El amor está matando al colibrí - EL ÁGORA DIARIO

El amor está matando al colibrí

El amor está matando al colibrí

Los colibríes son aves tropicales conocidas por su diminuto tamaño, la velocidad de movimiento de alas y sus vivos colores. Respetadas desde antiguo, ahora están amenazadas por su uso en prácticas de brujería, en las que se mata al ave por pura superstición. Los curanderos las usan para elaborar conjuros de amor


Emiliano Rodríguez | Especial para El Ágora
México | 8 mayo, 2020


Entre las principales características del colibrí destacan su pequeño tamaño (son consideradas las aves más pequeñas del mundo) y sobre todo, su forma de volar; ya que pueden mover o batir sus alas hasta 200 veces por segundo. Esto hace que pueda permanecer estático, como “flotando en el aire”, o pueda volar incluso hacia atrás.

Cuándo el pájaro se encuentra volando, mueve tan rápido sus alas que a la vista del ojo humano casi no se pueden apreciar. Y este es el reto de tomarle fotografías. Es pasarse horas a veces con la cámara apuntando a donde puede aparecer, atraído por los colgantes con alimento a base de jarabe azucarado.

Un colibrí libando de un dispositivo de agua con azúcar muy habitual como reclamo para estas aves en América. | Foto: Emiliano Rodríguez

Los colibrís forman una familia muy numerosa que agrupa unas 320 especies distribuida en toda América. El tamaño, la forma del cuerpo y la coloración son tan ricos y variables que no admiten la comparación con ningún otro grupo de aves.

El plumaje de suele ser de colores muy variados y llamativos. Pero en las especies más populares, las plumas son básicamente de color verde o gris claro con ciertos detalles metalizados.

«Es un pájaro muy largo, tiene unas patas muy chiquitas, el pico muy largo, tienen las alas desproporcionadamente largas en comparación con su tamaño», explica María del Coro Arizmendi Arriaga, profesora investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México.

«Algunos colibríes respiran 500 veces por minuto y su corazón late a 1.200 por minuto»

Tienen cola bifurcada o redonda, bastante amplia respecto al tamaño total del cuerpo. La especie Topaza bella, del nordeste de América del Sur, posee una cola en forma de cruz; Sappho sparganura, de Bolivia, Argentina y Perú, tiene la cola bifurcada.

Un ejemplar de colibrí en todo su esplendor de color. Foto: Emiliano Rodríguez

Su pico es de color negro y muy delgado. El colibrí pico de espada es el que más grande lo tiene, con una longitud total de 10 centímetros.  Dentro de él cuenta con una lengua bífida muy larga en forma de tubo que emplea de forma tremendamente efectiva y le sirve para obtener el néctar de las flores que necesita para alimentarse.

Dependiendo de la especie, el pico de los colibríes puede llegar a medir la misma longitud que su cuerpo. Logran hacer hasta 500 respiraciones por minuto. Su corazón alcanza hasta 1.200 latidos por minuto.

Leyendas y aves

Y como todo en México, país de leyendas, tenemos la leyenda maya del colibrí: Los dioses mayas, al crear la tierra, le dieron al colibrí la cualidad de llevar y traer mensajes, descubre la leyenda maya que se cuenta de esta ave.

Su magia se puede observar a simple vista. Es delicado pero fuerte, su aleteo es rapidísimo, por lo que parece que se queda suspendido en el aire, pero cuando te acercas un poco desaparece a gran velocidad y cuando se acerca a ti parece que susurra, quizás es así como nació la leyenda maya del colibrí.

Los colibríes pueden batir las alas hasta 1.200 veces por minutos. Foto: Emiliano Rodríguez

La leyenda que cuentan los viejos y sabios mayas señala que los dioses, cuando crearon todas las cosas de la tierra, a cada animal, a cada árbol y a cada piedra le encargaron un trabajo, pero cuando terminaron se dieron cuenta que a nadie le habían encargado llevar los deseos y pensamientos de un lugar a otro.

Como ya no tenían barro ni maíz para hacer otro animal, tomaron una piedra de jade y tallaron una flecha. Era una flecha muy chiquita; cuando estuvo lista, soplaron sobre ella y la flechita salió volando.  Los dioses habían creado al x ts’unu’um, el colibrí.

El colibrí era tan frágil y tan ligero que podía acercarse a las flores más delicadas sin mover uno solo de sus pétalos, además sus plumas brillaban bajo el sol como gotas de lluvia y reflejaban todos los colores.

Las leyendas mayas consideran al colibrí como un mensajero alado. Foto: Emiliano Rodríguez

Los hombres trataron de atraparlo para adornarse con sus bellas plumas, pero los dioses se enojaron y ordenaron: “Si alguien lo atrapa, será castigado”. Es por eso que nunca nadie ha visto un colibrí en una jaula ni en la mano de un hombre.

Así, el misterioso y delicado pajarito ha podido realizar tranquilo su trabajo y llevar de aquí para allá los pensamientos de los hombres. La leyenda cuenta que si te encuentras con esta ave es porque alguien seguro te manda buenos deseos y amor.  Si te desean un bien, él te trae el deseo; aunque también puede advertirte de un mal deseo.

Si un colibrí vuela alrededor de tu cabeza, no lo toques. Él tomará tu deseo y lo llevará a los otros; piensa bien y desea cosas buenas para todos. Por algo pasa el colibrí por tu camino.

