La iniciativa Earth BioGenome Project (EBP) está integrada por más de 5.000 científicos de todo el mundo, unidos con un objetivo común: secuenciar el genoma de todas las formas de vida de la Tierra para obtener un auténtico ‘atlas genético’ de la biodiversidad



Un esfuerzo global de investigadores de todo el mundo para mapear los genomas de todas las plantas, animales, hongos y otras formas de vida eucariota en la Tierra. En eso consiste el Earth BioGenome Project (EBP), una iniciativa integrada por más de 5.000 científicos de todo el mundo que juntos quieren obtener el ‘atlas genético’ más completo de la biodiversidad del planeta. Un reto descomunal que, esta semana, parece un poco más cerca de convertirse en realidad: sus responsables han anunciado que el EBP acaba de superar con éxito la fase de pruebas, por lo que ahora comienza ahora el trabajo a gran escala para secuenciar el genoma de los casi dos millones de especies de plantas, animales y hongos que se han descrito en la Tierra y de los que hasta ahora solo se han secuenciado el 0,5%.
“El EBP captura la esencia y el entusiasmo del esfuerzo coordinado a mayor escala en la historia de la biología”, ha asegurado Harris Lewin, presidente del Grupo de Trabajo del EBP y profesor de Evolución y Ecología en la Universidad de California. “Desde la ciencia fundamental hasta las aplicaciones innovadoras en una amplia gama de problemas globales apremiantes, como la prevención de la pérdida de biodiversidad y la adaptación de los cultivos alimentarios al cambio climático, el progreso de EBP en la secuenciación de la vida eucariota es aleccionador e inspirador. Lograr el objetivo final de secuenciar toda la vida eucariota ahora parece estar a nuestro alcance”, ha explicado en un comunicado.
La iniciativa podría ser fundamental en un momento en el que numerosos estudios científicos alertan de que la Tierra podría perder hasta el 50% de su biodiversidad para finales de este siglo si no se toman medidas para frenar el cambio climático y proteger la salud de los ecosistemas globales. En este sentido, la creación de una biblioteca digital de secuencias de ADN para toda la vida eucariota conocida puede ayudar a generar herramientas eficaces para prevenir la pérdida de biodiversidad, además de prevenir la propagación de patógenos y mejorar los servicios de los ecosistemas.
Para finales de 2023, la EBP tiene como objetivo producir genomas de referencia que representen alrededor de 9400 especies. Hasta ahora, los proyectos afiliados han producido alrededor de 200 genomas de referencia, y se espera que la secuenciación, el ensamblaje y la anotación de más de 3000 se completen para fines de 2022, lo que significa que el proyecto está en camino de alcanzar sus objetivos intermedios.
Estos avances se deben en gran medida a que ell proyecto funciona como una red internacional de redes, desde la que se coordinan numerosos esfuerzos a escala nacional, regional y de grupos específicos, como el Proyecto del Genoma de Conservación de California, el Proyecto del Árbol de la Vida de Darwin (DToL), el Proyecto de Genomas de Vertebrados y el Proyecto Bird 10,000 Genomas.
“Muchos de estos proyectos de secuenciación a gran escala han experimentado contratiempos durante la pandemia de COVID-19”, ha apuntado Peter Harrison, líder del equipo de análisis del genoma en EMBL-EBI. “Es fantástico ver que el EBP avanza para alcanzar su objetivo de secuenciar toda la biodiversidad eucariota de la Tierra. Hemos logrado grandes avances este año dentro del proyecto DToL y estamos emocionados de ver lo que traerán los próximos años para el proyecto”, ha asegurado.
Participación española en el EBP
En total, el proyecto incluye a 5.000 científicos y personal técnico de 44 instituciones de 22 países de todos los continentes, salvo la Antártida. Y cuenta, por supuesto, con una importante colaboración española. El primer organismo español que se unió a la iniciativa fue el Institut de Estudis Catalans (IEC) pero ahora ya hay científicos de todo el país de centros como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) o el Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG), que participan muy activamente en el EBP, explica en declaraciones a EFE Montserrat Corominas, bióloga de la Universidad de Barcelona.
De hecho, subraya la investigadora, es importante que España esté presente en el proyecto, no solo por su importancia global, sino porque «somos el país con más biodiversidad de Europa con lugares tan variados como Canarias, el desierto, el Atlántico o el Mediterráneo».La reciente pandemia nos ha demostrado lo importante que es conocer nuestro entorno: «Si no hubiéramos secuenciado el virus que causa el covid, no podríamos hacer PCRs, ni conoceríamos las variantes como el ómicron», explica a Corominas. «Y si hubiéramos tenido secuenciadas todas las especies que sabemos que transmiten el covid, habríamos determinado antes cuál es la base genética de los genes implicados, las variantes, por qué unos lo transmiten y otros no, por qué unos enferman más y otros no…», añade.
Por eso, cuando este atlas genético esté completado, tendrá un valor incalculable para los científicos de todos los campos. Y es que este mapa de genes podría tener todo tipo de aplicaciones: combatir el cáncer, prevenir las epidemias, mejorar la agricultura sostenible, acelerar la lucha contra el cambio climático, revolucionar la farmacología, o acabar con la resistencia de las bacterias a los antibióticos
