Soldados del Ejército mexicano se han desplegado en las playas de la península del Yucatán para evitar que los veraneantes puedan destruir los huevos de las tortugas o las crías que de forma inesperada brotan de la arena para reintegrarse en el mar



Soldados para proteger la naturaleza. Si hace poco se supo que Brasil había movilizado brigadas para intentar impedir la proliferación de fuegos en el Amazonas, ahora ha sido México el ha optado por una solución similar para protegar la biodiversidad de sus costas. Una unidad del Ejército de México está ahora mismo dando apoyo humano al Programa de Protección y Conservación de la Tortuga Marina, que busca proteger los nidos de estos reptiles en las playas del estado de Yucatán.
«El Ejército es nuestra esperanza para evitar que veraneantes y turistas dañen los nidos de los quelonios, su figura impone respeto y si le sumamos que llevan armas, quizá logremos que más especies de tortuga blanca o carey se reproduzcan«, asegura el voluntario Santos Liberato Cruz Chalé, que trabaja dentro del Programa de Protección y Conservación de la Tortuga Marina. Por ahora, varios miembros de la Secretaría de la Defensa Nacional, encabezados por el capitán Alan Peralta Sánchez, patrullan seis kilómetros de playa donde se han detectado 320 nidos de tortugas, aunque esperan más, «ya que la temporada termina en noviembre».
El objetivo principal de este despliegue sin precedentes es evitar que veraneantes a pie o a bordo de vehículos como cuatrimotos destruyan los huevos de las tortugas y a las pequeñas crías que de forma inesperada brotan de la arena para reintegrarse en el mar. «Aunque se supone que estamos en plena pandemia por el coronavirus y las visitas a las playas de Yucatán están prohibidas, los turistas y veraneantes no respetan a la naturaleza, no valoran el privilegio que tenemos: recibir anualmente a las tortugas que vienen a depositar sus huevos. Vienen y destruyen todo«, ha señalado Cruz Chalé.
Lo cierto es que la imagen de los uniformados del Ejército contrasta con el mar de distintos tonos de azul-verdoso del Golfo de México. Uno de ellos, que prefiere omitir su nombre asegura estar «orgulloso de servir y proteger al pueblo de México y a la naturaleza». Su capitán, Alan Peralta Sánchez, ha exhortado a la población a «respetar las áreas destinadas al cuidado de la fauna silvestre, sobre todo para preservar a la tortuga marina».
Preservar el hábitat
«Los seres humanos somos los únicos que dañamos a la naturaleza y no sabemos cómo concientizarlos», ha asegurado el alcalde de Telchac Puerto, Juan Alfredo Marrufo Díaz. En las playas de esta localidad mexicana se encuentra uno de los tres campamentos de tortugas que hay en Yucatán, aunque es donde se registra una mayor cifra de daños, puesto que cada año se destruyen el 5 % de los nidos. Los otros campamentos se ubican en los puertos de Sisal y Dzilam de Bravo: de acuerdo con el Gobierno yucateco, los tres campamentos tortugueros se distribuyen en un total de 130 kilómetros de playa.
Y es que, de las siete especies de tortugas marinas conocidas en el mundo, seis llegan a las costas mexicanas cada año para su proceso de anidación. Esta temporada va de junio a noviembre, aproximadamente. El problema es que, por cada mil crías que nacen, se calcula que solo una llega a la edad adulta. Según apunta WWF, esto se debe a varios motivos, como la caza furtiva para el consumo directo, la pesca incidental, el comercio ilegal, la contaminación marina (sobre todo de plásticos) o la urbanización costera.
Su protección se hace imprescindible ya que las tortugas son un enlace fundamental con los ecosistemas marinos: ayudan a mantener la salud de los lechos de pastos marinos y los arrecifes coralinos, que benefician a especies con valor comercial, como el camarón, la langosta y el atún. Además, las tortugas marinas son representantes vivos de un grupo de reptiles que han existido en el Planeta Tierra y han recorrido nuestros mares durante los últimos 100 millones de años, por lo que tienen un significado cultural muy importante y un valor turístico considerable.
En México, en 2019, los voluntarios protegieron 1.053 nidos en los tres campamentos y 1.002 repartidos en la playa, gracias a lo cual 106.404 crías de tortugas marinas se reincorporaron a su hábitat natural. Ahora, con la colaboración del ejército, esperan superar esa cifra.
