La llegada a los arenales de A Coruña de cecntenares de «carabelas portuguesas» ha obligado al cierre de las playas por su toxicidad, un fenómeno extraño en estas latitudes provocado por el calentamiento y la pérdida de biodiversidadd marina



La presencia de centenares de carabelas portuguesas, Physalia phisalis, medusas muy urticantes, en las costas de la provincia de A Coruña ha obligado a aumentar en las últimas horas las playas cerradas en diferentes municipios.
Desde el pasado 4 de enero el Ayuntamiento de Ferrol ha decretado el cierre de varios arenales del municipio tras la aparición de ejemplares de carabelas portuguesas, que también han llegado a otros puntos del litoral coruñés como la ciudad herculina que cerró todos sus sitios de baño por el mismo problema.
Según los datos que maneja la Coordinadora para el Estudio de Mamíferos Marinos (Cemma), las carabelas portuguesas han llegado a las playas de las provincias de A Coruña y Pontevedra, con mayor incidencia en la zona comprendida entre Estaca de Bares, en Mañón, y el Cabo San Adrián, en Malpica de Bergantiños.
La llegada de estas organismos marinos al litoral gallego no es algo raro, explica Alfredo López, biólogo de la Coordinadora para el Estudio de Mamíferos Marinos (CEMMA), si bien es cierto que la invasión de la carabela portuguesa no es un hecho tan corriente en la comunidad galaica.
Lasucesión de borrascas, el cambio climático y el descenso de las tortugas marinas que alimentan de medusas, podrían ser algunas de las causas
“Normalmente las medusas que llegan son ‘veleiriños’ (Velella velella) y, en el medio, alguna otra especie como la carabela portuguesa». Pero este año se ve que hubo alteraciones, detalla.
Y atribuye tal hecho al cambio climático, pues, aunque no se sabe con certeza, lo que está ocurriendo “posiblemente” se deba a que “las aguas están más calientes a latitudes más altas que en años anteriores”.
La creciente presencia en las playas de este animal y de las medusas tiene también como origen, afirma López, el descenso del número de tortugas marinas que se alimentan de estas especies y se encuentran “al borde de la extinción en este momento” debido a las actuaciones humanas.
Las autoridades advierten del peligro de esta especie que, incluso después de muerta, puede llegar a inyectar veneno si se tiene contacto con ella.
Esta «falsa» medusa alberga diversos tipos de veneno en los tentáculos, por lo que no se puede coger ni tampoco tocar
Sorprende su presencia en esta zona puesto que abunda en regiones tropicales y subtropicales de los océanos Pacífico e Índico y en parte del Atlántico.
Se trata de una colonia de hidroides.
La parte que flota, que le da el nombre, se llama neumatóforo, pero el peligro se encuentra en los dactilozoides, tentáculos en los que alberga más de diez tipos de venenos diferentes.
