¿Estamos ahogando el sonido de los océanos?

¿Estamos ahogando el sonido de los océanos?

En el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente advierte que el ruido producido por la actividad humana está afectando a la vida marina. El sonido y las vibraciones acústicas son esenciales para la supervivencia de ballenas, delfines y otras especies que habitan el océano


El océano a menudo se considera un mundo pacífico y silencioso. Sin embargo, es una orquesta de sonidos, como el chasquido de los camarones, las vocalizaciones de los delfines y los cantos de las ballenas. Sin embargo, la ciencia sugiere que, en muchos lugares, la actividad humana puede estar ahogando esos ruidos. Esto tiene un impacto desorientador y destructivo para los animales marinos. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) emite esta advertencia al marco del Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido que se celebra cada 27 de abril. La fecha está designada para poner de relieve los efectos nocivos de los ruidos fuertes. El UNEP enfatiza los hallazgos de un estudio de 2021 publicado en la revista de divulgación científica Science. Aquel reporte muestra que el transporte marítimo ha contribuido a un aumento estimado de 32 veces en el ruido de baja frecuencia a lo largo de las principales rutas marítimas en los últimos 50 años. Además, el ruido del sonar se ha relacionado con el incremento de ballenas varadas en tierra.

«Los científicos han estado advirtiendo sobre esto durante mucho tiempo», dijo Heidrun Frisch-Nwakanma, quien dirige el trabajo sobre el ruido submarino en la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS). «Prácticamente todo lo que hacemos los humanos en el ambiente costero o marino genera ruido, y tales actividades están aumentando».

Desde la Revolución Industrial, los océanos se han inundado con el ruido de la navegación comercial, los estudios geofísicos, los aviones que vuelan a baja altura, la extracción de petróleo, las turbinas eólicas en alta mar, la pesca con dinamita, los submarinos, el dragado, los ejercicios militares, la destrucción de la artillería sin explotar, la minería en los fondos marinos, desarrollo de infraestructura y sistemas de navegación por sonar.

El ruido y los animales marinos

Las criaturas marinas pueden ser especialmente susceptibles a esos sonidos. Muchos usan la ecolocalización, que se basa en los sonidos reflejados para identificar objetos, para encontrar presas, comunicarse, localizar parejas y crías, y navegar por el océano. Por ejemplo, los delfines y las marsopas utilizan biosonar submarino de alta resolución y alta frecuencia para apuntar a sus presas y navegar; mientras que las ballenas barbadas reproductoras se comunican mediante canciones complejas transmitidas a baja frecuencia a una distancia considerable.

Si bien la ciencia aún no está muy avanzada en cuanto al tema, algunos expertos están advirtiendo sobre las consecuencias perjudiciales de dicho ruido submarino para los invertebrados, las tortugas marinas, los tiburones, los delfines y las ballenas. «Tenemos evidencia de los efectos perjudiciales de la contaminación acústica, pero como ocurre con gran parte de la ciencia relacionada con la comprensión de la vida bajo el agua, sabemos muy poco para impulsar cambios en las políticas y prácticas de manera adecuada», dijo en un comunicado Leticia Carvalho, Directora de la Subdivisión Marina y de Agua Dulce del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

«Necesitamos desarrollar urgentemente nuestra comprensión de cómo restaurar un océano saludable de amenazas visibles, como la basura marina, y amenazas invisibles, incluida la contaminación acústica», agregó Carvalho.

La investigación también muestra que el cambio climático también han llevado al deterioro de los hábitats, como los arrecifes de coral, las praderas y lechos de pastos marinos, silenciando los sonidos característicos que guían a las larvas de peces y otros animales a encontrar sus hábitats. Los gritos y gruñidos de los arrecifes de coral saludables, repletos de varios peces y otros organismos, son similares al sonido de la comida frita.

La contaminación acústica no se limita a los océanos. La última edición del informe Frontiers del PNUMA, ‘Ruido, llamas y desajustes’ muestra que  hay problemas emergentes de preocupación ambiental. Además advierte de que el ruido es un peligro creciente para la salud pública y la vida silvestre en las ciudades. Se sabe que los sonidos prolongados y de alto nivel de los automóviles y trenes interfieren con las comunicaciones de aves, insectos y anfibios.



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