Mayor ambición pero más necesidades financieras: así arranca la COP26

Mayor ambición pero más necesidades financieras: así arranca la COP26

La primera jornada de la COP26 ha evidenciado que la mayoría de los países es consciente de la necesidad de acelerar la acción climática. Sin embargo, todavía queda mucho por aclarar a nivel de financiación, una palabra que ya es protagonista en Glasgow


¿Quién paga la transición ecológica? El Plenario de los mandatarios globales responsables directos del 70% de las emisiones anuales de CO2 a la atmósfera ha lanzado varios mensajes contundentes en materia de acción climática en la apertura de la COP26 en Glasgow. Sin embargo, esta contundencia en el discurso general no oculta importantes divergencias de fondo, especialmente en esta edición donde la palabra “financiación” se está escuchando con más fuerza que nunca. La COP de este año está poniendo especial énfasis en la necesidad de movilizar capital tanto privado como público para financiar las costosas inversiones necesarias para cumplir con los objetivos de cambio climático y transición energética marcados tanto en el reciente G-20 en Roma como ahora en Glasgow.

De esta necesidad parte la propuesta canadiense y alemana de crear un fondo de 100.000 millones de dólares como instrumento financiero para acometer inversiones en movilidad, energía, infraestructuras y cambio empresarial. Pero también la propia iniciativa británica anunciada por el primer ministro Boris Johnson de destinar 3.000 millones de libras esterlinas para inversiones “verdes” en países en vías de desarrollo.

En este sentido, esta iniciativa busca dar una ayuda efectiva a países que no pueden permitirse los estándares occidentales (especialmente, las decisiones en forma de renuncias y costes estructurales que deben tomarse). Pero lo más importante es buscar la reducción de la creciente competencia desleal de los productos (especialmente alimentos y energía) procedentes de los países emergentes y en vías de desarrollo, los cuales son competitivamente más atractivos en frontera a los productos europeos o británicos que están sometidos a regulaciones cada vez más estrictas en materia social y medioambiental.

Precisamente esta asimetría en torno a las reglas climáticas y su aplicación práctica ha sido el eje más importante del discurso del secretario general de la ONU, António Guterres, el cual ha hecho hincapié en homogeneizar los esfuerzos de descarbonización, ya que en este momento las reglas son distintas según los países y según las áreas geográficas. Con el ejemplo concreto del precio de las emisiones de carbono, ha mostrado hasta qué punto un esfuerzo desigual pone en peligro el cumplimiento de las metas fijadas en los Acuerdos de París de 2015, insistiendo en el objetivo casi ya sagrado de los 1,5ºC.

El máximo responsable de la ONU ha sido especialmente duro a la hora de criticar la falta de acciones concretas para frenar el calentamiento global. «Es el momento de decir basta. Basta de brutalizar la biodiversidad, basta de matarnos a nosotros mismos con carbono, basta de tratar a la naturaleza como una letrina (…) y de cavar nuestra propia tumba», ha afirmado Guterres durante la ceremonia de inauguración. «Aunque las recientes promesas sean reales y creíbles, y hay serias dudas sobre algunas de ellas, estamos aún acercándonos a una catástrofe. En el mejor escenario, las temperaturas subirán muy por encima de los 2 ºC», agregó, señalando que existe  «un déficit de credibilidad y un superávit de confusión sobre la reducción de emisiones, con diferentes objetivos y distintas métricas».

Escepticismo entre algunos líderes

A pesar de estas palabras de Guterres, e incluso con el mensaje del presidente del plenario Alok Sharma más pesimista sobre el empeoramiento del proceso de calentamiento global, el escepticismo en algunos de los mandatarios presentes en la COP26 no se ha reducido. Es el caso del primer ministro de India Narendra Modhi, el cual cree imposible alcanzar la neutralidad climática a 2050. Pensamiento compartido por otros mandatarios que ven muy difícil combinar un escenario inflacionista con aplicación de políticas aún más restrictivas de la oferta que conllevan una reflacción de los productos más básicos, con implicaciones obvias sobre la pobreza.

