La Asamblea General de las Naciones Unidas celebra hoy la Cumbre de la Biodiversidad en un contexto donde la pandemia del coronavirus, junto a otros indicadores, nos avisa de que se nos acaba el tiempo para actuar y aumentar nuestra ambición en favor de la salud de los ecosistemas del planeta



“Se avecina una emergencia planetaria impulsada por la doble amenaza de la crisis climática y el colapso de la biodiversidad, que amenaza a las personas y a nuestro mundo. Estamos en guerra con la naturaleza y la naturaleza está contratacando”
Estas palabras de António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más que una declaración de guerra, son una advertencia de lo que nos puede suceder a nosotros y al mundo entero si nos obcecamos en seguir esa senda de desarrollo que comenzamos hace más de 200 años.
Una senda en la que no solo están presente esas ingentes cantidades de gases de efecto invernadero que han incrementado la temperatura de nuestro planeta en 1,1 grados centígrados, sino una senda marcada por la vertiginosa reducción de la biodiversidad de nuestro mundo y de la destrucción de los ecosistemas.
Informes como Planeta Vivo, elaborado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), destacan que la fauna salvaje ha caído en un 68% desde 1970 debido a nuestro modelo de desarrollo. Para la ONU, somos los artífices del mayor caso de extinción desde que desaparecieron los dinosaurios hace 65 millones de años.
Los ecosistemas, por su parte, han sufrido una degradación sin precedentes. Los casos más sonados se ubican en el ártico, donde el exceso de calor en el planeta ha comenzado a descongelar el permafrost y el hielo marino a uno niveles nunca visto.
Cambio climático y reducción de biodiversidad, unidos
Aunque parezcan términos distintos, los científicos destacan que la pérdida de la biodiversidad y el cambio climático son fenómenos que están intrínsecamente relacionados y ninguno de los dos podrá solucionarse si no se abordan de manera conjunta.
“El cambio climático no sólo afecta negativamente la biodiversidad, las tierras y la calidad del aire y el agua, sino que a su vez se ve impulsado por los impactos que estos reciben. Si bien el cambio climático no ha sido el principal motor de la pérdida de biodiversidad hasta la fecha, se prevé que sea tan importante o más que los otros motores en las próximas décadas”, han destacado científicos el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en un comunicado.
“Por lo tanto, es fundamental que estos problemas se aborden simultáneamente a través de políticas y tecnologías que trabajen unidas para maximizar los beneficios, al tiempo que se minimizan las consecuencias no deseadas”, afirman.
Por poner un ejemplo, la extensión de hielo en aguas árticas en verano se ha situado en mínimos históricos: ahora nos encontramos con la mitad de hielo que observábamos hace 40 años en esta estación. Por no hablar de la notable reducción de superficie arbolada en el mundo o el grado de contaminación plástica al que están llegando nuestros océanos.
Todos estos factores unidos nos están conduciendo a alcanzar los llamados puntos de inflexión, umbrales que, si se llegan a sobrepasar, cambiarán el mundo tal y como lo conocemos y nos impulsarán hacia un ‘nuevo planeta’ con condiciones más hostiles que imposibilitarán la vida tal y como la conocemos.
El derretimiento del permafrost es uno de ellos, la desaparición de la selva Amazónica otro, pero hay muchos más que, de hecho, ya han puesto en marcha las armas de las que dispone la naturaleza.
Hace varios años, la destrucción de los ecosistemas redujo las barreras naturales que nos separaban de virus zoonóticos desconocidos y, a pesar de las advertencias, seguimos caminando por esa misma senda. Apenas seis años de la aparición de la crisis del ébola, el mundo ha tenido que hacer frente a otro patógeno letal que ya se ha cobrado la vida de un millón de personas.
Puede parecer impresionante, pero la COVID-19 es solo una pequeña muestra de las consecuencias que acarreará la destrucción de la biodiversidad de nuestro mundo. Para algunos, este suceso habrá sido producto del azar, pero los datos no dejan lugar a dudas: el mundo está cambiando y nosotros somos el motivo.
Una década vital
No podemos ignorar que nuestra supervivencia y la de otras muchas especies está supeditada al correcto mantenimiento de la biodiversidad y de los ecosistemas, que nos proveen alimentos, agua limpia e, incluso, medicamento con los que hacer frente a patógenos como el coronavirus.
