Cada 16 de junio celebramos el Día Mundial de las Tortugas Marinas, una jornada para aprender sobre uno de los grupos de reptiles más antiguos del planeta y recordar el crítico estado de conservación en el que se encuentran. Y es que, aunque habitan los océanos desde hace más de 100 millones de años, seguir viendo sus maravillosos caparazones y sus movimientos pausados puede tener los días contados debido al alto nivel de amenaza que sufren.
Muchas son las razones que han llevado a estas especies al límite, pero la más destacable es la invasión de los plásticos de las aguas oceánicas que suponen una auténtica trampa para estos bellos animales. Las tortugas los confunden con medusas y se ahogan intentando comérselos o bien quedan enredadas en redes de pesca u otros plásticos. Además fuera del mar, la basura pueda atrapar a las crías impidiendo que alcancen el mar.
Según «Lista Roja de especies amenazadas» (IUCN -Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza-), que permite conocer el grado de amenaza de las especies de animales y plantas en el mundo, al menos seis de las siete especies de tortugas marinas que existen están amenazadas, tres de ellas de forma crítica.
Las tortugas laúd, boba y olivácea están clasificadas como ‘vulnerable’ (sus poblaciones se estiman en 60.000 hembras reproductoras de tortuga boba y 800.000 oliváceas). La tortuga verde, con una población estimada en 203.000 ejemplares, está catalogada como ‘en peligro’. Y las tortugas carey (8.000 ejemplares) y y bastarda (1.000 ejemplares), como ‘en peligro crítico’. No se tienen datos suficientes de la situación de la séptima especie, la tortuga franca oriental, pero se estima en que puede haber 10.000 ejemplares.
- El Dia Mundial de las Tortugas Marinas se celebra el 16 de junio porque fue el día que nació, en 1909, el zoólogo Archie Carr, gracias a cuya obra, en Costa Rica primero y luego en el resto de Caribe, se tomó conciencia de la importancia de estos reptiles y se crearon parques nacionales y programas especiales para preservarlas.
- Las tortugas marinas desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la salud de los océanos, especialmente de los lechos y praderas marinas y los arrecifes de coral, lo que beneficia a numerosas especies con valor comercial, como el camarón, la langosta y el atún.
- Miden entre 60 centímetros y 1,8 metros, según la especie, y pueden alcanzar los 900 kilos de peso. La especie más grande es la tortuga laúd y la más pequeña es la olivácea.
- Solo una de cada 1.000 tortugas que salen del huevo llega a la edad adulta. Depredadores como cangrejos, zorros y aves se alimentan de las crías a las que capturan durante su corta pero difícil travesía desde sus nidos en la playa al mar.
- Los machos no abandonan el mar nunca y las hembras solo salen para depositar sus huevos en la arena durante la temporada de nidificación. Muchas de ellas vuelven a poner sus huevos en la misma playa en la que nacieron.
- Las tortugas marinas no tienen dientes, sino una serie de picos de queratina en la parte superior de sus bocas. Son omnívoras y su dieta puede variar pero comen principalmente algas, calamares y medusas. Prefieren los alimentos de color rojo, naranja y amarilla
- Las tortugas marinas pueden migrar largas distancias. El récord lo ostenta una tortuga laúd hembra que logró nadar 20.900 kilómetros en 647 días, desde Indonesia a la costa oeste de Estados Unidos
Amenazas
Aunque los plásticos y la pesca ‘accidental’, al quedar atrapadas en redes abandonadas, son sus principales causas de muerte, las tortugas también están amenazadas por otros motivos igualmente preocupantes. A pesar de que su pesca y comercio están prohibidos, estos majestuosos animales siguen siendo cazados para conseguir sus caparazones, su piel, sus huevos o su carne. En Asia, la sopa de tortuga, por ejemplo, se consideraba un auténtico manjar.


El cambio climático también impacta en la salud de las tortugas marinas y sus ecosistemas. El aumento del nivel del mar, el aumento de tormentas y eventos climáticos extremos dañan las playas donde anidan. Además, son animales muy vulnerables a las temperaturas y si éstas son más altas de lo normal durante la incubación, nacen solamente hembras.
Por otra parte, el desarrollo urbano en las costas también está destruyendo zonas de nidificación y la introducción de especies invasoras y la contaminación están aumentando las enfermedades que sufren.
