El conocido como El Carballo de Conxo ha sido elegido árbol del año 2022 y ahora se prepara para competir por este mismo reconocimiento a nivel europeo. Este Quercus robur de 250 años destaca por ser un testigo histórico de la región y por llegar a ser defendido por Rosalía de Castro



Hace 250 años, en Santiago de Compostela nació el que ha sido considerado como el árbol del año 2022: el conocido como ‘O avó’ (El abuelo) o El Carballo de Conxo, un ejemplar de Quercus robur con un perímetro de casi cuatro metros y una altura de 30 metros.
Junto a él han competido otros árboles singulares españoles, como la Sabina de las Blancas, en Teruel o el conocidísimo Drago Milenario de Tenerife, pero finalmente ha sido el coruñés, con 22974 votos quien consiguió este galardón. De hecho, este reconocimiento le ha servido de aliciente para optar a este mismo premio a nivel europeo en 2022.
«Me parece un emblema maravilloso para Galicia y, en estos tiempos de incertidumbre y de dificultad ocasionadas por el covid es un símbolo maravilloso para afrontar el futuro con los pies pegados a la tierra, pero mirando al cielo», ha dicho el alcalde de Santiago de Compostela, Xosé Sánchez Bugallo, tras conocer la noticia de la elección de este carballo como árbol del año.
Se trata de la séptima edición del concurso ‘Árbol del Año en España”, un certamen que busca destacar la importancia de los árboles en el patrimonio natural y cultural de España y su importancia en la relación con los seres humanos.
El concurso no busca al más bello sino a aquel que aglutine una historia junto a un profundo arraigo con la zona en la que se encuentra.
Además de agradecer los votos, el alcalde ha recordado que el enclave donde se encuentra fue primero propiedad de la Iglesia, más tarde formó parte del Psiquiátrico de Conxo, después de la Diputación provincial de A Coruña y ahora es un parque público urbano que lleva el nombre de una comida fraternal. Y es que este Quercus es un árbol como mucha historia bajo su corteza.
Fue testigo al poco de nacer, en 1856, del insólito e histórico Banquete Democrático de Conxo (de ahí que el ejemplar se encuentre en un bosque denominado Bosque del Banquete de Conxo), un acto organizado por estudiantes universitarios como un símbolo revolucionario de los valores de igualdad, libertad y fraternidad recibidos de la Revolución Francesa.
Este árbol también resistió a las talas indiscriminadas e incendios múltiples que asolaron los bosques gallegos durante los siglos XIX y XX y que a este concreto redujeron el número de ejemplares de unos 1.000 a los 40 que se encuentran en la actualidad.
Este bosque fascinó a Rosalía de Castro y en algunas de sus obras, como Los Robles, de su libro En las orillas del Sar (1884), llegó a denunciar las injusticias a los que estos árboles estaban sometidos. Tal es así que llegó a enfrentarse al cardenal Payá, arzobispo de Santiago de Compostela, quien ordenó talar el árbol.
Ahora, desde el 2018, tras 133 años de abandono, el árbol descansa en un recinto recién habilitado que en el 2019 congregó a 5.000 personas durante la celebración la Fiesta del Banquete, un homenaje al legado histórico del emplazamiento que, debido a la pandemia, tuvo que suspenderse en la entrada de la nueva década.
“Por el contexto histórico que vivió de defensa de las libertades en la España gris de mediados del siglo XIX, por ser objeto de la denuncia ecológica, por estar al pie del Camino Portugués a Santiago y por recibir el abrazo de miles de personas, creemos que este enorme carballo merece optar a ser elegido como Árbol Europeo del Año”, concluyen sus vecinos.
