El mundo mejora la cantidad pero no la calidad de las áreas protegidas

El mundo mejora la cantidad pero no la calidad de las áreas protegidas

Desde 2010 hasta la fecha, el aumento del número de kilómetros de áreas terrestres y marinas protegidas ha sido notable, pero un tercio de estas zonas clave de biodiversidad carecen de cobertura adecuada y menos del 8% de la tierra está protegida y conectada a la vez


El planeta tiene ante si una gran oportunidad de abordar la crisis a la que se enfrenta la naturaleza. La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve la amenaza que representa la pérdida de biodiversidad no solo para la salud de los ecosistemas, sino también para la salud de los seres humanos, generando un nuevo impulso para aprovechar al máximo los beneficios de las áreas protegidas y conservadas. En este sentido, el próximo conjunto de objetivos mundiales de biodiversidad, que se acordará en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad en Kunming, China, en octubre de 2021, será clave para avanzar por el buen camino. Pero, para ello, el mundo necesita reflexionar y aprender de los avances realizados en relación con las 20 metas establecidas para la naturaleza hace justo una década en Aichi (Japón), especialmente en lo relativo al objetivo 11 sobre áreas protegidas y conservadas.

Ese es precisamente la función principal del nuevo informe del Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente (PNUMA-WCMC) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), elaborado con el apoyo de la National Geographic Society y titulado Planeta Protegido, que revela que, desde 2010 hasta la fecha, el progreso en esta materia ha sido notable: un 42% de los más de 22 millones de km2 de tierra y 28 millones de km2 de océano conservados se agregaron en la última década. Un importante aumento en cantidad que sin embargo no se traduce del todo en la calidad de las áreas protegidas: un tercio de las áreas clave de biodiversidad carecen de cobertura y menos de 8% de la tierra está protegida y conectada a la vez.

En concreto, la meta número 11 de Aichi incluía el objetivo de proteger al menos 17% de la tierra y las aguas continentales y 10% del medio marino. En la actualidad, 22,5 millones de km2 (16,64%) de ecosistemas terrestres y aguas continentales y 28,1 millones de km2 (7,74%) de aguas costeras y océano se encuentran dentro de áreas protegidas y conservadas documentadas. De hecho, la cobertura terrestre superará considerablemente el objetivo de 17% cuando los datos de todas las áreas estén disponibles, ya que muchas de estas zonas vitales siguen sin registrarse.

El mayor crecimiento en áreas protegidas en este período de 10 años ha sido en áreas marinas y costeras, donde el 68% del área de la red actual tiene menos de diez años. Sin embargo, el principal problema está en que, para ser eficaces, las áreas protegidas y conservadas deben incluir lugares importantes para la biodiversidad, pero un tercio de las áreas clave en materia de biodiversidad, ya sea en tierra, aguas continentales o el océano, todavía no tienen protección alguna, según el informe.

“En los últimos años se han logrado grandes avances en el fortalecimiento de la red global de áreas protegidas y conservadas, las cuales juegan un papel crucial para abordar la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, designarlas y contabilizarlas no es suficiente; es necesario que se administren de manera eficaz y que se gestionen de manera equitativa para que sus múltiples beneficios se aprovechen a escala local y global y para asegurar un futuro mejor para las personas y el planeta”, ha explicado Neville Ash, director de PNUMA-WCMC.

Eficacia y equidad

Otro elemento vital para la eficacia de las áreas protegidas es su conectividad, un atributo imprescindible para permitir que las especies se muevan y los procesos ecológicos funcionen. En este sentido, aunque ha habido una mejora en tiempos recientes, menos de 8% de la tierra está protegida y conectada a la vez, una cifra muy por debajo de la proporción de 17% de la superficie terrestre que ahora está bajo protección. Asimismo, hace falta garantizar que las áreas circundantes se gestionen adecuadamente para mantener los valores de la biodiversidad.

El informe hace un llamado a que, además de designar nuevas áreas, se identifiquen y reconozcan las áreas protegidas y conservadas que ya existen, mediante la contabilización de los esfuerzos de los pueblos indígenas, las comunidades locales y las entidades privadas y el reconocimiento de sus derechos y responsabilidades. Los esfuerzos de conservación de estos custodios siguen siendo infravalorados y subestimados, no obstante la importancia de sus contribuciones para asegurar un futuro para la biodiversidad. Por otro lado, los autores del informe también encuentran que es necesario hacer más para administrar las áreas protegidas y conservadas de manera equitativa, de modo que los costes de conservación no sean asumidos por la población local mientras que otros disfruten de sus beneficios. Esto es clave para construir redes de conservación que cuenten con el apoyo y la participación de todas las personas en todas partes.

“La UICN reconoce el enorme progreso logrado, en particular en la última década, con una proporción cada vez mayor del globo cubierta por áreas protegidas. Dado que la biodiversidad continúa disminuyendo, ahora pedimos a las Partes en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica de Kunming que establezcan un objetivo ambicioso, de proteger 30% de la tierra, el agua dulce y los océanos para 2030. Estas áreas deberán ubicarse de manera óptima para proteger la diversidad de la vida en la Tierra, administrarse de manera efectiva y gobernarse equitativamente”, ha asegurado Bruno Oberle, director general de la UICN.

Según apunta el PNUMA, al proteger áreas intactas y restaurar ecosistemas degradados, los países pueden crear una red que ayude a detener y revertir la pérdida de biodiversidad, mantenga los servicios ecosistémicos esenciales, apoye a la sociedad para enfrentar y adaptarse al cambio climático y reduzca el riesgo de futuras pandemias. Es más, si se gestionan de manera eficaz, las áreas protegidas y conservadas pueden ayudar a prevenir una mayor degradación de los ecosistemas y consolidar el progreso a lo largo del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas que se lanzará oficialmente el próximo 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente.



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