La grulla se despide antes de España por la falta de agua

La grulla se despide antes de España por la falta de agua

Un estudio explica que las grullas permanecen cada vez menos en España como consecuencia del cambio climático. Hace 50 años, las grullas abandonaban nuestro país dos semanas después de lo que lo hacen ahora, sobre todo, motivadas por la falta de agua


Es una cita a la que nunca han faltado. Cuando el invierno acecha el norte de Europa, millones de aves se apresuran a abandonar sus nidos y comenzar una larga travesía al sur, donde las temperaturas más cálidas son perfectas para sobrepasar esa época del año.

La Península ibérica es uno de los destinos favoritos de las aves debido a los inigualables ecosistemas con abundantes recursos listos para ser consumidos por estos recién llegados. La grulla (grus grus) se encuentra entre esos viajeros que decoran los paisajes invernales de España.

Según el último censo último censo realizado por SEO/BirdLife, se calcula entre 2018 y 2019 invernaron en España unos 270.000 ejemplares de grulla, una cifra de récord puesto que cada año no para de aumentar. A modo de comparación, en la década de los 80 se registraron solo 55.000 grullas y en 2007 unas 150.000.

La laguna de Gallocanta, en el noreste de España, es uno de los principales lugares de parada e invernada para la Grulla común (Grus grus

Sin embargo, el cambio climático está peligrando su patrón migratorio. España, a sus ojos, empieza a distanciarse de aquel paraíso que antes era para estas aves, por lo que las grullas deciden permanecer menos tiempo en nuestro país, abandonando prematuramente nuestras fronteras.

Así lo ha reflejado un estudio publicado en la revista Avian Conservation and Ecology en el que participan investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), el Instituto Geológico y Minero de España y la Universidad Pública de Navarra.

Según sus investigaciones, basado en el análisis del paso de las grullas durante 50 años en la Laguna de Gallocanta, en Aragón, las grullas abandonan antes las zonas de invernada, a razón de un día cada tres años.

Para los expertos, la razón de esta disminución en la estancia de las grullas reside en el aumento de las temperaturas que está viviendo España, así como la reducción en la extensión de zonas encharcadas, vitales para la supervivencia de esta especie.

“Desde que tenemos datos, las grullas han anticipado el abandono de su área de invernada más de dos semanas”, apunta el investigador del MNCN Luis M. Bautista. “Este adelanto coincide con el progresivo aumento de la temperatura y la reducción de las zonas encharcadas que las grullas utilizan para pernoctar a salvo de depredadores”, añade el experto.

A los autores del estudio lo que más le preocupan es el retroceso de las extensiones húmedas y del número de arroyos, portadores de un agua vital que estas aves consumen. Una menor cantidad de agua significa una menor cantidad de recursos disponibles y de espacio habitable, por lo que es posible que incluso el número de grullas que ivernan en nuestro país decrezca.

“Las grullas necesitan un humedal para descansar y beber agua. El aumento en los índices de desertificación en el sur de Europa que prevén los modelos climáticos supone un riesgo serio que provocará una alteración del hábitat de invernada de esta y otras aves”, alerta el investigador del Instituto Geológico y Minero, José María Orellana.

Sin embargo, los investigadores aclaran que la falta de investigaciones sobre cambios microevolutivos en la fenología de las aves en respuesta al cambio climático impide sacar conclusiones confiables sobre los procesos subyacentes a los patrones observados de fenología avanzada en las aves. Por tanto, afirman que aun se debe seguir investigando al respecto y seguir realizando inventarios sobre las grullas que ivernan en España para conservar en un futuro a este ave en nuestro país.



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