Una de las grandes lecciones que ha dejado la pandemia que estamos sufriendo desde comienzos de 2020 es la necesidad de actuar ya contra la crisis de biodiversidad. El coronavirus ha revelado la vinculación directa entre la destrucción de ecosistemas, la pérdida de biodiversidad y la aparición de nuevas enfermedades infecciosas a través del proceso conocido como zoonosis, que es cuando un patógeno salta de un animal a humanos.
Un proceso que además se ha visto exacerbado por nuestra sistemática tendencia a estrechar y simplificar los cercos que nos separan de los ecosistemas en su estado natural. El hecho de que exista un ecosistema más complejo, con más especies intermediarias entre los patógenos y nosotros, es más beneficioso para los humanos debido a los factores de amortiguamiento y de dilución que construyen más barreras entre los virus y nosotros.
Conservar y restaurar la biodiversidad y los ecosistemas es también fundamental para hacer frente al cambio climático
Ante esta situación, la celebración del Día Internacional de la Biodiversidad es una de esas fechas marcadas en rojo en el calendario de Naciones Unidas (ONU), con el objetivo de aumentar la educación y conciencia públicas sobre este término para ayudar a la comunidad global a reexaminar su relación con el mundo natural. Este 2021, el tema de este Día de la Biodiversidad es “Soy parte de la solución”, un eslogan que se ha elegido como continuación y seguimiento de los esfuerzos de la campaña 2020 “Nuestras soluciones están en la naturaleza”, que sirvió como recordatorio de que la biodiversidad sigue siendo la respuesta a varios desafíos del desarrollo sostenible.


Desde soluciones basadas en la naturaleza a la lucha climática, pasando por problemas de salud, seguridad alimentaria y del agua y medios de vida sostenibles, la biodiversidad es la base sobre la cual podemos reconstruir mejor. Ese es el mensaje que el Convenio sobre la Diversidad (CDB), responsable de la celebración e instrumento internacional en defensa de la biodiversidad, pretende inculcar en un momento crítico en el que más de un 1 millón de especies de animales y plantas están en peligro de extinción.
Un año importante
Este Día de la Biodiversidad no será, eso sí, la única cita importante relacionada con el patrimonio biológico. En octubre se celebrará la ya varias veces postergada Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad COP15 en Kunming, China, donde se examinarán los logros y la ejecución del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 del CDB. También se prevé que se adopte la decisión final sobre el Marco Mundial de la Diversidad Biológica posterior a 2020, que recoge la inquietud por garantizar que la labor de conservación de la biodiversidad contribuya a “la nutrición, la seguridad alimentaria y los medios de vida de las personas, especialmente de las más vulnerables”.
Pero aquí no acaban los empeños de Naciones Unidas por conseguir una biodiversidad saludable, ya que 2021 abre la puerta no a una sino a dos nuevas décadas: la Década de la Ciencia de los Océanos para el Desarrollo Sostenible y la Década de la ONU para la Restauración de los Ecosistemas, cuyo pistoletazo de salida se dará el próximo 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente.
Las áreas forestales globales ocupan hoy solo un 68 % del área que ocupaban en la era preindustrial
Un claro ejemplo de lo que le está pasando a la biodiversidad nos la dan los corales: durante los últimos 150 años se presencia en los mares se ha reducido a la mitad y, dada las proyecciones climáticas y tasas de contaminación, todo apunta a que acabarán por extinguirse, arrastrando a todos los seres vivos que dependen de ellos para su supervivencia. De hecho, el 25% de las especies marinas habitan en estos ecosistemas que corren el riesgo de desaparecer del todo.


Tal y como explicaba en El Ágora el doctor en Economía y Política Ambiental Unai Pascual, uno de los científicos más citados del mundo y único español miembro del Comité de Evaluación de Ia Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), “la biodiversidad es como un gran tapiz que estamos agujereando”. Y el tiempo se agota para parches y remiendos.
Un nuevo estudio mundial realizado por la Unidad de Inteligencia de The Economist (EIU), por encargo de WWF, revela que el interés y la preocupación social por la naturaleza ha aumentado notablemente en los últimos cinco años (un 16%) y sigue creciendo durante la pandemia de la Covid-19. Gracias sobre todo al despertar del activismo ambiental en redes, donde ha habido un aumento de menciones sobre biodiversidad de 30 a 50 millones en los últimos cuatro años.
Además, cada vez mayor número de personas considera que la pérdida de la naturaleza es un problema grave a nivel mundial. De hecho, el 96% de los encuestados en América Latina así lo indican, siendo la cifra más alta de todas las regiones encuestadas, una tendencia que también se manifiesta por la creciente popularidad en búsquedas de Google relacionadas con la naturaleza. Por ejemplo, se ha producido un aumento del 71% en la popularidad de las búsquedas de productos sostenibles desde 2016.
Por otro lado, en solo cuatro años se han recogido más de 159 millones de firmas para campañas relacionadas con la biodiversidad, prueba de que los movimientos de preservación de la naturaleza están cada vez más interconectados. Las protestas en todo el mundo crecen en magnitud y frecuencia, uniéndose para exigir una acción radical de los responsables políticos en nombre del planeta y generaciones futuras.
