Según un estudio, un cántico de ballena azul pasado por alto en el pasado ha desvelado la existencia de una nueva población de estos grandes mamíferos marinos en el océano Índico. Los expertos advierten de que se trata de una pequeña población que necesita acciones de evaluación y protección inmediatas



Con sus casi 30 metros de longitud y sus 120 toneladas de peso, las ballenas azules (Balaenoptera musculus) se presentan como el mayor animal que ha habitado este planeta en toda su historia. Sin embargo, esa misma condición las ha encarrilado a ser también una de las especies más amenazadas al convertirse en el blanco perfecto de los balleneros, que las cazaron indiscriminadamente hasta la década de los 60.
En ese momento, un tratado internacional frenó su acusado declive y motivó su lenta recuperación hasta nuestros días. Ahora, los científicos creen que existen en el mundo unos 12.000 ejemplares divididos en grupos que poco a poco van descubriéndose con ayuda de las baladas únicas entonadas de forma casi imperceptible en las aguas de los océanos de todo el globo.
Por ejemplo, la última población descubierta se ha localizado en el océano Índico occidental a través de un cántico nunca escuchado que se ha recogido desde la costa del Mar Arábigo de Omán hasta el archipiélago de Chagos en el Océano Índico central y tan al sur como Madagascar en el suroeste del Índico.
Según la IUCN, en el mundo existen entre 5.000 y 15.000 ejemplares, unas cifras que distan de los casi 300.000 que existieron tan solo en la Antártida en el siglo pasado
Según expresa, se trató de un hecho notable al ser un cántico que no estaba registrado: “Encontrar un canto de ballena en sus datos que fuera completamente único, nunca informado, y reconocerlo como una ballena azul es un recordatorio de que nuestros océanos siguen siendo una caja de sorpresas”.
«Con todo ese trabajo en los cantos de las ballenas azules, pensar que había una población que nadie conocía hasta 2017, bueno, te deja boquiabierto», añade Cerchio.
Además de en Madagascar, los investigadores localizaron cánticos similares frente a las costas de Omán incluso con más frecuencia, llegando a la conclusión de que estaban ante una población no reconocida anteriormente en el Océano Índico occidental.
En 2018, el equipo informó sus hallazgos al Comité Científico de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), que estaba en el proceso de evaluar el estado de las poblaciones de ballenas azules en el océano Índico. El hallazgo generó bastante entusiasmo en la reunión y planteó muchas preguntas nuevas sobre los movimientos y la estructura de la población de ballenas azules en el Océano Índico.
Emmanuelle Leroy y Tracey Rogers, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sydney, Australia, también estaban realizando una investigación acústica sobre ballenas azules en el Océano Índico. Al leer el informe de la CBI sobre la nueva canción, Leroy reconoció que también habían grabado la misma canción en el archipiélago de Chagos en el Océano Índico central.
Poco a poco, el equipo de investigación creció y el análisis conjunto de los datos de los tres sitios sugirió que la población puede pasar la mayor parte de su tiempo en el noroeste del Océano Índico, en el Mar Arábigo y al oeste del Chagos. Durante mucho tiempo se ha reconocido que una población única de ballenas azules reside en el norte del Océano Índico, pero se asumió que las ballenas en el Mar Arábigo pertenecían a la misma población que se ha estudiado frente a Sri Lanka y se extiende hacia el centro sur del Océano Índico. Sin embargo, estas canciones cuentan una historia diferente.
«Antes de nuestro esfuerzo de grabación frente a Omán, no había datos acústicos del Mar Arábigo, por lo que la identidad de esa población de ballenas azules era inicialmente solo una suposición», comenta Andrew Willson de Five Oceans Environmental Services.
«Nuestro trabajo muestra que hay mucho más que aprender sobre estos animales, y este es un requisito urgente a la luz de la amplia gama de amenazas a las grandes ballenas relacionadas con la expansión de las industrias marítimas en la región», concluye.
Entre 8.000 y 12.000 ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) procedentes del océano Pacífico Norte visitan cada año entre diciembre y abril las aguas del archipiélago de Hawai para reproducirse. Durante este tiempo, los machos adultos producen una elaborada exhibición acústica a través de unas canciones que se convierten en la fuente dominante del sonido ambiental acuático, sobre todo en los picos de mayor actividad entre febrero y marzo.
Sin embargo, durante dos años, el número de ballenas que se presentaban a esta cita anual disminuyó de manera tan inusual que un equipo de científicos, liderado por la Universidad de Hawái en Mānoa, EE UU, decidió empezar a registrar y examinar estos cantos para entender a qué se debía el declive
Los resultados de los estudios reflejan los patrones migratorios de estos mamíferos marinos y muestran una disminución continua desde 2014 de los niveles de las canciones, sobre todo en los picos de febrero y marzo, y una reducción de la energía acústica del 50%.
“Los niveles solo volvieron a aumentar en la temporada 2018-19, alcanzando los niveles de 2015-16 e incluso de 2014-15 en algunos sitios de registro. Además, vimos un cambio en el patrón estacional, con picos de canciones que fueron desde febrero hasta principios de marzo”, detalla Anke Kügler, asistente de investigación en el Instituto de Biología Marina de Hawai y autora principal del trabajo.
Con esto datos, el estudio confirma que la reducción de ejemplares a partir de 2015 coincide con un evento de ola de calor oceánica provocado por las oscilaciones de El Niño en el Pacífico Norte y con un periodo cálido posterior. Las mediciones a la baja de la energía acústica durante ese mismo periodo –hasta 2018-2019– y en la misma zona lo reafirman.
