Los animales toman los alrededores radiactivos de Fukushima

Los animales toman los alrededores radiactivos de Fukushima

Casi una década después del accidente nuclear de Fukushima, en Japón, investigadores de la Universidad de Georgia han descubierto que las poblaciones de vida silvestre se han multiplicado en áreas que están totalmente desprovistas de actividad humana


El peligro que entraña la radiación nuclear para la vida está fuera de toda duda. Sin embargo, la naturaleza parece encontrar siempre el camino para sobrevivir a pesar de las circunstancias: investigadores de la Universidad de Georgia (EEUU) han descubierto que los animales que habitan en la zona de exclusión de la central nuclear de Fukushima se han multiplicado. La explicación parece estar en la falta de actividad humana en el área, que ha permitido a varios tipos de animales como los jabalíes o las liebres aumentar sus poblaciones sin temor a la caza u otras actividades dañinas para su existencia.

El estudio ha sido publicado en el Journal of Frontiers in Ecology and the Environment y consta de 267.000 fotos de vida silvestre que registran más de 20 especies, incluyendo jabalíes, liebres japonesas, macacos, faisán, zorro y el perro mapache -un pariente del zorro- en varias áreas del paisaje alrededor de Fukushima, que mantiene tres zonas de exclusión diferentes desde el accidente nuclear de 2011. En la más cercana a la central está prohibido cualquier tipo de acceso a personas, mientras que en las áreas contiguas, se permite en una la actividad humana con restricciones y en otra incluso viviendas, al considerarse que los niveles de radiación ambientales son muy bajos.

fukushima
La central nuclear de Fukushima, cerrada desde el el accidente de marzo de 2011.

«Nuestros resultados representan la primera evidencia de que numerosas especies de vida silvestre ahora abundan en toda la zona de evacuación de Fukushima, a pesar de la presencia de contaminación radioactiva«, ha explicado James Beasley, profesor de biología de la Universidad de Georgia (UGA) que ha liderado el estudio. De hecho, según Beasley, las especies que a menudo están en conflicto con los humanos, como el jabalí, fueron fotografiadas sobre todo en zonas evacuadas por humanos. «Esto sugiere que estas especies han aumentado en abundancia después de la evacuación de las personas», ha comentado.

Concretamente, las cámaras capturaron 46.000 imágenes de jabalíes, y más de la mitad fueron tomadas en el área deshabitada, en comparación con los aproximadamente 13.000 que se detectaron en las zonas restringidas y los 7.000 que se vieron en zonas habitadas. También otras especies como los mapaches, la marta japonesa y los macacos o monos japoneses se han visto en mayor número en las zonas deshabitadas o restringidas.

Sin análisis de salud

Eso sí, el estudio, al ser tan solo fotográfico, no explica cómo ha podido afectar a la salud de los animales la presencia de radiación en su hábitat. Aún así, el profesor Thomas Hinton, del Insitututo de Radioactividad Ambiental de la Universidad de Fukushima, asegura que los resultados son muy importantes para entender cómo se comporta la fauna en entornos fuertemente contaminados por un accidente nuclear. «Esta investigación hace una contribución importante porque examina los impactos radiológicos en las poblaciones de vida silvestre, mientras que la mayoría de los estudios anteriores han buscado efectos en animales individuales», ha dicho Hinton.

El equipo evaluó también el impacto de otras variables en la vida salvaje: la distancia con la carretera más próxima, el tiempo de actividad capturado por los sellos de fecha y hora de las cámaras y el tipo de vegetación y elevación. «El terreno varía de hábitats montañosos a costeros, y sabemos que estos hábitats son compatibles con diferentes tipos de especies. Para tener en cuenta estos factores, incorporamos atributos de hábitat y paisaje, como la elevación, en nuestro análisis«, dijo Beasley.

Una cabra ‘serow’, autóctona de Japón, en los alrededores de Fukushima. | UGA

«En base a estos análisis, nuestros resultados muestran que el nivel de actividad humana, la elevación y el tipo de hábitat fueron los factores principales que influyeron en la abundancia de las especies evaluadas, en lugar de los niveles de radiación». Es decir, que la falta de presencia humana a medio plazo (diez años) es más beneficioso para las poblaciones de fauna local que el que sea una zona libre de radiación.

Los resultados del estudio indican también que el patrón de actividad de la mayoría de las especies está alineado con sus formas tradicionales de comportamiento. Por ejemplo los mapaches, que son nocturnos, fueron más activos durante la noche, mientras que los faisanes, que son animales diurnos, fueron más activos durante el día. Sin embargo, los jabaliés que vivían dentro del área deshabitada fueron más activos durante el día que sus homólogos en áreas con residencias, lo que sugiere que pueden estar modificando su comportamiento en ausencia de humanos.

La excepción a estos patrones fue el serow japonés, un mamífero parecido a una cabra. Aunque normalmente viven lejos de los humanos, durante el estudio fueron vistos con mayor frecuencia en las imágenes de la cámara en áreas rurales de tierras altas habitadas por humanos. Los investigadores sugieren que esto podría ser un ajuste de comportamiento para evitar el rápido crecimiento de la población de jabalíes, sus depredadores naturales, en la zona evacuada.



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