Incorporar la protección de los ecosistemas de agua duce en el actual enfoque de conservación lograría beneficios seis veces superiores con una misma inversión. Actualmente los esfuerzos de conservación están enfocados principalmente a ecosistemas de tierra firme



Aunque ocupa menos de un 1% de la superficie terrestre, el agua dulce es el hogar de una décima parte de todas las especies conocidas, entre las que se incluye un tercio de los vertebrados. Del mismo modo, de estos sistemas depende el correcto funcionamiento del clima y, por supuesto, la supervivencia humana.
Sin embargo, durante los últimos 50 años, las poblaciones de vertebrados de agua dulce se han desplomado un 83%, de acuerdo con un reciente estudio publicado en Science. Esto supone una tasa de reducción dos vece superior a la sufrida por los vertebrados terrestres y marinos, que ronda el 40%.
Los investigadores señalan que las causas que han motivado este vertiginoso descenso se deben a diferentes impactos antropogénicos que pasan desde la pérdida y degradación del hábitat, sobreexplotación y sobrepesca, obras hídricas e, incluso, por la contaminación plástica.Por este motivo, los investigadores reclaman medidas urgentes de conservación mundial que, sobre todo, se focalicen en los sistemas de agua dulce ya que, según su estudio, los beneficios obtenidos pueden ser hasta seis veces superior con una misma inversión que respecto al enfoque actual que vela principalmente en los ecosistemas de tierra firme.
Para demostrar su teoría, los científicos evaluaron más de 1.500 especies terrestres y de agua dulce presentes en la Amazonía brasileña con los que obtuvieron datos vitales. Con toda la información, realizaron simulaciones digitales con las que analizaron distintos escenarios de conservación.
“Descubrimos que, cuando la planificación se enfoca en la conservación de especies terrestres, la protección alcanzada para las especies acuáticas es de solo el 22%. Mientras que, si el enfoque elegido prioriza a las especies acuáticas, los animales terrestres alcanzan una protección del 84%”, señala Cecilia Gontijo Leal, de la Universidad de São Paulo.
“Por lo tanto, para abordar la actual crisis de biodiversidad de forma eficiente, las especies que habitan los ecosistemas de agua dulce deben incorporarse explícitamente en la planificación de la conservación”, añade la experta.
“Con una planificación integrada que incorpora información tanto sobre especies de agua dulce como terrestres, encontramos que la protección de las especies de agua dulce puede aumentar hasta en un 600% sin reducir la protección de especies terrestres y con una misma inversión”, informa por sui parte Gareth Lennox, coautor del estudio.
Con los resultados sobre la mesa, el grupo ahora planea aplicar el enfoque a toda la región amazónica ya que, de este modo, se podrán reforzar los datos adquiridos en el actual estudio y podrá servir como guía para ayudar a priorizar áreas de protección o incluso crear nuevas unidades de conservación.
“Nuestro método también podría probarse en otras áreas que son importantes para la conservación fuera del Amazonas y así equiparar los resultados”, concluyen los autores.
