Los bancos, cada vez más expuestos al riesgo climático

Los bancos, cada vez más expuestos al riesgo climático

Los bancos, cada vez más expuestos al riesgo climático

El Banco Central Europeo admite que el cambio climático será una fuente importante de riesgo sistémico para los bancos si no se toman medidas y considera que financiar la transición hacia modelos comerciales más sostenibles puede ser una oportunidad económica histórica


Nicolás Pan-Montojo
Madrid | 1 octubre, 2021


La transición a una economía más verde no solo es un imperativo para asegurar el bienestar futuro del ser humano, sino que también es una «oportunidad de oro» para crear riqueza y empleo. Este mantra, asumido por cada vez más Gobiernos, empresas y organizaciones internacionales, es una de las bases sobre las que se asienta la reconstrucción económica posterior a la pandemia que sin embargo necesita una herramienta clave para hacerse realidad: financiación. Dinero contante y sonante en forma de inversiones, bonos o créditos que va a depender mucho de la actitud de actores financieros como los bancos y la forma en la que privilegien los productos «verdes» dentro de sus carteras. Los motivos sobran: según el Banco Central Europeo (BCE), el cambio climático será una fuente importante de riesgo sistémico para estas entidades si no se toman medidas, particularmente para aquellos altamente expuestos a áreas geográficas y sectores económicos de mayor riesgo, entre los que se encuentra el agua.

Así lo ponen de manifiesto los resultados de su prueba de resistencia climática en toda la economía europea, presentados la pasada semana. Se trata de la primera vez que la máxima autoridad bancaria europea hace los conocidos como «test de estrés climáticos», ejercicios en los que se analizan los posibles riesgos derivados de las consecuencias del calentamiento global en más de cuatro millones de empresas en todo el mundo y 1.600 bancos de la zona del euro. No son pocos: en el peor de los tres escenarios analizados, en el que no se toman medidas para detener el calentamiento global, el producto interior bruto (PIB) europeo podría caer un 10% y provocar un aumento del 30% en los incumplimientos de préstamos corporativos a las empresas más expuestas.

En concreto, el análisis de estrés climático elaborado por el BCE se basa en una estimación tanto del riesgo físico como del llamado riesgo de transición. El primero se refiere al impacto económico de un aumento esperado en la frecuencia y magnitud de los desastres naturales. En este sentido, en Europa, los riesgos físicos están distribuidos de manera desigual, siendo las regiones del norte más propensas a las inundaciones y las regiones del sur más expuestas al estrés por calor y los incendios forestales. Por otro lado, el riesgo de transición es el coste de introducir políticas para reducir las emisiones de CO2, particularmente para ciertas industrias de altas emisiones que incurrirían en costes considerables para reducir su huella de carbono, lo que aumentaría su probabilidad de quiebra en el corto o medio plazo.

Este doble riesgo se traduce, para el BCE, en una amenaza que podría ser incluso sistémica a nivel financiero, especialmente para los bancos que están muy expuestos a ciertos sectores económicos y áreas geográficas. En lo que respecta a los riesgos de transición, sectores como la minería, la electricidad y el gas, la agricultura, la fabricación y los residuos son los que más emisiones producen y por tanto los que más tienen que perder en una transición a una economía neutra en carbono, mientras que los que más contribuyen a las emisiones absolutas son la fabricación, la electricidad, el transporte y las actividades comerciales mayoristas y minoristas.

Estos últimos sectores representan el 40% de las exposiciones crediticias bancarias, aunque presentan variaciones por países: los préstamos bancarios en Francia e Italia, en particular, están más expuestos que en Alemania o los países nórdicos. Eso sí, el riesgo de las empresas más contaminantes se concentra en gran medida entre unos pocos bancos grandes: entre el 4% de los prestamistas suman el 20% de los préstamos a las empresas más contaminantes de combustibles fósiles o manufacturas, que produjeron el 45% de las emisiones de carbono de la Unión Europea (UE)

Dentro de esta exposición al riesgo, la máxima autoridad bancaria europea también identifica empresas de sectores intensivos en recursos naturales, como la agricultura o el suministro y depuración de aguas, que también tienen un riesgo de transición particularmente alto aunque no sean grandes emisoras carbono. Esto se debe a que se espera que el cambio climático intensifique el estrés hídrico en muchos países de la cuenca mediterránea al tiempo que plantea problemas a las infraestructuras existentes por la mayor concentración de las precipitaciones a nivel espacio-temporal: llueve menos pero, cuando lo hace, lo hace con fuerza, desbordando la capacidad del sistema hídrico actual.

