Incumplidos todos los objetivos de biodiversidad de la década

Incumplidos todos los objetivos de biodiversidad de la década

Un informe mundial de Naciones Unidas alerta de que la comunidad internacional no ha alcanzado ninguno de los objetivos fijados hace una década para frenar la destrucción de la biodiversidad para 2020


Una de las reflexiones que se pueden extraer de la reciente pandemia de coronavirus es la complicada relación entre el ser humano y la naturaleza, que nos lleva a considerar las profundas consecuencias para el propio bienestar y la supervivencia que pueden derivarse de la continua pérdida de diversidad biológica y la degradación de los ecosistemas. Y es que, sin la destrucción continua de la biodiversidad, el salto de enfermedades entre animales salvajes y humanos, conocido como zoonosis, sería menor. Sin embargo, lograr ese objetivo parece hoy en día una quimera: el mundo no ha logrado alcanzar ninguna de las metas que se propusieron hace una década para detener la destrucción de la vida silvestre, según un nuevo y devastador informe de la ONU sobre el estado de la naturaleza.

En 2010, se establecieron en una conferencia internacional celebrada en Aichi (Japón) 20 metas de biodiversidad para intentar frenar la pérdida del mundo natural. Pero, por segunda década consecutiva, los gobiernos no han logrado cumplir totalmente ninguno de los objetivos, según se apunta en el quinto informe de Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica, elaborado por Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU (CDB). La evaluación concluye que solo se cumplirán parcialmente 6 de las 20 metas fijadas para este año 2020, un triste diagnóstico que llega apenas unas semanas antes de que se produzca una cumbre clave para la biodiversidad durante la 75 Asamblea General de Naciones Unidas.

“Este informe demuestra que la humanidad se encuentra en una encrucijada con respecto al legado que desea dejar a las generaciones futuras», ha asegurado durante la presentación del mismo la secretaria ejecutiva del CDB, Elizabeth Maruma Mrema. «La tasa de pérdida de biodiversidad no tiene precedentes en la historia de la humanidad y las presiones se están intensificando. Los sistemas vivos de la Tierra en su conjunto están comprometidos. Y cuanto más se explota la naturaleza de forma insostenible, más socava la humanidad su propio bienestar, seguridad y prosperidad«, ha apostillado.

A pesar de los malos resultados, sí que se han logrado parcialmente seis objetivos, incluidos los de áreas protegidas, especies invasoras o protección forestal. Si bien los gobiernos no lograron proteger el 17% de las áreas terrestres y el 10% de los hábitats marinos, como estipulaba Aichi, actualmente el 44% de las áreas de biodiversidad vital están bajo protección, lo que supone un aumento del 29% en 2000. Además, se ha conseguido erradicar de manera exitosa unas 200 especies invasoras en distintas islas del Pacífico y el Atlántico y se ha reducido en cerca de un tercio la tasa de deforestación en el mundo en comparación con el decenio anterior.

Sin embargo, esta bajada en las tasas de deforestación no ha ayudado a cumplir el objetivo principal de reducir a la mitad la pérdida de hábitats naturales, incluidos los bosques. La degradación y fragmentación de los ecosistemas ricos en biodiversidad en los trópicos sigue siendo alta, las áreas silvestres y los humedales han seguido desapareciendo y los ecosistemas de agua dulce siguen estando críticamente amenazados. Y lo que es peor, las autoridades han gastado en una década más de medio billón de dólares en subsidios para la agricultura, los combustibles fósiles y la pesca dañinos para los ecosistemas. «Seguimos viendo que se invierte mucho más dinero público en cosas que dañan la biodiversidad que en cosas que apoyan la biodiversidad», ha lamentado el autor principal del informe, David Cooper.

Océanos en peligro

Dentro de los problemas globales de la biodiversidad, una de las zonas más afectadas son los océanos. Aunque ha habido avances en algunas regiones, la proporción de poblaciones marinas sobrepescadas ha aumentado en la última década a un tercio del total, y muchas especies que no se pescan están también amenazadas debido a niveles insostenibles de captura incidental. De hecho, el informe apunta que «muchas pesquerías aún tienen niveles insostenibles de pesca y daños en hábitats marinos», por lo que el objetivo de gestionar y capturar de forma sostenible todas las poblaciones de peces e invertebrados queda aún muy lejos.

Tampoco se ha logrado reducir significativamente la cantidad de desechos plásticos que acaban en el mar. Aproximadamente 260.000 toneladas de partículas de plástico se han acumulado en los océanos con graves impactos en los ecosistemas marinos, a menudo con implicaciones desconocidas. El informe también destaca la creciente preocupación de la comunidad científica internacional por la contaminación de los productos electrónicos que, impulsada por las altas tasas de consumo, también está creciendo. Además, más del 60% de los arrecifes de coral del mundo están amenazados, especialmente debido a la sobrepesca y las prácticas destructivas, y también ha resultado imposible reducir esta década la acidificación de los océanos.

Sin embargo, no todo son malas noticias. Los autores del informe también señalan que los esfuerzos de conservación lograron que hasta 48 especies se salvaran de la extinción en las últimas décadas, una señal de esperanza. De hecho, en el documento se citan varias acciones y programas nacionales ejemplares, en ausencia de los cuales las condiciones «ciertamente serían peores».

En cualquier caso, el informe tendrá un impacto importante en el proceso en curso para crear las nuevas metas mundiales de biodiversidad 2021-2030, como parte del marco posterior a 2020 de la CDB, que actualmente se encuentra en negociación y deberá aprobarse en la 15a reunión de la Conferencia de las Partes (COP-15) de la CDB, que se celebrará en Kunming, China, en 2021, tras haber sido pospuesta por la pandemia global.

«Ahora, debemos acelerar y ampliar la colaboración para lograr resultados positivos para la naturaleza: conservar, restaurar y utilizar la diversidad biológica de manera justa y sostenible. Si no lo hacemos, la diversidad biológica seguirá cediendo ante el peso del cambio en el uso de la tierra y el mar, la sobreexplotación, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras. Esto dañará aún más la salud humana, las economías y las sociedades, con efectos especialmente perjudiciales para los pueblos indígenas y las comunidades locales», ha opinado Antònio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas.



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