La increíble resurrección del mamut lanudo - EL ÁGORA DIARIO

La increíble resurrección del mamut lanudo

La increíble resurrección del mamut lanudo

Un equipo científico de Harvard quiere editar los genes del elefante asiático, pariente vivo más cercano del mamut lanudo, para adaptarlos a las condiciones árticas y hacer así un especimen idéntico al extinto coloso, cuya recuperación podría ayudar al resolver el desafío climático en el Polo Norte


Argemino Barro | Especial para El Ágora
Nueva York | 17 septiembre, 2021


Llegará un día en que el mamut lanudo poblará de nuevo los paisajes helados del Ártico. Su imponente silueta, de hasta 3,4 metros de altura, se destacará sobre un paisaje de tierras blancas y cielos plomizos. Admiraremos sus colmillos curvos y notaremos el suelo vibrar bajo sus seis toneladas de peso. Será como si un pedacito de Pleistoceno volviese de entre los muertos. Una nueva Edad de Hielo. Borrón y cuenta nueva para este paquidermo peludo, extinto hace 4.000 años.

Podemos incluso poner fecha a su retorno. Una fecha cercana: 2027. Siempre y cuando el genetista George Church tenga éxito. Y es posible, dice él, que así sea. Aquello que necesita desde hace años, dinero, ha caído por fin en sus manos. El inversor en tecnología Ben Lamm echó un ojo a Church hace dos años y hace unos días anunciaron su empresa conjunta, Colossal, engrasada con 15 millón de dólares.

“Nuestro objetivo es la desextinción existosa de manadas cruzables de mamuts que podamos utilizar en la repoblación salvaje del ártico”, declaró Lamm al canal CNBC. “Y luego queremos usar esas tecnologías para lo que llamamos conservación cuidadosa y disruptiva”.

No se trata de unos novatos que persiguen sueños inspirados por las novelas de Michael Crichton. El científico George Church es profesor de genética en la Facultad de Medicina de Harvard y miembro del Wyss Institute for Biologically Inspired Engineering, en la misma universidad. Su carrera es dilatada: Church posee 100 patentes hasta la fecha y ha participado en la creación de 20 compañías.

Uno de los proyectos más conocidos en los que ha estado implicado es el CRISPR, la herramienta capaz de editar los genes, o, como dicen sus creadores, “reescribir el código de la vida”. Una especie de tijera que, usando la proteina modificada Cas9, recorta y manipula nuestra secuencia genética. El CRISPR fue merecedor del Premio Nobel de Química en 2020.

George Church usó la herramienta para crear cerdos cuyos órganos pudieran ser transplantados a un ser humano. “Tuvimos que hacer muchos cambios [genéticos], 42 hasta el momento, para hacerlos compatibles con los humanos”, declaró Church a la CNN. “Y en ese caso tenemos cerdos muy saludables que se están criando y donando órganos para ensayos preclínicos en el Hospital General de Massachusetts”.

Su mecenas y compañero de viaje en la aventura del mamut lanudo, Ben Lamm, ha creado, comprado y vendido numerosas startups relacionadas con la tecnología. La empresa biogenética que han creado para devolver al mamut a la vida, en la que participan otros inversores como los hermanos Winklevoss, tiene ánimo de lucro. Pero, por ahora, espera demostrar que va en serio y poner un pequeño mamut lanudo a corretear delante de las cámaras de televisión.

Resucitar al mamut lanudo gracias al elefante

Sin embargo, contrariamente a lo que estemos inclinados a barruntar, la idea no pasa por la clonación. El ADN que los científicos han logrado rescatar de los mamuts lanudos hallados visiblemente intactos en los hielos, por ejemplo, de Siberia, es de mala calidad. Está fragmentado y por tanto resulta inutilizable. Así que el plan es editar los genes del elefante asiático, pariente vivo más cercano del mamut lanudo, para adaptarlos a las condiciones árticas y hacer así un especimen idéntico al extinto.

El propio Church ha reconocido que seis años es una meta optimista, pero alcanzable. Su equipo ha acumulado muestras genéticas de 23 paquidermos vivientes o extintos, y dice que, para resucitar al mamut lanudo, tendrá que hacer unos 50 cambios en los genes del elefante asiático. Poco más que los cambios que ha tenido que hacer para conseguir un cerdo que pueda donar sus órganos a una persona.

