Graban por primera vez a un calamar gigante cazando en el océano

Graban por primera vez a un calamar gigante cazando en el océano

Lejos de lo que se pueda pensar, los calamares gigantes son unos animales muy esquivos. Por ese motivo, un equipo de expertos trató de buscar una alternativa en forma de medusa artificial con la que logró captar a varios calamares gigantes cazando por primera vez


Las crónicas nórdicas hablan de un colosal monstruo marino del tamaño de una isla capaz de engullir ballenas enteras y arrastrar barcos enteros al fondo del océano con sus tentáculos. Tales relatos fueron pasando de generación en generación hasta que en el siglo XVIII cogieron forma y se interiorizaron en la mente de habitantes y marineros bajo la leyenda del Kraken.

Tal vez gracias a esta historia y otras muchas que surgieron después, los grandes cefalópodos y en concreto los calamares gigantes se convirtieron en uno de los animales marinos más emblemáticos que existen, a pesar de que al mimo tiempo apenas se sabía y se sabe mucho de ellos.

La escasa información que existe en la actualidad sobre estos calamares gigantes proviene de especímenes muertos o moribundos varados en aguas poco profundas o en redes de arrastre. De hecho, en la actualidad tenemos a nuestra disposición muy pocas muestras reales de calamares gigantes, que se encuentran principalmente almacenadas en formalina o etanol en museos repartidos por todo el mundo.

Asimismo, hablar de avistamientos o incluso de ataques a humanos es hablar prácticamente de un imposible porque estos animales viven a más de 400 metros de profundidad, una región oceánica en la que apenas hay luz. Si tenemos en cuenta que los calamares gigantes son extremadamente sensibles a las luces y a las vibraciones, entendemos también por qué los submarinos convencionales equipados con cámaras son incapaces grabarlos.

En el Museo de Historia Natural de Londres existe un ejemplar de calamar gigante conservado a la perfección, aunque en estado de descomposición

“Los calamares gigantes son depredadores marinos de aguas profundas ecológicamente importantes que, además, sirven de presa para algunos cetáceos que se atreven a sumergirse a esas profundidades. Por tanto, investigar su comportamiento, distribución y abundancia es calve para comprender los ecosistemas de aguas profundas”, comenta Nathan Robinson, del Instituto Cape Eleuthera.

“Sin embargo, los avistamientos de estos animales son de una extraordinaria rareza y pueden escapar de los métodos tradicionales de muestreo e investigación”, añade el científico.

Por ese motivo, él y su equipo trataron de buscar una vía alternativa para estudiar a los calamares gigantes. Esta nueva senda llegó de la mano de cámaras instalas en plataformas fijas y equipadas con sensores de luz roja de onda larga menos dañinos para los ojos de estos animales.

Solo faltaba el cebo para traer a los calamares. En este caso, pensaron en desarrollo de un dispositivo llamado E-Jelly, que no era más que una recreación de una medusa Atolla wyvillei de aguas profundas y de su mecanismo de alerta basado en la emisión de pequeñas luces, a la que equiparon con una bolsa donde se introducían otros cebos más pequeños.

“Los calamares gigantes no parecen alimentarse de medusas, lo que parece contraintuitivo instalar una medusa como cebo. Sin embargo, imitar el mecanismo de alerta de la medusa podría hacer pensar al calamar que la medusa está siendo atacada por un depredador más llamativo para él”, aclara Nathan Robinson.

Con el aparato ya construido, el equipo de expertos desplegó su creación en el norte y noreste del Golfo de México en agosto del 2004 y el 2005. En aquel primer experimento, el E-Jelly atrajo a un Promachoteuthis sloani en menos de 86 segundos después de encenderse y a un ejemplar similar un año después a los cinco minutos de encenderse.

Durante los primero 13 segundos se aprecian a los primeros Promachoteuthis sloani que lograron grabar. El resto del video muestra imágenes del Architeuthis atacando a la medusa tras una espera de más de seis minutos | Vídeo: Oceanographic Research Papers

Por desgracia, no pudieron utilizar el E-Jelly para estimar el tamaño de ambos calamares, aunque calcularon que podría tratarse de ejemplares de un metro sin contar con los tentáculos. Para que esa situación no se repitiera, reconstruyeron a la medusa artificial y la volvieron lanzar en el mismo lugar en octubre del 2013. En aquel año, captaron a un Pholidoteuthis adami tratando de ahuyentar a unos isópodos gigantes encaramados a la medusa artificial y a un cebo que había en ella.

El mejor material lo obtuvieron en el 2019 cuando a una profundidad de 760 metros lograron grabar a un Architeuthis dux de 1,7 metros intentando atacar con sus tentáculos de dimensiones similares a la medusa artificial. Lo más sorprendente es que el calamar estuvo allí durante seis minutos, lo que sugiere que antes de atacar estuvo acechando a su presa.

“Esto contradice la suposición de que los calamares gigantes son depredadores de emboscada, como se ha expuesto anteriormente en varios artículos” argumenta Nathan Robinson, que explica que su estudio abre una nueva esperanza al estudio de estos animales.

“Nuestro trabajo demuestra la eficacia del uso de sistemas de detención discretas para estudiar estos animales tan esquivos. A medida que sean utilizados, podremos conocer datos acerca de su distribución y comportamiento para elaborar medidas de conservación sobre un animal del que apenas sabemos su estado de conservación”, concluye.



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