Un estudio internacional ha identificado las especies invasoras más perjudiciales para los ecosistemas europeos y las que con más urgencia hay que erradicar, así como las mejores estrategias para lograrlo. La mayor parte de ellas tienen presencia en España



El caracol manzana, el jacinto de agua (camalote), el sapo moruno o el miná común son algunas de las especies invasoras más peligrosas y que según un estudio internacional hay que erradicar con más urgencia del territorio europeo. Todas ellas tienen presencia en España y se han convertido en un grave problema para los entornos en los que se han expandido.
La investigación, liderada por la Universidad de Newcastle (Reino Unido) y la Agencia de Naturaleza y Bosques de Bélgica, y que cuenta con la colaboración de la Universidad de Córdoba, recuerda que las especies invasoras «alteran el hábitat de muchas otras especies e impactan de forma directa sobre la economía de la zona».


Por ello, los expertos se han centrado en evaluar el riesgo de impacto y la efectividad de las posibles estrategias de erradicación tanto de especies invasoras ya presentes en la región como de aquellas que pueden llegar o que están en estado emergente, ya que para ellas existen aún oportunidades para frenar su expansión y evitar mayores «estragos» ecológicos y económicos. En este aspecto, este estudio ayuda en la gestión presente de las especies invasoras y en un escenario futuro de gestión en el caso de que estas especies consigan llegar al continente europeo.
«Lo ideal es erradicar todas las especies invasoras pero los recursos, tanto monetarios como de personal, son limitados y más ahora, cuando nos enfrentamos a otras prioridades», ha comentado en un comunicado el investigador y experto en especies invasoras de la Universidad de Córdoba, Pablo González.
Invasión de ecosistemas acuáticos
En España destaca la presencia caracol manzana (Pomacea insularum), que pone en riesgo al sector agrícola en el valle del Ebro. Este caracol acuático se ha extendido masivamente por todos los espacios de agua dulce naturales y agrícolas del Delta del Ebro (Tarragona) y causa verdaderos desequilibrios naturales y destruye el arrozal porque come la semilla sembrada y las pequeñas plantas de arroz.
El estudio también señala al jacinto de agua, lirio acuático o camalote (Eichhornia crassipes), una planta acuática flotante originaria de la cuenca del Amazonas y del Río de la Plata, en Sudamérica. Se emplea como planta ornamental, pero su llegada a los cauces naturales de España la ha convertido en una especie invasora. Puesto que no tiene otros organismos que la controlen y ha encontrado un clima apropiado para ella, crece a toda velocidad cubriendo la superficie e impidiendo que llegue la luz. Esto acaba con la productividad del resto de la flora fluvial y también con el equilibrio del que dependen los peces. La lucha contra el camalote en Extremadura ha supuesto un gasto de 42 millones de euros desde su aparición en aguas del río Guadiana, en 2004.


Guía de invasoras acuáticas
La llegada o presencia de especies exóticas invasoras es uno de los factores vinculados al cambio climático, según apunta la nueva «Guía de las especies exóticas e invasoras de los ríos, lagos y estuarios de la Península Ibérica» que acaba de ser editada en español, portugués e inglés.
Más de cuarenta autores, han colaborado en esta publicación realizada en el marco del proyecto europeo Life Invasaqua y entre cuyos objetivos figura explicar el desafío que representan las exóticas invasoras para ayudar a identificar y gestionar su presencia , ha explicado el coordinador del proyecto desde la Sociedad Ibérica de Ictiología (Sibic), Frederic Casals.
El documento aborda los vectores o vías de entrada, para explicar “los mecanismos que usan las especies invasoras para llegar hasta aquí” (transporte accidental, liberación intencionada…) junto a varios capítulos que “orientan sobre qué se puede hacer y cómo se puede comunicar” su presencia, además de otros recursos como “páginas webs con información más científica o técnica sobre las invasoras”.
Destaca que las especies invasoras son “uno de los factores clave de todo el problema de conservación de la biodiversidad” ante el incremento de su población y que cuenta, además, “con un impacto cada vez más importante”.
A nivel europeo, esta investigación ha conseguido generar una red en la que han colaborado tanto investigadores como gestores de distintos países de Europa.
Es una forma de que «haya un consenso en la gestión, algo que en Europa estaba costando conseguir. El que tengamos una normativa europea es un paso importante. Las especies invasoras no entienden de fronteras», concluye el investigador Pablo González.