Un reciente estudio ha explicado que las altas temperaturas, los incendios y la deforestación están afectando a los compuestos químicos que emana la vegetación de la selva amazónica. Los científicos advierten que este es un síntoma de que la salud de esta región no es la correcta y que podría acarrear consecuencias



Cada ser vivo tiene su forma de comunicarse y expresar sus sentimientos. Los humanos lo hacemos mediante la palabra, el ruido y los gestos, al igual que lo pueden hacer otros animales. Incluso las plantas realizan esta acción, aunque de una manera mucho más silenciosa pero con un calado igual de significativo.
En concreto, las plantas pueden comunicarse unas con otras mediante COVs (compuestos orgánicos volátiles), unas sustancias químicas que desprenden y que ejercen un papel ecológico muy relevante. Entre otras funciones, los COVs pueden animar a atraer a polinizadores o a advertir a otras plantas de la presencia de depredadores, entre otras funciones.
“Si estas fragancias cambian, los seres vivos pueden confundir los mensajes y perder capacidad de comunicación, de reproducción o de protección”, ha destacado el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF).
El problema es que, de acuerdo con un reciente estudio, estos compuestos se están viendo alterados, o incluso desapareciendo, particularmente en uno de los terrenos forestales más importantes del mundo: la selva amazónica.En concreto, esta investigación, que ha revisado más de 240 artículos relacionados y ha llevado a cabo experimentos con modelos matemáticos y observaciones vía satélite, ha descubierto que la deforestación, los incendios y el cambio climático han hecho aumentar la concentración de sesquiterprenos en el aire amazónico, mientras que ha disminuido la de isoprenos.
Los sesquiterpenos son compuestos orgánicos volátiles biogénicos de 15 carbonos, extremamente reactivos y con alto poder de formación de aerosoles. Mientras que los isoprenos contienen cinco carbonos, son más comunes y abundantes, muy reactivos y con alto poder de formación de aerosoles, pero en menor proporción respecto a los anteriores.
“La evaporación de sesquiterpenos se dispara con el calor porque sirve de protector frente a las altas temperaturas. Por otra parte, cuando hay pérdida de biomasa (troncos y hojas) por deforestación o incendios, disminuyen los isoprenos. El balance entre uno y otro se ha utilizado como señal para medir el estado de salud del Amazonas”, ha señalado el CREAF.
Por su parte, Ana María Yáñez, primera autora del artículo, ha comentado que esta variación entre ambos compuestos es la particular y silenciosa forma que tiene el Amazonas para trasladarnos su malestar por las altas temperaturas, la escasez de agua y la creciente deforestación. “La selva amazónica nos está diciendo que no está bien”, ha añadido.
En este sentido, el estudio ha puesto en evidencia que este cóctel amazónico se está viendo alterado por la acción humana: “El cambio climático y la desaparición de bosques están haciendo cambiar el aroma del planeta, sobre todo en el Amazonas”, han comentado desde el CREAF.
“La modificación de las concentraciones de COVs en la Amazonía, como la disminución de isoprenos, podría tener consecuencias en la radiación que llega a la superficie de la Tierra y en el régimen de lluvias. Son compuestos que participan en la formación de las nubes y que crean aerosoles que regulan la cantidad de radiación solar que llega a la superficie terrestre”, ha concluido Yáñez.
