Con el registro de los primeros avistamientos del año, los expertos dan comienzo a la nueva temporada del mosquito tigre en España, una especie invasora capaz de transmitir hasta 22 tipos de virus diferentes, pero no el coronavirus



San Cugat del Vallès, en Barcelona, fue el escenario en el 2004 de un suceso atípico en nuestro país. En aquel momento, los científicos detectaron en el municipio la presencia del mosquito tigre (Aedes Albopictus), una especie endémica de Asia que empezó a invadir Europa en la década de los 80.
Con todas las precauciones y medidas tomadas en aquel instante, se apuntó que el mosquito tigre no iba a permanecer mucho tiempo en nuestro país, pero después de 16 años, los científicos apuntan a que este se ha venido para quedarse.
«En 2020 podemos esperar menos probabilidad de casos autóctonos de estas enfermedades por el descenso de la movilidad», explican desde el CREAF
Este mosquito supone un peligro para la población española, ya que los especímenes del género Aedes son capaces de transmitir hasta 22 tipos de virus diferentes como el dengue, el zika o el chikungunya.
Solo en España, el año pasado se expusieron a los riesgos de este mosquito unos 70 millones de personas, entre residentes y turistas, y se registró un aumento de casos registrados de habitantes infectados por esos virus no endémicos de en nuestro país. Según el Ministerio de Sanidad, esto puede suponer “un riesgo” debido a la posible aparición de casos autóctonos, como los que se dieron por dengue en el año 2018 en Andalucía, la Región de Murcia y Cataluña.
“La presencia de casos importados en España, así como la existencia de vector competente hacen posible la aparición de casos autóctonos de transmisión vectorial con una probabilidad moderada”, señala un informe de evaluación del Ministerio de Sanidad.
No obstante, diversos expertos, como los de la organización Mundial de la Salud (OMS) confirman que estos mosquitos no son capaces de transmitir el SARS-CoV-2. Hay razones para pensar que sí, ya que si un mosquito pica a una persona infectada con coronavirus, el mosquito puede transportar la sangre e inyectársela parcialmente a otra persona.No obstante, los expertos señalan esta nueva enfermedad solo puede contraerse si el virus alcanza nuestros conductos respiratorios, y no está demostrado que el coronavirus pueda infectar a través de torrente sanguíneo.
Por otro lado, y al igual que sucede con otros virus importantes como el VIH o el ébola, el propio mosquito destruye los virus cuando digiere la sangre contaminada, impidiendo que los patógenos puedan infectar al mosquito y, como consecuencia, la saliva que nos inyectan como anticoagulante y que es la responsable de transmitir las enfermedades.
“Cuando un mosquito nos pica, inyecta su saliva, no la sangre. La sangre contaminada va a parar a su estómago, donde la digestión destruye los virus. Así sucede por ejemplo con el VIH, y con casi todos los demás. Para que un virus pueda ser transmitido por un mosquito debe superar un gran número de barreras, cosa que no es nada fácil”, explican desde Mosquito Alert.
Para que un mosquito pueda transmitir un virus, el patógeno debe traspasar cuatro principales barreras. La primera de ellas es la digestión del mosquito, donde debe hacer frente a este “medio hostil” y lograr reproducirse en las células epiteliales del intestino.
Si logra superar este obstáculo, y a la barrera basal que rodea al intestino, que se presenta como su segunda barrera, después debería alcanzar las glándulas salivares. Si consigue y se replica allí, un mosquito podrá infectar a las personas.
En cuarto lugar, se encuentra el propio sistema inmunológico del mosquito, que tratará de luchar contra el invasor e, incluso, el mismo virus, ya que si este es muy virulento terminará matando al huésped.
“Sólo los virus especializados son capaces de realizar esta travesía por el mosquito sin sucumbir en ninguna de sus barreras defensivas”, explican desde Mosquito Alert.
Fruto del cambio climático
Poco a poco, el mosquito tigre se ha ido haciendo un hueco en el territorio español hasta conseguir a partir del 2014 su completa instauración en nuestro país. Pero ¿cómo ha sido posible que este mosquito haya podido adaptarse tan bien a una zona geográfica como es la de España u otros países europeos?
La respuesta que ofrecen los científicos apunta a una misma dirección: el cambio climático. “Los mosquitos son muy sensibles a los factores climáticos”, expone un balance sobre especies invasoras realizado gobierno de España.
En este caso, los mosquitos tigres arraigan en zonas cálidas como en la que se está transformando España durante los últimos años, una circunstancia climática que, además, aumentan sus posibilidades de sobrevivir y reproducirse.
“Las sequías en zonas húmedas ralentizan los cursos de los ríos, dando origen a zonas potenciales de ser usadas como criaderos por los mosquitos. Por otro lado, la destrucción de la biodiversidad favorece a los mosquitos”, detalla el documento.
En este sentido, Fernando Valladares comentó a El Ágora que los mosquitos invasores, al igual que otros insectos como las garrapatas, ven en España un lugar perfecto para asentarse debido a que cada vez hay menos depredadores que los puedan contener, aumentando la posibilidad de contagió dentro de nuestras fronteras.
Además de con el mosquito tigre, los científicos del CREAF advierten que este año deberemos convivir con otros dos mosquitos del género Aedes.
En primer lugar, el Aedes japonicus, un mosquito de origen asiático que se detectó a través de la app en 2018 en Asturias y que en el año 2019 se ha confirmado su presencia y expansión a Cantabria.
El otro invasor es el Aedes aegypti, el mosquito de la fiebre amarilla originario de África, que llegó a Canarias en 2017, aunque en esa ocasión se pudo eliminar gracias a la gestión local.
