Según la Comisión de Pesca y Fauna Silvestre de Florida (FWC), más de 1.100 manatíes murieron el año pasado en las costas de Florida. Organismos señalan que esta cifra se ha alcanzado debido a la inanición del animal, provocado por la contaminación del agua que mata los pastos



Los sirenios son los herbívoros más grandes del océano, pero su reputación viene condicionada por ser los responsables de dar vida a una de las leyendas más extendidas sobre los habitantes de los océanos: las sirenas. Ahora bien, cualquier parecido puede ser pura coincidencia pues los manatíes (Trichechus manatus), una de las especies más icónicas de los sirenios, poco se parecen a los protagonistas de las historias que inspiraron, a excepción de que están también de camino a convertirse en un mito, por lo menos en Florida.
La Comisión de Pesca y Fauna Silvestre de Florida (FWC) no ha detallado la razón de por qué las conocidas como vacas marinas están desapareciendo, pero sí ha ofrecido datos de la hecatombe que han vivido los manatíes durante el 2021 en Florida. Según sus datos, solo en las costas del estado registraron 1.101 muertes de manatíes, que superan con creces las 637 de 2020, las 607 de 2019, las 824 de 2018, las 538 de 2017 y las 520 de 2016.
De hecho, el promedio de muertes de manatíes se encuentra en 625, según la FWC. Para Dave Tomasko, director ejecutivo del Programa del Estuario de la Bahía de Sarasota, las muertes de 2021 equivalen al 10% de la población actual de manatíes en Florida, que calculó en unos 6.000. «Es como si hubieran muerto 33 millones de estadounidenses«, ha señalado la Comisión para ilustrar la magnitud del problema.
En cuanto a las circunstancias de las muertes, FWC ha indicado que se realizaron autopsias a 461 de los 1.101 manatíes muertos, pudiendo saber de este modo que 103 murieron en choques con embarcaciones, siete en accidentes con compuertas y siete por otras actividades humanas. Los forenses incluyeron 184 casos en la categoría de muerte natural y 101 en la muerte perinatal.
Para los expertos como Cynthia Stringfield, veterinaria de ZooTampa, la mayoría de las muertes se están registrando en la costa este de Florida, en el norte de Indian River Lagoon, donde los manatíes se agrupan en los meses más fríos para encontrar comida y mantenerse calientes en el calor generado por una planta de energía cercana.


Allí precisamente se aprecia el principal artífice de su muerte: la falta de alimento. Según han señalado, la principal fuente de alimento del mamífero vegetariano se ha agotado con los años debido a la proliferación de algas, causada por la contaminación de aguas residuales, los sistemas de alcantarillado y la escorrentía de fertilizantes.
En este sentido, tres grupos ambientalistas anunciaron en diciembre que iban a demandar a la gubernamental Agencia de Protección Ambiental (EPA) si no obligaba a tratar las aguas residuales que contaminan la laguna de Indian River y hacen proliferar las algas tóxicas que destruyen los pastos que son el alimento de los manatíes.
Earthjustice, que representa al Centro para la Diversidad Biológica de Florida, denunció entonces que este año «más de la mitad de las más de mil muertes de manatíes en Florida se debieron a la inanición«.
Junto con Save the Manatee Club y Defenders of Wildlife, Earthjustice señaló que la proliferación de algas tóxicas pone en evidencia «la insuficiencia de los estándares estatales de calidad del agua aprobados por el Gobierno federal».
Desde que entró en la Lista Roja, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) ha clasificado al Trichechus manatus como una especie vulnerable rodeado de nuevas amenazas entre las que destaca el desarrollo comercial y residencia, modificaciones del medio natural y la contaminación del medio.