Los manglares ofrecen infinidad de servicios tanto para las personas, como para la biodiversidad. Sin embargo, su destrucción no parece tener fin y en 40 años se ha perdido el 40% de estos ecosistemas. Por ese motivo, el Día Internacional de la Conservación de los Manglares se pretende concienciar sobre su situación



Para algunos será un trozo más de vegetación que entorpece el disfrute de las costas. Para otros son solo tierras baldías cenagosas que promueven la propagación de enfermedades. Sin embargo, para quien de verdad conoce los manglares sabe con certeza que estos bosques tropicales constituyen un ecosistema único que, dependiendo de la zona, tienen un valor estimado de hasta 57.000 dólares por hectárea.
Aunque parecen elevados, estos cálculos pueden ser irrisorios incluso teniendo en cuenta un vital servicio ecosistémico que ofrecen estos amasijos de vegetación de cara a futuros escenarios de cambio climático, porque los manglares funcionan como un muro de contención que mitiga los impactos de los fenómenos extremos en las costas.
Estudios apuntan que una fortificación de 25 metros de manglares podría reducir el tiempo de recuperación de las poblaciones costeras tras un fenómeno extremo hasta los dos meses, cuatro menos de los que se requeriría si solo se dispone un espesor de seis metros.
La reconocida científica marina filipina Jurgenne Primavera recuerda que en su país, tras el paso del tifón Haiyan en 2013, comenzó a invertir 20 millones de dólares anuales para la plantación de manglares con la esperanza de obtener beneficios frente a catástrofes similares.
Además de brindar seguridad, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señala que muchos aspectos de las vidas de las personas están estrechamente ligados a estos ecosistemas. De hecho, en algunos pueblos costeros en Tailandia, los expertos predicen que eliminar de la economía los productos obtenidos de los manglares de podría aumentar significativamente el número de personas en situación de pobreza.


“Las pesquerías de manglares juegan un papel importante en garantizar el bienestar de las personas, ya que proporcionan una fuente accesible de proteínas”, comenta el PNUMA, que afirma que este tipo de ecosistemas es “esencial” para preservar la biodiversidad dado el gran numero de especies que viven en ellos, desde peces, aves, mamíferos, reptiles y otros vegetales.
La salud de las personas que viven cerca de ellos puede verse más beneficiada que perjudicada. Cabe recordar que en el mundo existen tan solo 80 especies de plantas capaces de vivir en entornos salinos, siendo las más importantes los mangles. Estos, que además eliminan la sal para su propio beneficio, arrastran otras toxinas fuera del agua, lo que es vital para un suministro de agua limpia en las comunidades adyacentes a ellos.
Del mismo modo, las hojas de los mangles se utilizan tradicionalmente como medicinas para tratar una variedad de enfermedades, desde el dolor de muelas hasta diabetes. Sin olvidar que también proporcionan recursos tradicionales, como la madera:
Como curiosidad, en los acuarios se suelen utilizar mangles para filtrar el agua
Por estos y otra larga lista de motivos, la Conferencia General de la UNESCO en 2015 acordó celebrar cada 26 de julio el Día Internacional de la Conservación del Ecosistema de Manglares, que tiene por objeto crear conciencia de la importancia de los ecosistemas de manglares como «un ecosistema único, especial y vulnerable» y promover soluciones para su gestión, conservación y usos sostenibles.
Esto último es lo que pretenden potenciar desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) debido a que desde la década de 1980 se han destruido más del 40% de los manglares, lo que supone una pérdida mayor que las selvas tropicales o los arrecifes de coral. Y es que los manglares, a pesar de estar distribuidos en 123 países diferentes, solo abarcan 152.000 kilómetros cuadrados, es decir, menos de 1% en comparación con el resto de los bosques tropicales.
Las proyecciones de la ONU indican que para mediados de este siglo se puedan perder como mínimo casi 20.000 kilómetros cuadrados de manglares de media, llegando a reducirse de nuevo hasta un 40% en regiones como Asia sudoriental.
El cambio climático, en particular el aumento del nivel del mar, se considera una amenaza potencial para el hábitat de los manglares, a pesar de que el aumento de temperatura y carbono mitigue en parte el retroceso debido a que incrementa las tasas de expansión de estos ecosistemas.


Sin embargo, la principal amenaza de los manglares sigue siendo “desafortunadamente” las personas, que sobreexplotan sus recursos y reconvierten sus emplazamientos en áreas turísticas. Del mismo modo, la ONU explica son también los asentamientos humanos los mismos que envían al agua de la que dependen estos ecosistemas nutrientes altamente tóxicos que no pueden ser procesados por los manglares y, por lo tanto, aceleran su muerte.
“Los derrames y fugas de petróleo resultantes de su perforación, producción y transporte han causado impactos letales y subletales en ecosistemas de manglares. Las limpiezas de estos y otros contaminantes son particularmente desafiantes debido a la compleja estructura de los árboles y difícil acceso”, resalta la ONU.
Para restaurar los manglares, un reciente informe de la organización internacional resalta que a los 15.000 millones de dólares que se tienen que destinar para este propósito de aquí a 2050, será necesario un añadido de 500 millones anuales más para contrarrestar, sobre todo, los efectos negativos del cambio climático
“Cada hectárea de manglar almacena 1.000 toneladas de carbono. Si estas desaparecen por las causas que sea, se liberarían a la atmósfera las mismas emisiones que produciría un coche en un viaje de 26 millones de kilómetros, es decir, 650 vueltas alrededor de la Tierra”, explican desde la ONU.
“Su papel en la regulación climática, tanto a nivel local como mundial, los convierten en unos potentes aliados para consolidar las metas expuestas en el Acuerdo de París y en los acuerdos sobre la biodiversidad”
