Según las observaciones de la mancha de sargazo aumentó de una superficie de 44 kilómetros cuadrados a principio de este año hasta los 239 en marzo, para luego escalar a los 1.036 km2. Se trata de un crecimiento similar al del 2019 cuando las algas causaron estragos económicos y ecológicos en la región



Cercano al Triangulo de las Bermudas existe un mar sin agua que a todo aventurero que osa investigarlo atrapa. Un mar que Cristóbal Colón vio con sus propios ojos de camino de las Indias y que describió como “una manada de hiervas verdes”. Un mar que representa una amenaza en constante crecimiento: el mar de sargazo.
El nombre se debe a las ingentes cantidades de algas Sargassum o sargazo que crecen en las aguas del océano Atlántico ayudadas por las temperaturas cálidas y una barrera de corrientes marinas que las abrigan de las inclemencias climáticas.
Sin embargo, lejos de los sucesos que causó en el pasado, el mar de sargazo representa una amenaza en la actualidad al observarse un crecimiento sin precedentes en su extensión y densidad de algas. Si bien algunos achacan esto al exceso de calor, otros afirman que se debe a la llegada de nutrientes por la deforestación y el uso de fertilizantes.En cualquier caso, las primeras estimaciones apuntan a que este año el mar padecerá de un incremento al que sufrió en el 2019, año en que causó estragos económicos y ecológicos en la región.
Por ejemplo, Esteban Amaro, encargado de la Red de Monitoreo del Sargazo Cancún, da seguimiento al comportamiento de la macroalga en las costas del estado mexicano de Quintana Roo (sureste del país) y explica que este mes de abril reportaron que en 26 de casi 80 puntos estudiados hay una presencia “abundante” de sargazo.
Sus investigaciones coinciden con un reciente informe de la Universidad del Sur de Florida que identifica que la superficie de la mancha de sargazo aumentó de una superficie de 44 kilómetros cuadrados a principio de este año hasta los 239 en marzo, para luego escalar a los 1.036 km2.
Ello significa un aumento de 333% en comparación con el mes previo, de acuerdo con el último reporte de esta institución académica, llevado a cabo con la NASA. No obstante, todavía queda lejos del récord registrado en 2018, cuando llegó hasta los 2.800 kilómetros cuadrados, una cantidad de sargazo nunca vista en México.
Vigilar el sargazo
En Cancún se han recolectado en lo que va del año, y tan solo en las 12 playas públicas existentes, 2.392 toneladas del material, según informa Francisco Díaz Lara, encargado de despacho de la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat) local.
En la última reunión del Consejo Técnico Asesor del Sargazo de Quintana Roo, de mediados de marzo, quedaron patentes las medidas necesarias para hacer frente al problema a nivel estatal: un sistema de monitoreo local, lineamientos para la recolecta y la elaboración de una Norma Oficial Mexicana (NOM) para su aprovechamiento sustentable.


Todas ellas, cuenta Rosa Rodríguez, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y quien hace algunos meses abandonó el grupo asesor, se han solicitado desde hace años.
La especialista alertó de la presencia de metales pesados en la macroalga, los nutrientes que aporta al ecosistema marino y lo letal que fue para algunas especies de peces.
Al menos tres empresas que han manifestado su interés por aprovechar, a escala industrial, el sargazo. Sin embargo, se han topado con trabas burocráticas.
Rodríguez explica que el problema radica en que el sargazo sigue sin aparecer en la Carta Nacional Pesquera, que contiene información que permite conocer la forma más adecuada para extraer especies marinas susceptibles de aprovechamiento sin que ello altere el equilibrio ecológico.
