Cada ballena aporta dos millones de euros al año en servicios ambientales - EL ÁGORA DIARIO

Cada ballena aporta dos millones de euros al año en servicios ambientales

Según economistas del Fondo Monetario Internacional, los servicios ambientales aportados por las ballenas, como la absorción de carbono, superan el billón de dólares al año, casi dos millones por ejemplar vivo de cetáceo. Los autores abogan por reforzar su protección dentro de los acuerdos internacionales del clima


La vegetación y los océanos son los protagonistas destacados en la lucha natural contra el cambio climático. Son los principales sumideros de CO2 del planeta, que retiran el carbono de la circulación atmosférica. Sin embargo, hay que tener en cuenta que todos y cada uno de los elementos que componen la Tierra en su conjunto tienen un papel significativo en la mitigación del calentamiento global, aunque no siempre se reconoce su aportación, como es el caso de las ballenas.

Los cetáceos tienen un rol notable en el ciclo del carbono y en el funcionamiento marino, y un grupo de economistas se ha animado a estimar el valor de ese trabajo en precio de mercado. De este modo, los servicios ambientales que prestan las ballenas están cerca del billón de dólares al año, un cifra igual al PIB de un país como México y ligeramente inferior al producto interior bruto español.

El cálculo forma parte de un análisis económico recién difundido por el Fondo Monetario Internacional, la entidad que vela por la estabilidad financiera y la cooperación monetaria a nivel global. La revista Finance and Development (F&D), editada por el FMI, publica un artículo elaborado por economistas ligados a la entidad, que han contado con la colaboración de la organización conservacionista Great Whale Conservancy. El trabajo estima el valor de la aportación de las ballenas en la lucha contra el cambio climático, basándose en su contribución a la absorción de carbono en el océano, al buen funcionamiento de los ecosistemas marinos y otras aportaciones.

Clic para ampliar la imagen. | Fuente: Finance & Development

“Las ballenas tienen un papel insustituible en la mitigación del cambio climático y en la resistencia a sus efectos”, afirma el artículo, firmado por Ralph Chami, subdirector del  Institute for Capacity Development del Fondo Monetario Internacional; Sena Oztosun, analista en la misma entidad; Thomas Cosimano, profesor emérito del College of Business de la University of Notre Dame’s Mendoza y Connel Fullenkamp, profesor de Práctica Económica y director del Duke University’s Economics Center for Teaching.

Cálculo de servicios ambientales

Los autores hacen su valoración calculando los diversos servicios ambientales aportados por las ballenas. Según el artículo, las ballenas contribuyen de diversas formas al bienestar global, reduciendo los niveles de carbono, fertilizando el océano, desplazando nutrientes entre distintos puntos y profundidades del océano, beneficiando los stocks pesqueros  y generando incluso una creciente industria turística de observación de cetáceos.

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Con respecto a la captura de CO2 , los autores calculan el valor actual del carbono secuestrado por una ballena durante su vida útil, utilizando estimaciones científicas de la cantidad de cetáceos que contribuyen al secuestro de carbono y el precio de mercado del dióxido de carbono. Como ejemplo, el artículo compara su capacidad de absorción de CO2 con la de un árbol. Según las estimaciones científicas, cuando las ballenas mueren y se hunden hasta el fondo del océano, arrastran con ellas 33 toneladas de CO2 de media que se irá expulsando durante siglos. Mientras, un árbol absorbe un máximo de 22 kilos de CO2 al año.

Al valor de su capacidad de secuestrar carbono, los economistas suman otros elementos como su aportación a la mejora de pesquerías o sus aportaciones al ecoturismo. El cálculo ofrece un valor de los servicios ecosistémicos estimados de cada ballena viva actualmente en unos dos millones de dólares al año.

El artículo argumenta que, vistos los datos, proteger a las ballenas es una estrategia eficiente para afrontar el cambio climático, ya que pueden limitar los gases de efecto invernadero y el calentamiento global.

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El artículo también señala algunas especies que, por su tamaño y biología, son especialmente importantes. Las grandes ballenas como la azul, la franca, la gris o la jorobada son las principales especies que aportan un mayor beneficio en este sentido. “Las poblaciones de grandes ballenas potencian la capacidad de absorción de carbono del océano, así como su salud y capacidad de producir oxígeno”, destaca el texto.

