Aquona lleva años llevando la accesibilidad a las oficinas de Castilla y León, mediante la apuesta por servicios como SVisual o los bucles magnéticos pensados para las personas discapacitadas, para procurar que nadie se quede atrás en el camino del desarrollo y la sostenibilidad



La sostenibilidad, expuesta en la Agenda 2030, es el motor de transformación de nuestras vidas, forjado bajo las premisas de una incipiente crisis climática que promete destruir los pilares en los que sostiene la sociedad. Pilares que normalmente están abanderados por el espíritu de la economía y la digitalización, pero en los que inherentemente se refleja la propia humanidad de las personas y, por ese motivo, la sostenibilidad sostiene una premisa: no se puede dejar a nadie atrás.
Esta justicia social habla por las millones de personas que, por distintos factores, son incapaces por sí solas de adaptarse tanto a los tiempos que vivimos como a los que están por venir, y que demandan beber de una necesaria visión holística de protección basada en la renovación del pacto social para no actuar como un freno de desarrollo. Un ejemplo son las casi cuatro millones de personas que existen en España con una discapacidad reconocida.Para ellas, las brechas que viven sobre todo fuera de sus hogares son un obstáculo más que suficiente para no ejercer muchos de sus derechos fundamentales y motivo más que suficiente de denuncia social, pero al mismo tiempo un punto de partida. Y es que este nuevo escenario marcado ahora por la pandemia ofrece a todos los agentes sociales, con las empresas a la cabeza, una nueva oportunidad para fomentar su rol transformador de la sociedad.
Una de estas entidades que llevan en su ADN esa idea de no dejar a nadie atrás es Agbar y sus numerosas que filiales, como Aquona, que a través de proyectos de acción social construyen la base de la accesibilidad para ofrecer a todos por igual un servicio tan esencial como lo es el agua potable.
En el caso de Aquona, se apoya en la colaboración con el llamado tercer sector para conocer las necesidades de la sociedad y establecer puntos de partida con los que poder mejorar. Solo así han podido implantar en muchas de sus oficinas el servicio de SVisual de vídeo-interpretación para agilizar la comunicación con personas con discapacidades auditivas, así como bucles magnéticos y balizas inteligentes asociadas a una app que guían al usuario por la oficina.
Con la colaboración con Cruz Roja impulsaron la iniciativa “Balance más positivo” que involucraba a toda la plantilla en el análisis y posteriores propuestas en materia de conciliación. Gracias a estas alianzas, Aquona es capaz de “multiplicar el impacto” de sus acciones, siendo signataria del Chárter Europeo de la Diversidad promovido por la Fundación Alares, además de tener el distintivo ‘Óptima’ de la junta de Castilla y León y de trabajar de la mano de Red Acoge, Excecyl o Cocemfe, entre otros.
La efectividad de estas iniciativas se refleja en testimonios como el de Luis Alberto Redondo Martínez, presidente de la Federación de Asociaciones de personas sordas de Castilla y León, que mediante lenguaje de signos alaba la actuación de Aquona: “Tenemos algunos casos de empresas sensibilizadas, como Aquona, que se esfuerzan cada día en hacer sus servicios accesibles a las personas sordas. Espero que se trabaje en España en la misma línea para ofrecer a todas las personas este servicio”.