Pero esto no quiere decir que los bancos deban alejar sus inversiones de este sector debido al riesgo: al revés, el BCE apunta que el sector financiero puede desempeñar un papel importante en la financiación de la transición de este tipo de sectores hacia modelos de negocio más adaptados y resilientes.

Inundaciones e incendios

Pero más allá de los riesgos de transición, lo que realmente preocupa al BCE son los riesgos físicos que trae aparejados la emergencia climática. Si no se aborda la subida continua de las emisiones que provoca el calentamiento global, las pérdidas bancarias podrían seguir aumentando de forma no lineal a lo largo del tiempo debido a la naturaleza permanente que adquiriría la emergencia climático. Los bancos con alto riesgo físico en sus cuentas podrían tener un impacto muy significativo: el análisis del BCE situa el 22% de las exposiciones bancarias de la zona del euro como afectadas por un alto riesgo físico, de los cuales los incendios forestales son el más importante (70%), seguido de las inundaciones (27%).

Por zonas, se prevé que los países del sur de Europa sufrirán más incendios forestales como consecuencia del cambio climático, mientras que los países de Europa central y oriental tienen más probabilidades de sufrir más inundaciones, aunque este último fenómeno también afecta a la costa mediterránea. En este sentido, los bancos griegos, chipriotas, portugueses y españoles tienen, según cálculos del BCE, una proporción particularmente alta de exposición de préstamos bancarios a un alto riesgo físico si el cambio climático no se mitiga, mientras que los bancos finlandeses tienen la menor cantidad. En cualquier caso, a  nivel comunitario, las pérdidas esperadas en las carteras de préstamos corporativos aumentan significativamente con el tiempo, impulsadas por un riesgo físico cada vez mayor, con el potencial de volverse críticas en los próximos 30 años en todos los países de la zona euro.

Sin embargo, el análisis de la máxima autoridad bancaria europea insiste tanto en los riesgos como en la enorme ocasión que supone la transición ecológica no solo para acabar con la amenaza existencial del cambio climático, sino para reconstruir las economías europeas tras la crisis 2008 y el golpe de la pandemia de coronavirus. Una «oportunidad de oro», en palabras de la presidenta de la entidad, Christine Lagarde, que demuestran los test climático: las ventajas de actuar desde el principio superan los costes iniciales a medio y largo plazo, también como resultado de las ganancias de eficiencia energética para las empresas y los precios de la energía más baratos en general.

BCE
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, asiste una rueda de prensa tras la reunión del Consejo de Gobierno. EFE/ Armando Babani

“Sin políticas para la transición a una economía más verde, los riesgos físicos aumentarán con el tiempo. Aumentarán de manera no lineal y, debido a la naturaleza irreversible del cambio climático, este aumento continuará en el tiempo. Es fundamental realizar la transición de forma temprana y gradual, para que podamos mitigar el coste tanto de la transición verde como del impacto futuro de los desastres naturales”, ha explicado el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos. De hecho, casi todos los bancos se beneficiarían de una transición ordenada: la probabilidad media de incumplimiento sería de apenas el 2,1% en un escenario de transición ordenada. Eso sí, los efectos no son similares en todos los países, especialmente en el escenario más pesimista, ya que la naturaleza del riesgo físico a mediano y largo plazo no es lineal y es específica de la ubicación.

Mirando al futuro, el BCE asegura que usará los resultados de este primer test climático como base para las pruebas de resistencia con las que evaluará la exposición de los bancos individuales de la eurozona a los riesgos climáticos el próximo año, lo que se verá reflejado en sus requisitos de capital. Además, la máxima autoridad bancaria de la zona euro planea un ejercicio separado para examinar el papel de las grandes aseguradoras y al mismo tiempo desarrollará un análisis de su propia exposición a los riesgos climáticos en la amplia cartera de bonos y garantías colaterales que ha acumulado en los últimos años.

España, especialmente vulnerable

Según el BCE, la banca española es una de las más expuestas tanto al riesgo físico como al de transición. En concreto, los analistas del organismo europeo apuntan en su informe que más del 60% de la cartera de créditos a empresas de los bancos de España están acordados a un sociedades con un «alto riesgo físico», lo que supone un problema a futuro para la estabilidad económica que solo es más grave para países del sur más pequeños como Grecia o Portugal. Como comparación, la exposición media de la banca de la zona euro es en torno a una tercera parte de los datos que se muestran para España, según el supervisor, que asegura que son fundamentalmente los incendios los que acumulan las mayores vulnerabilidades, seguidos de las inundaciones.

 



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