Un reciente estudio ha puesto de manifiesto la escasa conexión que existe entre las áreas protegidas del mundo a través de territorio intacto. Lograr una buena dependencia entre ellas es clave para alcanzar los objetivos sobre la biodiversidad debido a las funciones ecológicas que desempeñan



Uno de los grandes objetivos marcados en la agenda de biodiversidad para el próximo decenio es la ampliación de las áreas protegidas para que cubran un 17% del total de las áreas terrestres y un 10% de las zonas marinas. Sin embargo, no se trata de la única meta en este sentido, sino los agentes involucrados deberán procurar que esas regiones se encuentren en perfecta conexión.
Esto es porque los paisajes protegidos y estructuralmente conectados permiten el correcto funcionamiento de diversos mecanismos y funciones ecológicas, como la dispersión y migración de los animales, clave en un futuro donde los animales van a estar sometidos a mayores movimientos por el cambio climático.
No obstante, y de acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature, tan solo un 9,7% de la tierra protegida puede considerarse estar bajo una estructura conectada. Para los autores del hallazgo, esto significa que muy pocas áreas protegidas poseen un camino continuo a través de tierras intactas que conecten sus límites geográficos marcados.
Desde el punto de vista continental, Oceanía es la región que más áreas protegidas interconectadas posee, con un 16,8%, seguido de América en su conjunto, con un 14.8%. En la otra cara de la moneda se encuentran Asia, con un 3,2%, África, con un 0,5%, y Europa, con un 0,3%.El caso de Europa se trata de una completa ironía ya que, a lo largo de los últimos 25 años, la Unión Europea se ha encargado de construir una de las mayores redes de espacios naturales del mundo, la Red Natura 2000, que aglutina más de 26.000 áreas protegidas en más de un millón de kilómetros cuadrados a lo largo y ancho del continente.
La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) ya puso de manifiesto el problema de fragmentación en uno de sus últimos informes y ahora el estudio de Nature vuelve a poner la crítica sobre el continente expresando que, además de en Asia y África, “la mayoría de los territorios con un nivel bajo de conectividad se hallan en Europa, un lugar donde se esperaría todo lo contrario».
“Solo nueve, el 4,6%, de los países han protegido una cifra superior al 17% de su territorio y mantener, al menos, el 50% de esas áreas en un buen estado de conectividad. Mientras, la gran mayoría, un 76,4%, poseen pocos territorios intactos con bajas proporciones de áreas protegidas conectadas”, declaran los autores en el estudio.
“Esto demuestra que, si bien están cumpliendo con los objetivos de creación de áreas protegidas, no ocurre lo mismo con la conectividad de ellos, ya que el territorio ampliamente modificado por los impactos antropogénicos impide su correcta conexión”, añaden los expertos.
Esta falta de conexión sugiere a los autores que los objetivos para prevenir una mayor pérdida de biodiversidad de aquí hasta los próximos años claramente se verán comprometidos sin un mayor esfuerzo por parte de los agentes por no solo crear más áreas protegidas, sino por preservar y restaurar los hábitats naturales más allá de las propias fronteras de las áreas bajo protección.
“Nuestros hallazgos muestran que incluso si la humanidad tuviera éxito en detener la degradación de todos los ecosistemas intactos restantes, todavía habría muchas áreas protegidas aisladas dado que la matriz circundante ya ha sido muy alterada. Como tal, también existe la necesidad de crear una amplia agenda de restauración para aumentar rápidamente la conectividad estructural entre áreas reservadas para la conservación”, concluyen los expertos.
