Unos 350 de ejemplares de pagaza piconegra han nidificado en la Laguna de Boada en Palencia tras una década desde su último avistamiento en la zona. La inversión y mejoras de la gestión de este espacio natural ha supuesto el florecimiento de la biodiversidad



Los humedales son los ecosistemas de mayor productividad biológica que existen. Además de albergar una gran biodiversidad vegetal, son lugares idóneos para las aves, y suponen una fuente de recursos y servicios ecosistémicos de vital importancia para la vida humana sostenible. Desde suministro de agua dulce y alimentos, hasta control de crecidas, recarga de aguas subterráneas y mitigación del cambio climático, los humedales constituyen verdaderas depuradoras naturales y esenciales para muchas actividades económicas.
Buena parte de las zonas húmedas siguen siendo amenazadas o abandonadas pese a la gran variedad de figuras de protección a las que están acogidas. Los proyectos para su recuperación y puesta en valor son indispensables para mantener el equilibrio de estos frágiles ecosistemas.
Es el caso de la Laguna de Boada (Palencia) que ha sido recuperada tras décadas de precariedad y descenso continuo de la presencia de aves y otras especies. La inversión y mejoras de la gestión de este espacio natural ha supuesto el florecimiento de la biodiversidad del entorno.
Gracias a los seguimientos que la Fundación Global Nature (FGN) realiza periódicamente, se han detectado hasta 346 de ejemplares de pagaza piconegra (Gelochelidon nilotica), en mayo, y 390 pollos volantones, en julio. Los trabajos de restauración y gestión de estas lagunas han sido realizados por la FGN, junto a la colaboración de la Diputación de Palencia y, continúan en la actualidad gracias a proyectos europeos como el LIFE Paludicola que protege al carricerín cejudo (Acrocephalus paludicola) y consigue ser un paraguas ambiental que beneficia a muchas otras aves.
Isleta de nidificación
Uno de los motivos de la presencia de la pagaza piconegra, y otras aves, es la existencia de una laguna para la nidificación de aves acuáticas en la laguna. Esta ave ya realizó un primer intento de cría en el año 2005 cuando se llegaron a instalar más de 30 parejas que realizaron puesta. En cualquier caso, el rápido estiaje de la laguna propició el abandono de la colonia. Fue en el año 2009 cuando volvió a instalarse en esta laguna una colonia de más de 60 parejas que consiguió sacar adelante numerosos polluelos y se conviertió en la primera reproducción exitosa conocida para la provincia de Palencia en las últimas décadas.


Desde entonces y hasta este año 2019 no se habían producido más intentos de cría, lo que ha coincidido con la fuerte sequía que sufre la meseta Norte y que mantiene casi secos los humedales de la cercana Villafáfila (única localidad de cría regular de Castilla y León y de distribución más noroccidental ibérica), motivo que ha favorecido la elección por parte de las pagazas de la laguna de Boada como lugar de reproducción.
En este contexto, durante este año se detectaron los primeros cuatro ejemplares de pagaza piconegra el día 15 de abril. Desde esa fecha su número se fue incrementándose hasta alcanzar el 20 de mayo el máximo conteo, con 346 aves y un mínimo de 128 nidos ocupados. Durante el mes de junio, buena parte de las parejas han concluido exitosamente la cría ya que el 9 de julio se han contabilizado 390 pollos volantones.
