, ríos y escorrentías apenas han llevado agua a los embalses.

En diciembre, la cuenca acumulaba 2.525 hm3 de agua, algo más del 31% de su capacidad. El año pasado por estas fechas estaban a más del 35%. La media de la década es que a estas alturas los embalses de la cuenca deberían estar al 60%.

Esta situación complica la producción agraria de gran parte del valle del Guadalquivir donde la tardía reconversión de sus cultivos al regadío, una técnica que multiplica por seis el rendimiento de una hectárea cultivada, les ha permitido dotarse no solo de tecnología que permite optimizar cada gota de agua, sino también incorporar soluciones novedosas que redundan en una mayor sostenibilidad de cultivos tan importantes para el empleo en la región como los cítricos.

Este año, en plena campaña de recolección, los productores citan el aumento de los costes de riego debido a la escasez de precipitaciones y el consecuente incremento del número de riegos necesarios en una campaña marcada por un aumento de la producción en las variedades más tempranas y una merma en las más tardías.

Además, las complicaciones meteorológicas se van a traducir en una producción con calidad y poco volumen de destrío. Por contra, la falta de precipitaciones ha ocasionado un menor calibre en la fruta y los productores.

En este contexto la organización ecologista WWF trabaja con 15 productores de cítricos con una superficie total de 1.132 hectáreas, en distintas zonas de las provincias de Sevilla, Córdoba y Huelva, la mayoría de ellas en la demarcación hidrográfica del Guadalquivir y una de ellas en la demarcación del Tinto, Odiel y Piedras para optimizar al máximo el uso del agua en estos cultivos.

“Este innovador proyecto utiliza las mejores prácticas del campo a la mesa, cuidando a las especies que viven en los naranjales, el agua empleada en el riego y la fertilidad de la tierra”, explica Felipe Fuentelsaz, coordinador del proyecto Zitrus de WWF España.

Las acciones se encaminan a asegurar un uso más responsable del agua trabajando tanto a nivel de finca como a nivel de cuenca. Gracias a ello, se riega por debajo de la dotación autorizada por la confederación hidrográfica y se consigue un importante ahorro de agua, siendo en la última campaña de 1.446 millones de litros de agua en las fincas del proyecto.

“Tengo una reducción del 8% del consumo de esta agua en cada de nuestras fincas”, afirma Bárbara Núñez, responsable de la finca Simón Núñez, en Villanueva del Río y Minas (Sevilla).

“Todas las fincas utilizamos el riego por goteo para no derrochar agua y con eso lo que pretendemos es darle al árbol el agua que necesita”, comenta Raquel Martínez, responsable de la finca Agrimarsan, en Alcalá del Río (Sevilla), finca que cuenta también, como todas las demás participantes en ZITRUS, con innovadoras soluciones de control de humedad en el suelo mediante sensores de humedad.

Gracias a estas prácticas, una de las fincas productoras del proyecto (Iberesparragal) ha sido la primera empresa europea en recibir la certificación AWS (Alianza para la Custodia del Agua),con el máximo nivel posible,  “Oro”, que implica una gestión racional y sostenible del agua más allá de la finca, con un enfoque de cuenca y coordinando acciones individuales y colectivas.

El equipo de expertos del proyecto ZITRUS liderado por WWF y EDEKA, aparte de con aspectos de agua, también trabaja junto con los agricultores y los técnicos de cada una de las fincas participantes y desarrollan medidas de control biológico de plagas con el objetivo de reducir el uso de pesticidas y aumentar la biodiversidad.

“El proyecto ha derribado el falso dilema de la sostenibilidad económica frente a la ambiental: se puede producir lo mismo, con igual o incluso mejor calidad, respetando la naturaleza y haciendo un uso legal, eficiente y sostenible de la escasa agua que tenemos”, dremarca Felipe Fuentelsaz.



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