La ciudad de Chihuahua es la capital del estado del mismo nombre, el más grande de México y el lugar donde se encuentra una de las maravillas naturales más importantes del mundo. Visitamos la ciudad por el interés de conocer las famosas barrancas.
Entre las ciudades de México, Chihuahua está altamente clasificada en desarrollo humano y social. Según el informe de las Naciones Unidas sobre el desarrollo humano, el valor del Índice de Desarrollo Humano del municipio de Chihuahua es de 0.9117, igual o superior al de algunos países de Europa occidental.


La tasa de alfabetización en la ciudad se encuentra entre las más altas del país con un 99%. Otro informe sobre la competitividad elaborado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) clasifica a Chihuahua como la segunda ciudad más competitiva del país, por detrás de Monterrey y por delante de la Ciudad de México.
Las Barrancas del Cobre o el Cañón del Cobre se denomina al sistema conformado por siete barrancas. Localizado en la Sierra Tarahumara, comprendida dentro de la gran cadena montañosa de la Sierra Madre Occidental, se sitúa en el suroeste del estado de Chihuahua en México. El sistema de cañones es cuatro veces más grande en extensión (60.000 kiómetros cuadrados) y casi dos veces mayor en profundidad que el Gran Cañón de Colorado en Arizona, en los Estados Unidos de América. Es hogar de los indígenas rarámuris o tarahumaras.
Los tarahumaras, habitantes de las Barrancas del Cobre, se llaman a sí mismos rarámuris (los de los pies ligeros). Conservan su cultura, sus valores espirituales y disfrutan de una armonía en las relaciones humanas y con la naturaleza. Se valen de la medicina tradicional asociada con los rituales mágico-religiosos y llegan a utilizar plantas alucinógenas como el peyote. Los rarámuris valoran más a las personas que a las cosas y el respeto a ser humano es esencial en su cultura.
Cuenta la leyenda que las barrancas de la Sierra Tarahumara se formaron durante la creación del mundo, cuando las piedras aún no cuajaban y eran maleables. La metáfora se refiere a un suceso tectónico que hace más de 20 millones de años dio origen a esta espectacular red de cañones sobre una extensión de 60.000 km².


El sistema debe su nombre a una cañada famosa por sus minas de cobre pero son muchas las que suceden a lo largo de 600 kilómetros.
Son un marco geográfico que aglutina historia y cultura, diversidad de bellezas naturales, fauna, flora, sitios arqueológicos, misiones jesuíticas, pueblos mineros… Visitar las Barrancas del Cobre es una de las más bellas experiencias que podemos disfrutar en nuestra vida.


Las Barrancas del Cobre (como son llamadas localmente) son atravesadas por la ruta de tren Chihuahua al Pacífico, conocido como el Chepe. En el tramo Divisadero-Los Mochis, el tren se interna en la montaña para atravesar la agreste geografía, pasa junto a precipitosos acantilados, cruza 86 impresionantes túneles cortos y largos, y 37 espectaculares puentes que libran caudalosos ríos. Este es un importante sistema de transporte y un atractivo turístico.


El tren Chihuahua al Pacífico es el único ferrocarril que ha sido internacional en su visión desde su concepción y cruza algunos de los terrenos más escarpados de México, abrazando el borde de montañas y cruzando profundas cañadas y barrancas en sus puentes. El escenario es en verdad impresionante. El viaje en el express de primera clase toma alrededor de cuatro horas. Esta es una travesía espectacular y realmente vale la pena hacerla. Tomamos el tren, antes de la salida del sol, con destino a Creel, poblado en medio de la sierra, desde donde se puede acceder a las Barrancas y a algunos poblados rarámuris.


Las estaciones turísticas por las que el tren pasa, partiendo de Chihuahua, son: Cuauhtémoc, Creel, Divisadero, Posada Barrancas, Bauichivo, Temoris, El Fuerte, Los Mochis.
El clima en el recorrido depende de la estación del año. En la parte alta del cañón el clima es alpino, tibio y húmedo en el verano, frío y fresco en el invierno. La temperatura a esta altura es de entre -22°C y 30°C. Mientras tanto, en el fondo del cañón el clima es subtropical, caliente y húmedo en el verano, y tibio y seco en el invierno. La temperatura va de entre los -12°C y 44°C.


Entre las barrancas más importantes se cuentan: Urique, la más profunda de México (1.879 metros); La Sinforosa, por cuyas laderas caen las cascadas Rosalinda y San Ignacio; Batopilas (declarado Pueblo Mágico el 19 de octubre de 2012 por el gobierno de la república), donde viven algunas de las comunidades rarámuris más tradicionales; Candameña, donde se encuentran Piedra Bolada y Baseaseachic, las dos cascadas más altas de México, y la peña El Gigante, una roca de 885 metros de altura; Huapoca, que alberga sitios arqueológicos de la cultura paquimé, y Chínipas, una de las menos conocidas, en cuyo fondo se asienta la misión más antigua de la Sierra Tarahumara.




Desde Creel se puede visitar el sistema de cruce de las Barrancas que constituye una verdadera aventura. El sistema está formado por un Teleférico con tres kilómetros de recorrido, una tirolesa o tirolina de siete líneas y dos puentes colgantes, la Vía Ferrata con un sistema de semi-escalado de 45 metros y dos rutas de ciclismo. Recientemente se inauguró la Zip Raider, una tirolesa de 2.530 metros. (la más larga del mundo), que discurre en paralelo al teleférico.


El teleférico recorre el cruce de varios barrancos cuyo fondo va de los 900 a los 350 metros. La tirolesa de siete líneas sale de la parte más alta y junto con los dos puentes colgantes, lleva al punto donde se puede tomar el teleférico para regresar. Saliendo de la primera línea de la tirolesa tiene que seguirse necesariamente todo el sistema hasta poder poder tomar el teleférico.


Las líneas tienen entre 300 metros la menor y poco más de un kilómetro la más larga, cruzando sobre barrancos impresionantes. Si el cruce de la primera línea amedrenta, el miedo ha de dejarse de lado y seguir las otras seis y los puentes colgantes para retornar por el teleférico. Y cuento esto, porque en nuestra visita nos acompañaba mi nieto de apenas seis años, lo que nos hizo pensar seriamente en iniciar el recorrido, sin saber si podría asustarse y ya no poder continuar después de la primera línea. Los más asustados resultamos nosotros, él lo disfrutó mucho, pero son verdaderamente impresionantes.


Aparte de los barrancos, la visita a las comunidades rarámuris permite encontrar hermosos lagos y zonas desérticas, así como vistosas artesanías.


Siendo México tierra de leyendas, en las barrancas no podía faltar una leyenda de amores perdidos. Cuenta la leyenda que Basaseachi, era hija del rey Candameña que gobernaba la Alta Sierra Tarahumara; ella era muy hermosa y en edad casadera varias personas le pretendían, por ello, su padre solicitaba grandes y difíciles pruebas que ninguno logró con éxito y murieron, resultando que la muchacha inconsolable, saltó al vacío. Entonces un brujo de la comunidad hizo de la caída una de las cascadas que admiramos hoy. A nosotros nos tocó en medio de una sequía que mantenía las cascadas prácticamente sin agua. Aún así eran hermosas.
