Un reciente estudio que ha investigado la trayectoria de 81 especies de aves y mamíferos amenazadas durante los últimos 30 años ha destacado que, sin los esfuerzos de conservación, se hubiesen extinguido hasta 60 especies, cuatro veces más de las 15 registradas en ese periodo



Nuestro paso por este planeta no ha pasado desapercibido y, como peculiares caballos de Atila, hemos procurado que las demás especies que habitaban en él se doblegasen ante nosotros, extinguiéndolas si era necesario.
De hecho, un reciente estudio emitido en la revista Science Advances señala que durante los últimos 126.000 años se ha registrado un aumento de 1.600 veces en las tasas de extinción de mamíferos, en comparación con los niveles naturales de extinción. La razón de ese incremento solo se puede explicar teniendo en cuenta los impactos humanos.
Algunos expertos e informes, como los publicados por la Organización de las Naciones Unidas, expresan sin tapujos que esas tasas de extinción no han hecho nada más que empeorar y que incluso ahora nos encontramos en el mayor evento de extinción desde que desaparecieron los dinosaurios, hace 65 millones de años.
No obstante, y aunque la tendencia seguía y sigue siendo desoladora, la humanidad se percató de sus actos hace 50 años cuando inició una serie de movimientos en favor de la protección del planeta. Uno de los grandes hitos de esa trayectoria se dio en 1992 cuando se celebró el primer Convenio de Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CDB), momento en el que se introdujo un tratado internacional que pretendía proteger y custodiar la biodiversidad.Además, las Partes del CDB adoptaron en la década pasada un ambicioso plan con fecha para el 2020 (el Tratado de Aichi) , momento en el que se revisaría la consecución de los distintos objetivos marcado. A pesar de que muchos de ellos no se alcanzaron, un reciente estudio apunta a que, gracias a los esfuerzos de las Partes, se evitó la extinción de entre 28 a 48 especies de aves y mamíferos entre 1993 y 2020, y de 11 a 25 especies de aves y mamíferos entre 2010 y 2020.
Los expertos de la investigación, publicada en Conservation Letters, expresan además que durante ese mismo periodo de tiempo se documentó la extinción de unas 15 especies de aves y mamíferos desde 1993. Por lo tanto, y teniendo en cuenta sus cálculos, creen que se trata de balance “sorprendentemente positivo” que demuestra que los esfuerzos en materia de conservación han sido fructíferos.
“Sin las regulaciones en conservación, es posible que el número de extinciones hubiese sido de, al menos, 2,9 o 4,2 veces mayor para el periodo de 1993 hasta 2020, y 12 o 26 veces mayor para 2010 – 2020”, señalan los autores en el estudio.
Para realizar la investigación, los expertos se centraron en aquellas especies de aves y mamíferos que figuraban como extintas en la naturaleza, en peligro crítico o en peligro de extinción en la Lista Roja en cualquier momento desde 1993, y que bajo ellas recayesen acción de conservación.


En total sumaron una larga lista de 17.046 especies de aves y mamíferos que, después de una intensa criba en relación con su nivel de amenaza, se redujo a 81. Un vez hecho esto, pidieron a 28 expertos de aves y 26 de mamíferos (todos catalogados como autores de la investigación) que estimaran de forma independiente, mediante técnicas Delphi, la probabilidad de extinción de cada animal sin una acción concreta de conservación.
“Nuestros resultados muestran que, a pesar de la pérdida continua de biodiversidad, se evitó un número sustancial de extinciones desde el inicio del CBD. Si bien la Meta 12 de Aichi no se ha cumplido, la tasa de extinciones desde su adopción habría sido al menos el doble sin una acción de conservación”, comentan en el estudio.
Estos datos se sitúan en consonancia con los resultados del último informe sobre pérdida de biodiversidad elaborado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), que concluye expresando el beneficio de la conservación y necesidad de seguir apostando por redoblar los esfuerzos en esta materia.
