Un estudio ha analizado los procesos de adaptación de las plantas en 880 ciudades a las altas temperaturas y concentraciones de CO2. La actividad fotosintética de la vegetación está cambiando pero no será suficiente para combatir el cambio climático



“Algunas ciudades, como Shanghái, tienen una concentración de 450 partes por millón (ppm) de CO2 en el centro urbano, que es lo que podríamos tener de media en la atmósfera en unos 15-20 años. Por ello, pueden ser el espacio perfecto, como si de grandes laboratorios naturales se tratasen, para investigar los futuros escenarios de cambio climático y sus efectos, por ejemplo, en las plantas”.
Con esas palabras un equipo de científicos ha descrito el tema principal de una investigación en la que han analizado la adaptación que están sufriendo las plantas en unos centros que emulan las condiciones futuras del cambio climático.
La investigación, que ha sido publicado en la revista Nature Ecology Evolution, ha estado codirigida por el profesor de investigación del CSIC en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), Josep Peñuelas, en colaboración con el equipo del doctor Yongguang Zang de la Universidad de Nanjing, en China.
Para poder realizar la investigación, los científicos han estudiado la actividad fotosintética de la vegetación en el hemisferio norte del planeta, concretamente de aquellas presentes en 880 ciudades. Además, han hecho uso de valiosos datos tomados por vía satélite de las últimas tres décadas, como la fluorescencia de clorofila inducida por luz solar (SIF en sus siglas en inglés), el índice de vegetación (EVI) o la temperatura del aire y la temperatura del suelo.


Una vez obtenidos los datos, los expertos los han usado para proyectar cómo puede variar la actividad de fotosíntesis en función de diferentes escenarios climáticos, desde los que contemplan incrementos de temperatura de 2,6 ºC de media hasta los que contemplan aumentos de hasta 8,5 ºC.
Los resultados de sus observaciones han revelado que, en todos los escenarios, las hojas de la vegetación brotan cinco días antes de media, y se caen unos 10 días más tarde. Además, han descubierto que el pico de máxima actividad fotosintética se da unos cinco días antes.
Tal y como ha explicado Josep Peñuelas, estos resultados han apuntan a que el tiempo en la que las plantas tienen más follaje y absorben más CO2 se ha prolongado. Esto ha desembocado en que las plantas han aumentado su capacidad de secuestrar dióxido de carbono.
Para el experto español, este descubrimiento ha sido una buena noticia ya que significa que “las plantas nos están ayudando contra el cambio climático”. Sin embargo, ha advertido que esta “no es la solución”, porque no es en absoluto suficiente para compensar “todas las emisiones que estamos generando”.
