Una iniciativa mundial, la Blue Carbon Initiative, pretende mitigar el cambio climático a través de la conservación y restauración de los humedales, centrándose en manglares, marismas y pastos marinos, que atrapan el denominado ‘carbono azul’



Ríos, manglares, pantanos, lagos, marismas y pastos marinos, entre otros, son algunos de los ecosistemas responsables del suministro de agua, ya que la almacenan e incluso la depuran. Estos ecosistemas proveen, además de agua, alimentos y materias primas y son fuente de biodiversidad, tal y como apunta el lema de este año de la celebración del Día Mundial de los Humedales: «La vida prospera en los humedales». Celebrado cada 2 de febrero, recuerda la firma de la Convención de Ramsar, el mayor acuerdo internacional que existe para protegerlos.
Además de la protección costera contra tormentas, los humedales son esenciales en la lucha contra el cambio climático ya que secuestran el carbono de la atmósfera y los océanos. Se trata del denominado ‘carbono ‘azul’, que se almacena en los ecosistemas costeros y marinos.
Cuando los humedales se degradan emiten el carbono que han almacenado durante siglos
No obstante, todos ellos se están reduciendo. Los manglares se están perdiendo a una tasa del 2% por año, las marismas a una tasa de 1-2% por año y los pastos marinos a una tasa del 1.5% por año. Estas pérdidas representan una amenaza ya que estos ecosistemas cuando se degradan emiten el carbono que han almacenado durante siglos y se convierten en fuentes de gases de efecto invernadero.
Evaluación científica
Con la participación de gobiernos, centros de investigación, organizaciones no gubernamentales y comunidades de todo el mundo, la Blue Carbon Initiative desarrolla métodos para evaluar las reservas y emisiones de carbono azul, incentivos de carbono azul y apoya la investigación científica sobre el papel de los ecosistemas costeros de carbono azul para la mitigación del cambio climático, entre otras acciones.
Para ello, cuenta con el Grupo Internacional de Trabajo Científico sobre Carbono Azul y el Grupo Internacional de Trabajo sobre Política de Carbono Azul. Mientras el primero identifica las áreas de investigación prioritarias, sintetiza la investigación actual y sobre el carbono azul y proporciona la base científica sólida para la conservación, gestión y evaluación del carbono costero, el segundo apoya los esfuerzos para integrar el carbono azul en los marcos de políticas internacionales como la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Convenio sobre la Diversidad Biológica, entre otros.


Entre las investigaciones sobre el secuestro, el almacenamiento y la pérdida de carbono azul, destaca la que se está llevando a cabo en Indonesia dónde se están examinando cómo los bosques de manglares pueden adaptarse al aumento del nivel del mar. Por este motivo, se han desplegado las tablas de elevación de la superficie de la barrera en varios lugares a lo largo de la bahía de Bintuni, Papúa Occidental, para la monitorización a largo plazo de los procesos de sedimentación y subsidencia en los ecosistemas de manglares.
Asimismo, se llevan a cabo proyectos para proteger y restaurar los ecosistemas costeros, entre los que destacan la restauración del humedal de Tomago de Australia. En el este de este este país muchas llanuras aluviales de estuarios fueron aisladas de las mareas en las décadas de 1950 y 1960 como consecuencia de las medidas de mitigación de inundaciones. No obstante, en los últimos años, se han reintroducido las aguas de marea en los humedales confinados para facilitar el paso de peces y la restauración del hábitat para las aves playeras.
La contaminación y la conversión de estos ecosistemas en tierras agrícolas y de desarrollo urbano son las principales amenazas a las que deben hacer frente los humedales. Según el director científico de la Convención Ramsar, Francisco Rilla, «la extensión mundial de los humedales disminuyó entre un 64 y un 71% en el siglo XX y la pérdida y degradación de los humedales continúan en todo el mundo». América Latina y el Caribe es la región que más redujo sus humedales naturales con un declive de 59% de su superficie, siguiéndole África (42%), Europa (35%), Asia (32%), Norteamérica (17%) y Oceanía (12%)”.
Estas pérdidas repercuten en los beneficios económicos que proporcionan. «Se calcula que los cambios adversos en los humedales, incluidos los arrecifes de coral, tienen como resultado la pérdida anual de servicios de los ecosistemas por valor de más de 20 billones de dólares», lamenta.
A pesar de que actualmente existen más de 2.200 sitios Ramsar en el mundo, que abarcan más de 2,1 millones de kilómetros cuadrados, estos se encuentran amenazados. «Aunque las poblaciones de las especies de los humedales parecen estar aumentando en los sitios Ramsar en general, las poblaciones de dichas especies en los sitios Ramsar de las zonas tropicales están disminuyendo», advierte.