Superstición y extinción

Sin embargo, hay un extraño ritual de brujería para el amor que está extinguiendo a los colibríes en México. En México hay un dicho sobre el amor que reza: «Si es para ti aunque te quites, si no es para ti, aunque te pongas», en referencia a que nadie puede obligar a una persona a estar al lado de otra.

Pero hay quienes se niegan a aceptarlo y recurren a cualquier tipo de solución para la búsqueda del amor. En algunos casos la opción son los rituales de magia blanca o negra. Los que han cobrado fama de ser los más efectivos son en los que se usan colibríes muertos, esa pequeña ave que es de gran ayuda para la polinización de las flores. Mientras las poliniza se alimenta de su néctar, por lo que se le conoce como el «ave del amor o de la fertilización».

Las prácticas esotéricas, que usan el cuerpo del colibrí muerto en rituales, amenazan a este tipo de aves protegidas por la legislación. Foto: Emiliano Rodríguez

Actualmente, cinco de las 58 especies del colibrí que existen en el país se encuentran en alguna categoría de riesgo, según información entregada por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

A pesar de esta situación, en Ciudad de México se pueden encontrar mercados y brujos que se dicen expertos en amarres y no dudan en ofrecer rituales o amuletos en los que se usa el ave muerta, a la que se unta con miel, se le envuelve el ropa interior, se coloca debajo de a almohada de ser amado (si es posible) o incluso se sirve en alguna sopa.

La pesadilla del colibrí es el Mercado Sonora en Ciudad de México, señalado por ser uno de los principales centros de venta del ave,  conocido como el «mercado de los brujos», es uno de los lugares donde se trafica con la especie. Sin embargo, su comercialización se ha extendido a otros lugares debido a la alta demanda para los rituales para el amor.

Su precio puede ir desde los 50 hasta los 350 pesos (unos 2,50 hasta 18,86 dólares). Se puede conseguir vivo o muerto, solo o ya montando en algún amuleto.

«Sí te hago el amarre, pero tu necesitas traerme todos los materiales. Si no sabes dónde conseguir el pajarito, puedes ir al Mercado Sonora», dijo vía telefónica una adivinadora que ofrece amarres a través de un anunció a la entrada de un edificio. Cuando se le pregunta el precio del trabajo, responde que depende de qué tan difícil sea la situación, porque a veces se requiere de cosas más fuertes y también «que le hagas algún tipo de ofrenda a mi padre, pero para que te explique bien necesitas venir».

Ave emblemática

El colibrí era un ave emblemática en la cosmogonía prehispánica, por su rápido aleteo era considerado como el mensajero de los dioses, apreciado por su plumaje colorido y metálico que sólo se ve cuando les da la luz del sol. Los mayas lo consideraban el encargado de llevar los buenos deseos a otras personas.

«Siempre han estado asociados a la guerra al amor y a la fecundidad y por eso se le asocia mucho con el hombre», explica la investigadora de la UNAM.

Se les relaciona con el amor porque «siempre están comiendo néctar de las flores, es decir, ayudan a las plantas a mover su polen para poder realizar la reproducción y la producción de los frutos» agrega Del Coro.

Un colibrí captado por la cámara mientras mueve sus alas a toda velocidad. Foto: Emiliano Rodríguez

Esa es la explicación científica, pero a la misma adivina consultada vía telefónica se le pregunta si hay otro tipo de ave o animal que se pueda usar para el «amarre». Responde que no, que el colibrí es el más «poderoso» porque «es el ave del amor; sueltan como una especie de sudor que es como la miel y eso es lo que le trasmites a la persona, quieres hacerla que pruebe tu miel».

En otro mercado, pero de la colonia Roma, conocida por su orientación hipster solo en uno de los tres puestos que venden artículos esotéricos tiene el ave a la venta, pero sólo muerta y bajo pedido.

«No te lo puedo tener aquí porque luego ya ves que no podemos venderlo», dijo el encargado, quien aclaró que en su puesto únicamente se vende el ave, pero no se hacen amarres. Una tarotista que ofrece sus servicios enfrente del mismo mercado y que también anuncia que hace amarres también aseguró que el de colibrí es el más efectivo «pero tú lo tienes que hacer todo, yo nada más te digo cómo lo hagas».

Cuando se le pregunta por el precio del trabajo, también afirma que primero se necesita una lectura de cartas con un costo de 500 pesos (25 dólares) para ver el tipo de amarre que se necesita, «porque tenemos que ir poco a poco» para que la otra persona no se dé cuenta y en caso de que no dé resultado, intentar con el colibrí. Al cuestionarle por qué el colibrí es más lo más fuerte, su respuesta es que en sus plumas tiene miel, pero que también al amarrarlo le quitas al hombre lo picaflor, como se le dice a los coquetos.

Dos colibríes posados en un bebedero. Foto: Emiliano Rodríguez

El ave esta incluida en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010 en la que se identifica a las especies o poblaciones de flora y fauna silvestres en riesgo.

Según del Coro, quienes se dedican a la venta de la especie realizan una actividad ilegal, ya que el Artículo 420 del Código Penal Federal establece multas y penas de hasta nueves años de prisión para quien de manera ilícita «realice cualquier actividad con fines de tráfico, o capture, posea, transporte, acopie, introduzca al país o extraiga del mismo, algún ejemplar […] de una especie de flora o fauna silvestres, terrestres o acuáticas en veda, considerada endémica, amenazada, en peligro de extinción, sujeta a protección especial, o regulada por algún tratado internacional del que México sea parte».

El uso del ave para estos rituales no es exclusivo de México, National Geographic publicó en abril pasado el caso de una mujer en California que vende amuletos hechos de colibrí «para despertar la pasión».



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