Australia experimenta desde hace años la invasión de la rana Litoria cyclorhyncha, un espécimen endémico del suroeste del país que, ayudado por el ser humano, se ha desplazado hacia el sur y norte. Ahora temen que se repita lo sucedido en 1930, un episodio “negro” de la historia del país que incluso quedó reflejado en Los Simpsons



Hoy más que nunca, en el Día Mundial del Mundial del Medio Ambiente, la Organización nos recuerda la fragilidad y complejidad de la biodiversidad. Gracias a este sistema obtenemos todos los recursos necesarios para realizar una vida plena. Sin embargo, los humanos lo hemos alterado durante los últimos años, desencadenando una serie de catástrofes que nos están pasando factura ahora.
A diferencia de lo que se puede creer, los cambios que hemos realizado no solo se han producido a gran escala, sino que también los hemos llevado a cabo a nivel local. El problema de esa transformación es que tanto unos como otros “tienen consecuencias negativas”, advierte la ONU.
Un gran ejemplo de cambios a nivel local nos los encontramos estos días en Australia. Allí habita una especie de rana, la Litoria cyclorhyncha, que normalmente vive en los pantanos y humedales situados en el suroeste del país. Sin embargo, los científicos empezaron a informar de avistamientos de esta rana también en el sur a partir del año 2000.


En principio puede ser un problema menor, pero la realidad es totalmente la contraria. La Litoria cyclorhyncha se presenta como una gran depredadora “capaz de devorar cualquier cosa que le entre en la boca”, según informan algunos científicos de la Universidad de Australia del Sur.
Esto le ha permitido adaptarse muy bien a sus nuevos hábitats e, incluso, empezar a desplazarse a otros mucho más al norte, pero con un coste muy alto para la biodiversidad:
“A medida que se come las especies locales, está afectando el ecosistema natural, que puede desplazar o destruir las redes alimentarias locales, competir con las aves, los reptiles y los mamíferos nativos por los recursos, y potencialmente cambiar la biodiversidad natural”, señala ese mismo grupo de científicos.
Para estudiar el potencial depredador de las ranas, los expertos analizaron el estómago de 76 de estas ranas localizadas en tres hábitats distintos: un humedal artificial, un matorral seminatural y un entorno urbano.
Los resultados arrojaron que de media cada rana había engullido seis presas que abarcaban 200 especies distintas, de las cuales el 60% eran escarabajos y arañas. Lo más sorprendente es que se hallaron restos de gecos, ranas de otras especies e, incluso, ratones, quedando demostrada su tenacidad a la hora de encontrar alimento.
Pero ¿quién es el responsable de haber introducido estas ranas en un hábitat que no es el suyo? En un estudio publicado en el 2018 se señaló de manera inequívoca al ser humano.
La Litoria cyclorhyncha es carnívora, de ahí que pueda alimentarse incluso de roedores
Para Gunnar Keppel, uno de los autores del estudio principal, es importante que la gente sea consciente del peligro que supone introducir especies en regiones donde no son endémicas. En este caso explica que, si no se mantiene bajo control, es posible que esta rana domine los ecosistemas del sur de Australia, transformándolos por completo.
“Estas ranas ya han logrado viajar más de 2.000 kilómetros de su hábitat natural y parece que, teniendo en cuenta su considerable tolerancia a la salinidad y las altas temperaturas, se dispersen mucho más allá. Es necesario controlarlas”, comenta Gunnar Keppel.
Esta no es la primera vez que Australia vive las consecuencias de introducir una especie en un hábitat distinto. En 1930 introdujeron en el país el sapo de caña (Rhinella marina, natural del norte de América latina) con el fin de eliminar las plagas de escarbajos que mermaban la producción de caña de azúcar. El escaso seguimiento de la introducción produjo que el sapo se trasladase a otras zonas, invadiendo con el paso del tiempo el país y modificando los ecosistemas.
El fracaso de esta introducción fue tal que Australia continúa experimentando sus consecuencias. Incluso un capítulo de la popular serie de Los Simpsons emitido en 1995 hace referencia a esta plaga cuando Bart introduce a su mascota, un sapo, por un descuido. Al terminar el metraje, Lisa Simpson, al ver los campos de cultivo devastados por el sapo, advierte entre risas que «esa es una de las consecuencias de introducir especies en otros países donde no son endémicas«.
