El informe técnico sobre los efectos de la borrasca Filomena en la masa arbórea de Madrid es desolador. Hay 800.000 árboles que quedaron dañados a causa de la nieve y, de ellos, 120.000 no son recuperables. La especie más afectada es el pino



La borrasca Filomena no solo causó el caos en la zona centro de la península, sino que un mes después todavía se pueden ver sus efectos en la ciudad de Madrid. Los árboles han sido sin duda los grandes perjudicados de las copiosas nevadas que sorprendieron a todos los primeros días del año.
Técnicos del Ayuntamiento de la capital han trabajado estas semanas para hacer un censo completo de los ejemplares perjudicados y ya han dado una cifra que muestra la magnitud de los estragos. De 1,7 millones de árboles de la ciudad, 800.000 se han visto afectados por la borrasca y, de éstos, 120.000 no son recuperables.
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¿Por qué se han caído tantos árboles con la nevada?
El 20% del arbolado de alineación (los plantados en forma lineal en las veredas de las calles y avenidas del área urbana) se ha visto afectado, esto es, un total aproximado de 150.000 árboles. El parque peor parado ha sido la Casa de Campo con el 60% del arbolado, medio millón de árboles, afectado. La especie más perjudicada ha sido el pino, con hasta 100.000 pinos dañados en la Casa de Campo.
El Retiro también ha sido gravemente afectado, y según el delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, el emblemático parque madrileño abrirá el 40% de su superficie el próximo lunes.
Ante la presentación de estos datos devastadores, los distintos grupos políticos con representación en el pleno municipal han anunciado propuestas para la creación de un consejo asesor que planifique a corto y medio plazo el arbolado de alineación de la ciudad.


Cuando se produjo la borrasca, hablamos con el experto botánico Bernabé Moya que nos detalló los cuatro problemas por los que los arboles urbanos sucumben ante episodios como Filomena: la falta de espacio para que crezcan, el mal diseño y la mala selección del lugar de plantación, la mala calidad de la planta y, por último, la falta de cuidados y mantenimiento.
Por su parte, Eduardo Rojas Briales, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, nos dio algunas soluciones como la elección de árboles de hoja caduca cuyas ramas al no tener hojas en invierno soportarían mejor el peso de la nieve o prever las necesidades del arbolado en su diseño dejando espacios suficientes sin sellar y suelo en condiciones para su desarrollo.
Sin duda, Filomena ha sido una lección para que Madrid se replantee el estado de su masa arbórea y planifique un entorno más amigable para estos seres vivos tan necesarios.
