Nematodos, los gusanos bioindicadores que son esenciales para la vida - EL ÁGORA DIARIO

Nematodos, los gusanos bioindicadores que son esenciales para la vida

Reyes Peña Santiago, catedrático de Zoología en la Universidad de Jaén, explica la importancia de estos seres como bioindicadores y recicladores de materia orgánica. Debido a su alta capacidad de adaptación, se han podido observar especies donde antes no estaban


Habitan el suelo, el agua o incluso el interior del cuerpo humano. Se alimentan de bacterias y algunos de ellos son capaces producir enfermedades entre las plantas o animales. Son un grupo muy antiguo y diverso que destaca, sobre todo, por poseer un alto valor ecológico. Pero ¿quiénes son estos seres tan singulares? Son los nematodos.

Los nematodos son unos “gusanos” microscópicos que habitan prácticamente en todos los lugares del mundo. Según explica Reyes Peña Santiago, catedrático de Zoología en la Universidad de Jaén, a El Ágora, estos seres abundan, sobre todo, en la materia orgánica del suelo. No obstante, explica que también están presentes en los sedimentos de los medios acuáticos e, incluso, en zonas áridas, como las dunas cercanas a las costas.

«Los nematodos realizan una función ecológica muy importante. Además, son perfectos bioindicadores»

Esto se debe, principalmente, a su enorme biodiversidad y a su increíble adaptabilidad a los distintos ecosistemas. Unas características que les han hecho llegar a explotar diversas formas de vida, como las plantas o, incluso los seres humanos.

A pesar de la variedad de especies y funciones, Reyes Peña Santiago indica que la mayoría de ellas realizan principalmente dos actividades fundamentales.

Por un lado, los nematodos realizan una importante labor ecológica al procesar la materia orgánica del suelo y sedimento: “Intervienen en la red trófica, en el intercambio de materia y energía que hay en el suelo. En definitiva, participan en la descomposición de materia orgánica y devuelven los nutrientes al suelo”, explica el experto.

Por el otro, y no menos importante, subraya que estos pequeños seres son unos grandes bioindicadores que reaccionan con gran facilidad a los cambios de los ecosistemas. “Se sabe que son muy sensibles a los cambios en su hábitat. Si se realizan transformaciones en su medio, el número de especies y de sus individuos se verán mermados”, añade.

En este sentido, Reyes Peña indica que, gracias a ellos, se puede saber la calidad de los suelos o del agua del medio en el que viven.

Como ejemplo de su adaptabilidad y de su capacidad de bioindicador, hace dos años, en Jaén, una de las zonas de estudio que investiga el catedrático, se encontraron ejemplares de nematodos que se habían adaptado a vivir a entornos áridos, cuando normalmente estaban acostumbrados a habitar zonas húmedas.

nematodos
Caenorhabditis elegans en movimiento | Wikipedia

Por otro lado, también se encontraron especies de nematodos que normalmente viven en entornos áridos en zonas donde habitualmente no deberían estar, como en dunas cercanas a la costa. “Hemos encontrado nematodos en el litoral que son semejantes a los que se pueden observar en África o en Asia menor”.

En un futuro, estos cambios pueden servir a los científicos, por ejemplo, para detectar procesos de desertificación. Aunque, de momento, según argumenta Reyes Peña Santiago, aun no existen suficientes datos obtenidos por los nematodos para poder cuantificar si realmente está existiendo ese tipo de tendencia.

La agricultura, nefasta para los nematodos

Reyes Peña Santiago ha recogido muestras de nematodos que habitan los suelos por toda Andalucía y gran parte de España. Sobre todo, se ha centrado en medios de cultivo y los espacios naturales protegidos y, según explica, ha encontrado grandes diferencias entre unos espacios y otros.

“En los espacios protegidos hemos observado un mayor número de nematodos que en las zonas dedicadas a la agricultura”, resalta.

Para el experto, esta tendencia es algo “normal” ya que el suelo agrícola es un medio que está siendo constantemente bombardeado por productos químicos. Estos, aunque han logrado mantener a raya a algunas especies, a otras, las parásitas de las plantas, las ha endurecido y ahora se han adaptado a ellos.

Un fenómeno que, aunque pueda parecer negativo para los agricultores, en realidad positivo, ya que, “si algún día llegasen a matar a todos nematodos de una zona, lo único que se lograría es que el suelo quedase inerte”, subraya. “La imposibilidad de reciclar la materia orgánica inhabilitaría la vida”, concluye.



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