Estado actual de conservación de las ballenas

El estudio recuerda que algunas de estas grandes ballenas no se están recuperando al ritmo esperado, aunque han pasado más de 40 años desde que la Comisión Ballenera Internacional firmara el acuerdo para el cese de la caza comercial de cetáceos a partir en 1986. En ello influyen causas diveras.

Por una parte, el ciclo biológico de las ballenas, especies longevas con una tasa de reproducción baja y lenta, no permite una rápida recuperación de poblaciones. Por otra parte, aunque la presión directa sobre ellas haya disminuido, siguen sufriendo otros tipos de molestias de origen humano, como la contaminación marina.

En concreto, respecto a los tiempos anteriores a la moratoria, la ballena azul ha disminuido un 98%, mientras que las francas, jorobadas y los cachalotes se han reducido entre el 70% y el 99%, dependiendo de las regiones oceánicas.

En conjunto, se estima que el número de ballenas que había antes del comienzo de la pesca a escala industrial y global era de cuatro a cinco millones de ejemplares. La población actual ronda 1,3 individuos, un 20% de la original, según afirman los autores en el artículo publicado en Finance & Development.

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El experto en conservación marina Michael Fischbach, director del Great Whale Conservancy  y participante en la puesta en marcha del estudio económico del FMI, afirma: “La caza industrial de ballenas industriales cesó en gran medida en la década de 1980, pero se estima que su biomasa está aún en menos del 25% de niveles previos al comienzo de su captura masiva. El documento del FMI deja claro que restaurar las poblaciones de grandes ballenas es una forma importante de aumentar el potencial de captura de carbono del océano, así como para aumentar la salud de los mares y su capacidad para producir oxígeno. Salvar ballenas ayuda a salvar el planeta, es tan simple como eso».

Los autores del estudio económico abogan también por mejorar la conservación de los grandes cetáceos. «Potenciar la protección que otorgamos a las ballenas frente a los peligros creados por el hombre aporta beneficios para nosotros mismos, el planeta y, por supuesto, las propias ballenas», sostienen los autores. «A menos que se tomen nuevas medidas, estimamos que llevaría más de 30 años duplicar el número de ballenas actuales y varias generaciones para devolverlas a sus números previos a la caza de ballenas», añaden.

Se estima que el número de ballenas que había antes del comienzo de la pesca a escala global era de cuatro a cinco millones de ejemplares. La población actual ronda 1,3 millones de individuos, un 20% de la original

Entre los riesgos a los que se enfrentan las ballenas actualmente, incluida la presión directa ejercida por países como Japón que no obedece la moratoria internacional y sigue cazando ejemplares, está la contaminación acústica, que desorienta a los ejemplares, la acumulación en sus cuerpos de compuestos químicos persistentes y metales pesados y el consumo de plástico, que ya ha dejado múltiples ejemplos de muertes por ingesta de este material.

Otra causa directa de muerte de ballenas es la colisión con embarcaciones, por lo que los autores del artículo piden que se mejore la regulación del tráfico marítimo para proteger las rutas usadas habitualmente por las ballenas y sus campos de alimentación y reproducción.

«Proteger las ballenas debe estar en un lugar destacado de la agenda climática internacional. Puesto que su papel para mitigar el cambio climático y mejorar la resiliencia es insustituible, su supervivencia debe integrarse en los objetivos de los 190 países que en 2015 firmaron el Acuerdo de París, afirma el artículo publicado en la revista del FMI. Precisamente, la próxima cumbre internacional de clima -COP 25 – , que se celebra en Chile este mes de diciembre, prestará una atención especial al papel de los océanos en el cambio climático.

Cómo proteger un bien común como las ballenas

“Las ballenas producen beneficios climáticos que están dispersos por todo el mundo. Esto significa que las ballenas se ven afectadas por la clásica ‘tragedia de los bienes comunes’ que afecta a los bienes públicos: ninguna persona que se beneficie de ellas está suficientemente motivada para pagar su parte justa para apoyarlas”, dice el artículo.

“Para resolver este problema internacional de bienes públicos, primero debemos preguntarnos: ¿Cuál es el valor monetario de una ballena? Hacer una valoración de este tipo esta justificado si queremos espolear a las empresas y a otros actores sociales para que apuestan por salvar a las ballenas, haciéndoles ver que los beneficios de protegerlas superan con creces el costo de conservarlas”, añaden.

El artículo publicado en la revista divulgativa F&D del Fondo Monetario Internacional está siendo ahora reelaborado por sus autores en un paper científico sometido a revisión por pares y se espera sea publicado en la primera mitad de 2020.



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