Un reciente estudio ha señalado que África, el continente que aglutina la mayor cifra de incendios anual, ha reducido paulatinamente el número de fuegos desde 2003. El motivo de la disminución se debe a la falta de vegetación, motivada por la extrema aridez que ocasiona el cambio climático



El cambio climático está aumentando los incendios en las zonas más frías del planeta y, paradójicamente, los está reduciendo en algunas de las áreas cálidas. Los incendios forestales se presentan como una pieza más dentro del complejo sistema climático de la Tierra que, además de aportar gases nocivos a la atmósfera, ejercen un importante papel en algunas regiones del mundo al servir como un potente controlador natural de la vegetación y, por tanto, de los ecosistemas.
De todas las regiones del mundo, África es, con diferencia, la que más incendios forestales sufre. Según estimaciones científicas, el 70% de los 10.000 incendios que tienen lugar en el mundo ocurren en este continente, así como aproximadamente el 50% de las emisiones de carbono relacionadas con los incendios, principalmente por la quema de sabanas, pastizales y bosques tropicales.
Los incendios frecuentes son esenciales para las sabanas y los pastizales, y sustentan una gran variedad de especies endémicas, grandes mamíferos y otros animales salvajes
Gracias a observaciones satelitales desde el año 2003 hasta el 2017, los científicos descubrieron que la frecuencia anual de los incendios ha disminuido alrededor de un 0,75% anual en el norte del ecuador africano, mientras que al sur apenas se han notado cambios.
Según detallan en el estudio, la disminución significativa de la frecuencia de los incendios en el norte se atribuyó principalmente a un decrecimiento “espectacular” de los grandes incendios, artífices de arrasar aproximadamente con el 90% del área total calcinada al año.
“Los incendios de más de 500 ha han disminuido a razón de 1,5% por año, mientras que los incendios pequeños han sufrido un descenso del 0,5%. En el sur, aunque no se registra una tendencia significativa, también se han producido disminuciones en los grandes incendios”, han señalado en la investigación.
“La mayoría de los incendios ocurrieron en terrenos de sabanas (53%) y pastizales (30%), sobre todo al norte del ecuador. Por este motivo, el registro de un menor número de incidentes en estos terrenos también ayudó sustancialmente a la disminución total de la superficie quemada en África central (70% -80% en el norte, 69% -89% en el sur)”, han añadido.
Los científicos tan solo han encontrado un incremento en el número de incendios en las áreas boscosas situadas al sur del ecuador africano, atribuible, según detalla, al aumento de los bosques mixtos, compuestos también por vegetación más seca, ya que son más susceptibles a arder.
Por otro lado, los científicos se han aventurado en su investigación a encontrar los motivos de esta disminución generalizada en el número de incendios en el centro de África, hallando como resultado una amarga información acerca del impacto del cambio climático en la región.Como norma general, la alta humedad favorece el crecimiento de plantas que, al secarse, servirán como combustible para futuros incendios. Por el contrario, las condiciones más secas tienden a destruir la cubierta vegetal, convirtiendo un terreno fértil en uno árido y sin vida.
En el centro de África, el prolongamiento de la estación seca ha encauzado al continente hacia una espiral de destrucción vegetal que, si bien puede ser positivo para evitar la acumulación de incendios, es negativo en términos de expansión de desertificación. Por este motivo, han detallado los expertos, se ha observado más incendios en terrenos boscosos del sur ya que el aumento de las temperaturas y la disminución de la humedad están secando y destruyendo esas zonas que antes estaban protegidas de las llamas.
“Nos sorprendió descubrir que la biomasa inflamable desparecida fue la causa principal de la disminución del área quemada en sabanas y pastizales. Nuestros resultados son consistentes con la correlación positiva entre el verdor de la vegetación y la cantidad de precipitación en las sabanas y pastizales locales”, ha explicado Yan Jiang, autor principal del estudio.
«Aunque no somos los primeros en informar las disminuciones en el área quemada en África Central, nuestro trabajo avanza este conocimiento científico al atribuir los cambios mediante técnicas de aprendizaje automático”, ha detallado Ajay Raghavendra, coautor del estudio.
“Gracias a estas técnicas, hemos podido medir la influencia de los rayos y categorizarlos como la principal fuente de ignición de los incendios en África Central”, ha añadido Ajay Raghavendra.
Los investigadores planean ajora continuar mejorando su análisis para incluir pequeños incendios que no son detectados por los datos del satélite y separar los factores naturales y antropogénicos que contribuyen a los incendios forestales.