Las modificaciones genéticas tienen que dotar al mamut de las correspondientes características adaptativas a las temperaturas gélidas. Entre otras cosas, una capa aislante de grasa de 10 centímetros, cinco tipos de pelo y unas orejas y una cola pequeñas, una manera de protegerlas de posibles congelaciones. La única diferencia notable con el mamut lanudo original, según CNN, es que el nuevo especimen no tendría esos maravillosos colmillos de marfil de hasta cuatro metros de largo. No conviene despertar la codicia de los cazadores furtivos.

Ilustración de un mamut lanudo.

Una vez esté listo el embrión con estas características, es posible que se insemine, o bien en un útero artificial, o bien en el de una elefanta asiática. El embarazo puede extenderse 22 meses. Aunque estos detalles finales aún no están fijados.

Los defensores del proyecto aseguran que el mamut lanudo puede llegar a frenar o incluso revertir los efectos del calentamiento global. Se comería el musgo, los líquenes y los árboles de la tundra, retrasando así el derretimiento del permafrost. Si no se derrite el permafrost, no se libera el gas metano que anida en él y que contribuye a calentar la atmósfera. Es una tesis, nuevamente, optimista. Pero no original. Ecologistas rusos quieren desde hace años devolver a los hervíboros en grandes números a la tundra y restablecer así el equilibrio biológico de la región. Nadie gestiona los pastos mejor que los animales que se alimentan de ellos.

Colossal ayudaría también al elefante asiático, cuya población está en retroceso, según Church. “Hay dos cosas principales que lo amenazan. Uno es el virus del herpes. Y el otro la cercana proximidad a los humanos”, dijo el científico. “Así que nos gustaría arreglar ambas cosas y darles un nuevo hogar donde haya vastas cantidades de espacio y casi ningún humano, lo cual es el norte de Canadá, Alaska y Siberia”.

Un proyecto arriesgado

Semejantes ambiciones tienen sus críticos, en dos sentidos. Primero, no está claro que estos planes lleguen a puerto. Hay muchas cosas que no se saben. Entre ellas, cómo es realmente un mamut. “Aún me pregunto cuál es el verdadero objetivo. Para empezar, no vas a conseguir un mamut. Es un elefante peludo con algunos depósitos de grasa”, dijo a la CNN Love Dalén, profesor de genética evolutiva del Centro de Paleogenética de Estocolmo. “Nosotros, por supuesto, tenemos muy poca idea de cuáles son los genes que hacen que un mamut sea un mamut. Sabemos un poquito, pero sin duda estamos lejos de saber sufuciente”.

El segundo pero que se pone al proyecto tiene que ver con la ética. ¿Sería lícito, por ejemplo, hacer que una elefanta asiática geste y dé a luz a un mamut? Según Dalén, estas dos especies son tan distintas como un ser humano y un chimpancé. Aunque el proyecto tenga éxito y nazca un mamut sin que nadie pierda la vida, tampoco está claro que estos, protegiendo el permafrost quitándole la vegetación y mantiendo prieta la nieve, hagan mella en la poderosa ola del calentamiento global.

Los lagos de la tundra ártica en el noroeste de Siberia, Rusia | Fuente: National Geographic / JEFFREY KERBY
Los lagos de la tundra ártica en el noroeste de Siberia, Rusia | Fuente: National Geographic / JEFFREY KERBY

Este es el tercer pero. Que el mamut, aunque hubiera cientos de miles de ellos, puede no ser el animal adecuado para restaurar el bioequilibrio del Ártico. Se trata de un animal que se extinguió cuando el mundo era un lugar distinto, como explica a The Verge Douglas McCauley, profesor asociado de la Universidad de California en Santa Barbara. “Si cogieses una pieza de un sistema como el Modelo T [el icónico coche de Ford], digamos un pistón, y esperases 100 años y lo intentases integrar en un Tesla, no encajaría, porque el resto del sistema ha evolucionado y cambiado dramáticamente”.

Una alternativa más razonable, según un estudio de 2017 en el que participó McCauley, sería utilizar especies existentes o devolver a la vida a las que se extinguieron hace poco. Una forma de asegurar que se desenvolverían razonablemente en las condiciones actuales. También existe la opción de que estos animales pasten agresivamente y desnuden el permafrost, desequilibrando los suelos en la dirección contraria. Dejándolos pelados y expuestos.

Detalles técnicos que plantean los biólogos, medioambientalistas y genetistas, que quizás no puedan competir con el vuelo de la imaginación: el deseo íntimo del niño que hay en nosotros y que quiere ver, algún día, un mamut lanudo cabalgando por la tundra.



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