La actual escalada inflacionista amenaza con postergar algunos de los objetivos fundamentales de cambio climático, dado que es necesario actuar a corto plazo para evitar cortes del suministro energético o escasez en el abastecimiento de materias primas tanto energéticas como alimentarias. No extraña que algunos de los países más activos en el inicio de negociaciones como es Alemania no tenga el más mínimo interés en renunciar al carbón para mitigar su enorme dependencia del gas ruso.

COP26
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda a António Guterres. | EFE/Filippo Attili

Lo mismo ocurre con la propia Rusia, la cual ha anunciado que destina el 2% de su PIB a inversiones “verdes”, calificadas por ella misma como tal, pero que si se sometiesen a las mismas reglas que las que está diseñando la Comisión Europea (Taxonomía de Finanzas Sostenibles) sería muy difícil defender como “verdes”.

Abordar cada sector productivo, incorporando aquellos que ahora no participan de los mecanismos de créditos de carbono, es uno de los elementos que se desarrollarán en los próximos días. Evidentemente, esto implica un incremento de costes de sectores como el transporte o la edificación, entre otros. Será necesario contemplar todos los recursos disponibles, incluyendo una reflexión profunda sobre el agua, la cual aparentemente apenas está presente en la agenda oficial pero que irá emergiendo en los próximos días como tema clave.

Protagonismo de los bancos centrales

Finalmente, es notable el protagonismo de dos exgobernadores de Bancos Centrales en esta COP26: por un lado, el actual primer ministro italiano Mario Draghi (exgobernador del Banco Central Europeo), el cual ha subrayado que el dinero no es un problema. Sin embargo, esto dependerá de que el endeudamiento siga siendo casi ilimitado tal como ha sido hasta ahora en los últimos años debido a políticas como las que él mismo puso en marcha el tiempo que presidió el BCE. Y, por otro lado, el exgobernador del Banco de Inglaterra y de Canadá, Mark Carney, nombrado asesor financiero de la Cumbre, el cual insiste en la fijación de criterios comunes en materia de finanzas sostenibles (qué se considera ‘sostenible’ y qué no una inversión).

El primer ministro italiano, Mario Draghi. | EFE/Robert Perry

Las entidades financieras, los grandes inversores institucionales y las gestoras de fondos de inversión sentirán una mayor presión tras esta COP26 para poner a disposición más financiación, pero sin haber existido previamente una homogeneización de los estándares y una unificación de criterios de qué es “sostenible” y qué no lo es. En el caso europeo, existe el riesgo de que algunas inversiones limpias queden fuera de la definición final como es el caso del tratamiento de aguas con fines agrícolas, la biomasa primaria de origen forestal o la energía nuclear, entre otras.

Sánchez abre la COP26 y promete aumentar la aportación de España

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció este lunes ante la COP26 el compromiso de España de aumentar un 50% su aportación al Fondo Verde del Clima hasta llegar a los 1.350 millones de euros anuales a partir de 2025 (más de 1.560 millones de dólares al cambio actual) .

Este fondo se nutre de aportaciones a los países en desarrollo por parte de los más industrializados para ayudarles a adoptar medidas que favorezcan la lucha contra el cambio climático, y el compromiso de la comunidad internacional es destinar anualmente a ese objetivo 100.000 millones de dólares (algo más de 86.000 millones de euros). Sánchez fue el primero de los líderes asistentes a la cumbre en intervenir ante el plenario tras la sesión inaugural de este evento y lanzó un mensaje a la comunidad internacional pidiendo más ambición para lograr las metas frente al cambio climático.

Elevar la ambición dijo que supone respaldar objetivos con recursos y, por ello, consideró que el cumplimiento de los 100.000 millones de dólares anuales será una de las «pruebas de fuego» de la COP26. «España hará de su parte. Nos comprometemos a aumentar la financiación climática para llegar en 2025 con un incremento de un 50 por ciento respecto de nuestro compromiso actual», indicó Sánchez.



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