Alegranza: una isla salvaje inundada por la basura marina global

Alegranza: una isla salvaje inundada por la basura global

Alegranza: una isla salvaje inundada por la basura global

Al norte de Lanzarote está el islote de Alegranza, un lugar deshabitado y de máxima protección desde 1986. Eso no impide que la basura que flota en el Atlántico llegue a sus costas. Una limpieza de tres meses en una cala de 100 metros recogió 321 kilos de residuos provenientes de todo el mundo, la mayor parte, botellas de agua de Asia


El Ágora
Las Palmas de Gran Canaria | 13 abril, 2022


La isla de Lanzarote es una de las mejor conservadas del archipiélago canario; desde hace décadas su modelo de desarrollo ha permitido conservar buena parte de sus paisajes a salvo del turismo masivo. Y esconde algunas joyas de gran valor, como es la colección de pequeños islotes que se extienden en su extremo noreste: el Parque Natural del Archipiélago Chinijo, que agrupa lugares deshabitados y de una calidad natural extraordinaria.

Este aislamiento y su buen estado de conservación no impide, sin embargo, que este paraíso natural se vea libre de una de las grandes plagas planetarias: la invasión de plástico mundial y la basura marina. Un reciente trabajo realizado en las playas de la isla de Alegranza ha puesto en evidencia la ingente cantidad de basura marina de todo tipo que llega a sus playas vírgenes. Cientos de kilos de residuos de todo tipo provenientes de todo el mundo que las corrientes del Atlántico arrojan a sus costas.

Cuando alguien pisa estas playas deshabitadas, con las visitas de personas restringidas al mínimo, prácticamente solo para investigadores, lo último que espera encontrar es un basurero, pero esa es la realidad.

¿Qué pintan en una isla deshabitada de Canarias 14 etiquetas identificativas de trampas para langostas con licencias de Estados Unidos y Canadá? ¿Por qué sus calas, que no pisa un solo turista, están cubiertas por decenas de botellas de agua de marcas que solo se consumen en países de Asia?

Mapa del archipiélago Chinijo, al norte de Lanzarote. | CRÉDITO: wwf
Mapa del archipiélago Chinijo, al norte de Lanzarote. | CRÉDITO: wwf

Un lugar salvaje al norte de Lanzarote

El Archipiélago de Chinijo se compone de: isla de La Graciosa, los islotes de Alegranza y Montaña Clara y los Roques del Este y del Oeste. Todo ello conforma el que fue el primer Parque Natural declarado en Canarias (1986).

La isla de Alegranza

Situada más al norte que cualquiera de las demás islas de Canarias, dentro de la mayor reserva marina de Europa, Alegranza es un reducto clave para la supervivencia de varias aves protegidas como el águila pescadora, el paíño de pecho blanco, la pardela cenicienta o el halcón de Eleonora; una joya de solo 10 kilómetros cuadrados que se ve castigada como pocas por la plaga del plástico.

Un informe de una veintena de investigadores de EEUU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda e Indonesia difundido en 2020 por la revista científica Science estimaba en unos 23 millones de toneladas la cantidad de plástico que cada año reciben los océanos y advertía de que probablemente esa cifra se va a duplicar con creces en esta década y rebasará los 53 millones de toneladas en 2030, incluso teniendo en cuenta los ambiciosos planes anunciados por algunos países para reducir su uso.

El islote salvaje de Alegranza, al noreste de Lanzarote, en Canarias.
El islote salvaje de Alegranza, al noreste de Lanzarote, en Canarias.

«Por efecto de la Corriente de Canarias y de los vientos alisios, lugares protegidos como Alegranza son puntos calientes de concentración de basura de la procedencia de más variopinta»

El problema de Canarias la contaminación a la deriva en los mares es su posición en el mapa o, más concretamente, en la dinámica de corrientes que conforman el gran giro oceánico del Atlántico: por efecto de la Corriente de Canarias y de los vientos alisios, lugares protegidos como Alegranza son, a su pesar, puntos calientes de concentración de basura de la procedencia más variopinta, escribe José María Rodríguez en un crónica de EFE desde Las Palmas de Gran Canaria.

Tres investigadoras de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), con apoyo de la organización conservacionista WWF y el Instituto de Formación Profesional Marítimo Pesquera de las islas, han realizado por primera vez un inventario de los residuos que depositan las mareas en Alegranza, en particular en lugares como Caleta de Trillo, donde la Corriente de Canarias choca por primera vez en cientos de kilómetros con un obstáculo físico.

Su resultado lo publica este mes la revista Marine Pollution Bulletin. Entre julio y octubre de 2020, los participantes en este proyecto recogieron en los 100 metros de longitud que tiene esa cala del norte de Alegranza 321 kilos de basura marina, sin contar restos de madera, de los que el 97,7 % era plástico.