En vista de la importancia que suscita el medio ambiente sobre nuestras vidas, las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) se reunieron en la ciudad japonesa de Aichi para establecer las Metas de Aichi, un compendio de 20 metas agrupadas en torno a cinco objetivos estratégicos para detener la pérdida de biodiversidad y degradación de los ecosistemas antes del 2020.
Sin embargo, y repitiendo la historia, el quinto informe de Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica, elaborado por Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU, concluyó que la humanidad tan solo sería capaz de alcanzar, y parcialmente, seis de las 20 para finales de este año.“Este informe demuestra que la humanidad se encuentra en una encrucijada con respecto al legado que desea dejar a las generaciones futuras”, aseguró durante la presentación del informe la secretaria ejecutiva del CDB, Elizabeth Maruma Mrema.
En vista de que la ciencia ha señalado que solo nos quedan 10 años para revertir y mitigar los daños causados en el planeta, los líderes mundiales se han apresurado en remar todos en dirección hacia la sostenibilidad y firmaron este lunes el “Compromiso de los líderes por la Naturaleza”, un documento que respalda la toma de acciones decisivas sobre la naturaleza para proteger la salud del planeta y revertir la pérdida de la biodiversidad antes de 2030.
Para reforzar ese compromiso y ambición, la Asamblea General de las Naciones Unidas convoca hoy, miércoles 30 de septiembre, la Cumbre de la Biodiversidad de las Naciones Unidas bajo el lema «Acción urgente sobre la biodiversidad para el Desarrollo Sostenible».
La Cumbre destacará la crisis que enfrenta la humanidad por la degradación de la biodiversidad y la urgente necesidad de acelerar la acción sobre la biodiversidad para el desarrollo sostenible.
Asimismo, brindará una oportunidad para que los Jefes de Estado y de Gobierno y otros líderes aumenten la ambición para el desarrollo del marco mundial de la diversidad biológica posterior a 2020 que se adoptará en la decimoquinta Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica en 2021.
El segmento de apertura y la sesión plenaria destacarán las conexiones entre la biodiversidad, las sociedades y las economías. A esto le seguirán dos diálogos de líderes sobre cómo abordar la pérdida de diversidad biológica e incorporar la diversidad biológica para el desarrollo sostenible y sobre el aprovechamiento de la ciencia, la tecnología y la innovación, la creación de capacidad, el acceso y distribución de beneficios, la financiación y las asociaciones para la diversidad biológica.
“Se espera durante este acto que todos los líderes mundiales declaren los compromisos de sus países con la naturaleza y un marco de biodiversidad posterior a 2020”, ha declarado la ONU.
Con motivo de la convocatoria, grupos ecologistas, como Ecologistas en Acción, han pedido al Gobierno que se comprometa públicamente a aprobar en el primer trimestre de 2021 un plan estatal de emergencia para detener la pérdida de biodiversidad.
Además, la ONG pide que incluya en su discurso de hoy menciones específicas y relevantes para lograr que en España se empiecen a adoptar medidas para cumplir las metas mundiales de diversidad biológica, incluidas las de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y para hacer realidad la visión “Vivir en armonía con la naturaleza”, algo a lo que el Gobierno se comprometió en 2010, «pero que no ha cumplido».
En otro comunicado, Marco Lambertini, director general de WWF internacional, señala que «la pérdida de la naturaleza y la biodiversidad es tan grave que plantea serios riesgos para nuestra salud, economía y modos de vida«.
“Las pandemias, los incendios forestales, la disminución de la vida silvestre y el cambio climático son síntomas de nuestra relación peligrosamente desequilibrada con el mundo natural. No podemos ignorarlo más y debemos actuar con decisión».
«Hacemos un llamamiento a todos los líderes para que aprovechen la próxima Cumbre de la ONU sobre Biodiversidad. Juntos deben desarrollar y acordar un plan compartido para las negociaciones sobre biodiversidad y clima programadas para el próximo año, para asegurar un futuro neutro en carbono, positivo para la naturaleza y equitativo para todos. Nunca ha habido un momento más crucial para actuar por la naturaleza que ahora».
