La IUCN informa que su lista roja se ha actualizado con dos especies de elefantes africanos, el elefante de bosque africano y el elefante de sabana africano, que pasan a clasificarse como “en peligro crítico” y “en peligro” respectivamente tras las constantes disminuciones de poblaciones, hasta del 86% menos de ejemplares en las últimas décadas



Los elefantes desempeñan un papel fundamental en os ecosistemas de África al servir como modeladores del entorno, ya sea limpiando el terreno de vegetales que, en exceso, pueden repercutir negativamente en el ambiente, o esparciendo las semillas de otras plantas beneficiosas. De hecho, también sirven a las economías de sus países al ser un importante reclamo turístico y científico.
Sin embargo, a pesar de su papel relevante, las últimas evaluaciones de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) apuntan hacia una disminución general del número de elefantes africanos en todo el continente.
Así pues, el número de elefantes de bosque africanos (Loxodonta cyclotis) ha disminuido en más de un 86% en un período de 31 años, mientras que la población de elefantes de sabana africanos (Loxodonta africana) lo ha hecho en al menos un 60% en los últimos 50 años.
“El Informe de la UICN sobre la Situación de los Elefantes Africanos de 2016 proporciona la estimación fiable más reciente de la población continental de las dos especies combinadas, en torno a 415.000 individuos”, señalan desde la IUCN.


Estas cifras han motivado a la IUCN a desplazar al elefante de bosque africano hasta la categoría de “en peligro crítico” -la última antes de ser catalogada como extinta en la naturaleza- y al elefante de la sabana “en peligro”.
“Antes de la actualización de hoy, los elefantes africanos se consideraban una sola especie, clasificada como “Vulnerable”. Esta es la primera vez que las dos especies han sido evaluadas por separado para la Lista Roja de la UICN, tras la aparición de nuevas pruebas genéticas”, señalan desde la IUCN.
Lo peor de estas cifras radica que en esta disminución ha tenido lugar dentro de un contexto de protección en el que ambas especies se han continuado cazando furtivamente pese a las prohibiciones, tanto de su caza como del comercio de marfil, su principal reclamo.
En este sentido, un estudio publicado en la revista Biological Conservation señaló que el precio global del marfil se multiplicó por diez, es decir, un 1.019%, entre 1989 y 2014, desde su prohibición comercial, motivando así la caza ilegal de estos animales.


A pesar de la tendencia general a la baja de ambas especies de elefantes africanos, las evaluaciones también destacan el impacto positivo de los esfuerzos de conservación. Así, algunas poblaciones de elefantes de bosque se han estabilizado en áreas de conservación gestionadas adecuadamente, en Gabón y la República del Congo.
El número de elefantes de sabana también se ha mantenido estable o ha crecido durante décadas, especialmente en el área de conservación transfronteriza Kavango-Zambeze, que alberga la subpoblación más importante de esta especie a escala del continente.
“Si bien los resultados de la evaluación colocan a la población continental de elefantes de sabana en la categoría ‘En peligro’, es importante tener en cuenta que, a nivel de algunos sitios, algunas subpoblaciones están prosperando. Por esta razón, se requiere considerable cautela y conocimiento local para traducir estos resultados en políticas”, explica el Dr. Dave Balfour, evaluador del grupo de elefantes africanos y miembro del grupo de especialistas en elefantes africanos de la CSE-UICN.
Especies distintas
La consideración como especies distintas de los elefantes de bosque y de sabana africanos es fruto de un consenso surgido entre expertos después de analizar nuevos estudios sobre la genética de las poblaciones de elefantes.
En concreto, los elefantes de bosque se encuentran en los bosques tropicales de África Central y en una variedad de hábitats en África Occidental. Su área de distribución rara vez se superpone con la del elefante de sabana, que prefiere las zonas abiertas y se encuentra en una variedad de hábitats en África subsahariana, incluidos pastizales y desiertos.
Se calcula que el elefante de bosque, que tiene una distribución natural más restringida, ocupa sólo una cuarta parte de su área de distribución histórica en la actualidad, con las poblaciones restantes más importantes en Gabón y la República del Congo.


En ese sentido, la evaluadora principal del grupo de elefantes africanos y miembro del grupo de especialistas en elefantes africanos de la CSE-UICN, la doctora Kathleen Gobush, señala que para este análisis, seis evaluadores utilizaron series de datos, algunos desde la década de 1960 y emplearon un enfoque de modelización totalmente basado en datos para consolidar, por primera vez, los esfuerzos de muchos equipos de investigación durante décadas.
«Los resultados muestran la dramática magnitud del declive de estos animales ecológicamente importantes. Con la demanda persistente de marfil y la creciente presión humana sobre las tierras silvestres de África, la preocupación por los elefantes africanos es alta, y la necesidad de conservar creativamente y manejar sabiamente estos animales y sus hábitats es más aguda que nunca», sentencia.
A este respecto, la secretaria ejecutiva de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS), Amy Fraenkel, celebra que el elefante de bosque y el de sabana ya están incluidos como dos especies separadas en el Anexo II de la Convención sobre las Especies Migratorias.
«Nos felicitamos del reconocimiento por parte de la UICN de esas dos especies distintas de elefantes africanos, y esperamos que esto conduzca a mayores acciones de conservación para ambas especies. En particular, el elefante de bosque ha sufrido drásticas disminuciones de sus efectivos en las últimas décadas», concluye.