En sus seis desplazamientos a la isla para recoger basura, retiraron 930 botellas de bebidas, 647 tapones de botellas, 144 botellas de productos de limpieza, 28 mecheros, un millar de fragmentos de plástico… Eso, entre los residuos de objetos de uso doméstico, pero también 448 cabos, 135 fragmentos de poliespán, 96 boyas, 21 cajas de pescado, 16 redes, 37 listones de cultivos de mejillones o 14 etiquetas de trampas para langostas.

«Caleta de Trillo es el lugar donde la Corriente de Canarias choca por primera vez en cientos de kilómetros con un obstáculo físico»

La primera nota que llama la atención en el inventario es que uno de cada cuatro objetos recogidos en esa masa de residuos eran botellas de plástico (el 25,4%). Y la segunda es el origen esas botellas: en dos de cada tres casos (66%) en los que se conservaba la etiqueta y esta era legible, pertenecían a fabricantes de Asia.

Los firmantes del artículo, que encabeza Alicia Herrera (ULPGC), una de las principales investigadoras de este tipo de contaminación en España, subrayan que resulta muy improbable que una botella de plástico arrojada al mar en China, en Indonesia o en la India termine en Canarias, debido las dinámicas de circulación interna de los océanos Pacífico, Índico y Atlántico.

Las autoras tienen claro cuál es su origen: su sospechoso es el creciente tráfico marítimo del Atlántico, tanto mercante como pesquero. Y su recomendación es que cualquier plan que pretenda mitigar la presencia de plástico en el mar debe pasar por reducir el consumo de botellas, que son, recuerdan, el 13 % de los residuos que terminan en las costas de todo el mundo, según determinó en 2021 otro estudio publicado por un equipo español, de la Universidad de Cádiz, en Nature Sustainability.

«En los 100 metros de longitud que tiene esa cala del norte de Alegranza se recogieron 321 kilos de basura marina en tres meses de verano»

No obstante, no solo la flota asiática tiene la culpa de las botellas que contaminan Alegranza: en Caleta de Trillo había un 9,5% de botellas de marcas españolas, un 19,1% de fabricantes de otros países europeos y un 4,8% de firmas de África.

Así que invitan al público a utilizar una sencilla herramienta en internet desarrollada por el Imperial College de Londres y la Universidad de Utrecht para comprobar con un solo clic en la pantalla cómo una botella arrojada al mar en Bilbao puede terminar en Canarias en un año y cuatro meses y en el Caribe poco más de tres años, que un trozo de plástico vertido al océano en Buenos Aires llegará a Ciudad del Cabo en menos de dos años o que un tapón arrastrado por el río Hudson en Nueva York probablemente aparezca en Vigo o Lisboa en cuestión de año y medio.

Vista del archipiélago Chinijo, al norte de Lanzarote, con La Graciosa en primer término, y Alegranza en el fondo del horizonte. | FOTO: GP PHOTOTRENDS
Vista del archipiélago Chinijo, al norte de Lanzarote, con La Graciosa en primer término, y Alegranza en el fondo del horizonte. | FOTO: GP PHOTOTRENDS

En el inventario de basura plástica recogida en Alegranza también resulta sorprendente en número de etiquetas de trampas para langostas. Como en ellas figura el número de licencia, se sabe de dónde proceden, de las costas de Maine, Massachusetts (EEUU) y de Canadá, y también consta el año en el que entraron en el mar.

«Las licencias encontradas son de los años 1999 a 2018. Estos datos muestran que hay plásticos que pueden haber estado en el mar durante más de 20 años y todavía se conservan en buenas condiciones, incluso con etiquetas legibles», subrayan.

Una isla deshabitada al norte de Lanzarote

El islote de Alegranza, con una superficie de unos 10 kilómetros cuadrados, está situado al norte de Lanzarote y supone el punto más septentrional del Archipiélago Chinijo.  Forma parte del Parque Natural del Archipiélago Chinijo y de la Reserva Integral de Los Islotes.

Actualmente la isla se encuentra totalmente despoblada, existiendo sólo algunos restos, en el sur, de los antiguos edificios que datan de la primera mitad del siglo XX, época en la que se mantuvo una pequeña explotación agrícola y ganadera.

En 1986 fue declarado el Parque Natural del Archipiélago Chinijo siendo el primer parque natural marítimo-terrestre de España. Forma la mayor reserva marina de Europa con 9.112 hectáreas.

Incluye los islotes y roques del Archipiélago Chinijo (La Graciosa, Alegranza, Montaña Clara, Roque del Este y Roque del Oeste o del infierno), así como el ámbito marino que los rodea, la franja del litoral occidental del macizo de Famara, en Lanzarote, y las llanuras de Lomo Blanco y Costa Blanca.

Además, el islote de Montaña Clara, junto con el Roque del Este y Roque del Oeste o del infierno, cuentan con protección especial como reserva integral.



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